Arturo Ripstein: talento mexicano
El prestigioso director vendrá a la Argentina para dictar un seminario sobre la realización de guiones cinematográficos, en el Malba, donde hoy comenzará una retrospectiva que incluye siete de sus películas
Su visión de la vida sigue siendo descarnada, oscura, desencantada, aunque alguna vez alguien dijo que el director mexicano Arturo Ripstein es capaz de encantar hasta a las serpientes. Años atrás para él fue un elogio que una espectadora se desmayara en una función de la película "La mujer del puerto" y que muchos intentaran por todos los medios dejar la sala durante "Profundo carmesí" ante la virulencia de la historia de esos asesinos seriales amantes. (Ahora, el realizador planea editar un DVD con las imágenes más revulsivas de esa película). Ya lo dijo él mismo alguna vez: sus películas son el pálido reflejo del horror nacional en el que nació hace 62 años.
Tampoco es un ogro Ripstein. Y es cierto que tiene también sus fieles espectadores, admiradores de su intrincada visión de las historias de infierno social y de sus estilizadas y coloridas puestas. Y con sus películas ha sido un invitado frecuente en el festival de Cannes.
Pero antes de que el director de "Principio y fin", "La reina de la noche", "El coronel no tiene quien le escriba" y "El evangelio de las maravillas" llegue a Buenos Aires, advierte por teléfono a LA NACION que "nunca permitiría una retrospectiva completa de mi obra porque hay unas películas espantosas. Me arrepiento de haber hecho una enorme cantidad de películas. Pero por suerte, de las que se verán en Buenos Aires no me arrepiento tan absolutamente".
El lector podrá preguntarse: ¿para qué viene entonces Ripstein, a castigarnos? No. Vendrá junto a su mujer y coequiper, Paz Alicia Garciadiego, para dictar un seminario sobre realización de guión, el 15 de este mes, en el Malba, que estará precedido por una selección de sus películas -algunas de ellas inéditas en el país- cuya exhibición comienza hoy.
"No es exactamente un seminario -aclara con modestia Ripstein- porque tengo ciertas limitaciones para hablar de cine; no soy profesor de eso. Tengo opiniones, pero dictar una cátedra está un poco fuera de mi competencia. Y no tengo la objetividad ni la distancia para hablar de mi obra a pesar de que ciertas películas mías ya las veo como si fueran de otros. Yo no tengo por qué hacer una crítica razonada ni un catálogo de mis trabajos, pero sí puedo recordar por qué hice tal cosa o dejé de hacer tal otra. Y como la memoria es porosa da para un buen juego de inventos.
Además se verán algunas de mis primeras cosas, de cuando yo era un joven de 27 años. La distancia da más para la nostalgia y la memoria, más que para la reflexión y la teoría. Porque lejos de mis pretensiones está hacer un análisis crítico, razonado, antropológico, sociológico o lo que sea de por qué hice cada película".
De la filmografía de Ripstein compuesta por una treintena de películas, se verán apenas siete, y la elección de los films fue también azarosa, según Ripstein. Entre ellas, una de sus primeras películas, "El castillo de la pureza" (1973), que se exhibirá en una copia restaurada; películas inéditas en la Argentina como "El santo oficio" (1974) y "Lecumberri" (1976); la ya estrenada "Profundo carmesí" (1996), y las últimas aún no exhibidas comercialmente: "La perdición de los hombres" (2000), "Así es la vida" (2000), "La virgen de la lujuria" (2002). El mismo lamenta que se hayan quedado fuera películas como "Principio y fin", "Fox Trot" o "La mujer del puerto", entre otras.
En la charla, Arturo Ripstein no se resiste a hacer una suerte de recorrido por su biofilmografía, dando saltos en los films que compondrán la muestra del Malba.
- Su última película, "La virgen de la lujuria", muestra un mayor interés por el contexto político de los personajes que por retratar la marginalidad de sus vidas, ¿por qué?
-En realidad, siguen interesándonos los mismos personajes. Al final de cuentas, poca antropología hacemos. Intentamos hacer la mayor cantidad de cine: imágenes, pulsiones, cadencias, líneas, que son las que nos llenan el corazón. Por otra parte, yo nunca tuve la vocación de hacer una película política. Y hasta traté de evitarlo tan pronto me di cuenta de que mis opiniones eran muy volátiles, entonces si plagaba de opiniones políticas mis películas se datarían muy pronto.
-La familia ha sido uno de los temas frecuentes de tus trabajos...
-Uno va encontrando ciertos caminos. La familia ha sido un tema de importancia en el cine mexicano y yo soy heredero de una tradición y un continuador, sólo que he intentado darle una vuelta. Concretamente he escogido hacer una serie de melodramas, pero más bien vistos desde el anverso de la moneda. El melodrama era exaltador de una serie de valores. Lo que yo hago es jugar más o menos con las reglas del juego, pero al final trato de mirarlas desde otro ángulo.
-El inicio fue "El castillo de la pureza", la historia de un hombre que encierra a su familia para preservarla de los males del mundo. Se la habían encargado a Luis Buñuel...
-Sí. Esa película se basó en un hecho real de los años cincuenta sobre un caso que generó mucho estruendo. Luego cuando surgió una obra de teatro, "Los motivos del lobo", a Dolores del Río se le ocurre hacer una película sobre esto, entonces llaman a Luis Buñuel, pero él se hace a un lado y generosamente dice: "Llamen a Ripstein", que en esa época era un jovencito de 27 años.
-Siempre se habla de tu vinculación cinematográfica con él, con quien trabajaste en "El ángel exterminador".
-Yo lo estuve visitando en esa película, pero nunca trabajé con él. A mí se me vincula más con Buñuel de lo que él hubiera querido. Yo no era su amigo. El tenía 63 y yo 18 cuando lo conocí. Le sigo teniendo admiración sin que eso me impida ver los patinazos y las cosas horribles que hizo el maestro. Y se me atribuyó una cercanía que no existió, y muchas veces han dicho que mis películas se parecen a las de Buñuel, lo que no es verdad.
- "El santo oficio", sobre la inquisición de los judíos en México, es curiosamente un poco solemne, ¿cómo la recordás con el paso del tiempo?
-Yo también la recuerdo así. Estaba inspirada en una serie de lineamientos que tenían un interés generacional. Pero si bien tiene algunos problemas, tuvo mucha relevancia. Había leído un ensayo de Seymour Goldman sobre la inquisición de los judíos en mi país y me interesó porque todas las películas que se habían hecho sobre la inquisición eran básicamente de Europa del Este o de algunos países donde la inquisición ha tenido alguna relevancia. En realidad, es más una película sobre la herejía, y en este caso, producida por judíos. Fue una película grande que reproducía una época, una realización que ahora en la raquítica producción nacional sería imposible de hacer.
-Tu incursión en el documental ha sido más televisiva, exceptuando la película de la cárcel de Lecumberri...
-Sí, para la TV hice muchísimos documentales, como "Singular" sobre un personaje que se volvía mitológico en Estados Unidos, el líder campesino César Chávez, o documentales sobre alcoholismo... Lecumberri, el llamado "el Palacio negro", es el paradigma de mi trabajo, y hay de todo porque uno siempre inventa. No hay una objetividad rigurosa de estas máquinas que ven la entrada de los establecimientos donde lo que pasa es exactamente lo que pasa y no hay nociones de relato o de estructura, que es de lo que la realidad carece, por eso uno inventa, hasta cierto punto, ¿no?
-¿Por qué planeás editar el DVD con la versión completa de "Profundo carmesí"? ¿Qué le falta?
-Fue una película difícil y la primera donde un productor me obliga a quitar escenas muy rabiosamente con la amenaza de no estrenarla. Son imágenes que puntualizan las muertes de la película. Por eso quiero intentar que el DVD muestre esos minutos de las muertes que faltan.
Programa
- "El castillo de la pureza" (1973), con Claudio Brook y Cecilia Leger.
- "El santo oficio" (1974), con Jorge Luke, Diana Bracho y Claudio Brook
- "Lecumberri" (1976), documental.
- "Profundo carmesí" (1996), con Daniel Giménez Cacho, Regina Orozco y Marisa Paredes.
- "La perdición de los hombres" (2000), con Patricia R. Espíndola, Rafael Inclán y Luis Felipe Tovar.
- "Así es la vida" (2000), con Arcelia Ramírez, Patricia R. Espíndola y Luis F. Tovar.
- "La virgen de la lujuria" (2002), con Luis F. Tovar, Ariadna Gil, Patricia R. Espíndola y Juan Diego.
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