"El horror, el horror". La palabra susurrada y repetida por la voz inconfundible de Marlon Brando, interpretando al Coronel Kurtz en Apocalypse Now, es un testimonio de lo que ha visto en esa guerra, de las peores acciones del ser humano, de la locura. Pero bien podría utilizarse para resumir el rodaje de la película de Francis Ford Coppola , una odisea que duró un año y medio, durante el cual un tifón y el ataque cardíaco del protagonista del film fueron sólo algunos de los problemas que enfrentó la producción.
El final de la historia de Apocalypse Now es feliz. La película fue premiada con la Palma de Oro del Festival de Cannes y dos Oscar (a mejor fotografía y mejor sonido); con el tiempo se convirtió en un clásico de la historia del cine, que va más allá del retrato de los horrores de la guerra de Vietnam y se establece como un tratado sobre la vida, la muerte y la locura. En 2001, Coppola pudo darse el gusto de hacer Apocalypse Now Redux, una remasterización del film con el agregado de secuencias que en su momento no pudo incluir en la versión que se estrenó en agosto de 1979.
Llegar a ese éxito fue un verdadero descenso a los infiernos para Coppola, quien no fue el primer director involucrado con Apocalypse Now. El guion escrito por John Milius, basado en El corazón de las tinieblas, de Joseph Conrad, iba a ser dirigido por George Lucas, con el realizador de El padrino como productor. Pero en 1976 Lucas prefirió esperar para embarcarse en ese rodaje porque estaba trabajando en el guion de Star Wars. Entonces Coppola se apropió del proyecto y siguió adelante, intentando no tener que recurrir a los estudios para conseguir financiación, lo cual terminaría llevándolo a poner en riesgo su patrimonio para poder hacer la película manteniendo el control total.
Según cuenta Peter Biskind en su libro sobre el Hollywood de los 70, Easy Riders, Raging Bulls, Coppola llamó a Roger Corman, con quien había trabajado, para pedirle consejo sobre filmar en las Filipinas. "No vayas", fue la respuesta tajante del productor. Pero ya era demasiado tarde. El director, que a los 37 años ya tenía en su haber el enorme éxito de las dos primeras entregas de El padrino, partió con su toda su familia al rodaje que se suponía iba a durar cuatro meses, pero se extendió a un año y medio.
La situación en Filipinas era complicada, la logística de filmar en la selva resultó un desafío y los helicópteros prestados por el gobierno que se utilizaban en la filmación tenían que abandonar el rodaje constantemente para ser utilizados para aplacar la rebelión de quienes estaban en contra de la dictadura de Ferdinand Marcos. En medio de todo eso, Coppola echaba y contrataba gente, vivía con lujos extravagantes y reescribía el guion de Milius para adaptarlo a su visión. A poco tiempo de empezar a rodar decidió también cambiar a su protagonista, despidiendo a Harvey Keitel y llamando a Martin Sheen para que tome el papel de Willard y se una al elenco que integraban Robert Duvall, Harrison Ford y un jovencísimo Laurence Fishburne, entre otros.
A los problemas propios de una producción desorganizada y un director megalómano se le sumó unos meses después la llegada de un tifón que destruyó parte de los sets de la película. El rodaje tuvo que ser suspendido durante dos meses para poder reconstruirlos. Para ese entonces la película ya estaba seis semanas atrasada y tres millones de dólares por encima de su presupuesto.
Cuando retomaron el rodaje apareció otra complicación: Marlon Brando . La estrella de El padrino llegó para filmar sus escenas sin preparación de su personaje, crucial para la historia. La filmación quedó casi frenada mientras Coppola trabajaba con el actor siguiendo las pistas que da Conrad en su novela sobre el coronel Kurtz. El costo de la producción se elevaba 50 mil dólares más por día con Brando en el set y además había problemas con otro actor conflictivo que participaba en esa parte del film, Dennis Hopper .
Mientras tanto, la escenografía para esas escenas tenía algunos detalles demasiado realistas. El lugar estaba infestado de ratas y al diseñador de producción, Dean Tavoularis, le parecía que agregaba un toque de realidad a la atmósfera. Pero había algo peor: los encargados de la utilería tenían en una carpa ubicada detrás del lugar donde se servía la comida una fila de cadáveres humanos y reales listos para ser utilizados como parte del decorado. Quien los proveía había dicho que los conseguía en las morgues donde iban a ser utilizados por estudiantes de medicina pero, en realidad, resultó ser un profanador de tumbas. La policía apareció en el rodaje y retuvo los pasaportes del equipo hasta que se aclaró la situación y los cuerpos fueron retirados.
Otro de los inesperados problemas con Brando fue que no pudieron conseguir el uniforme que querían para el Coronel Kurtz en el talle extra grande que el actor necesitaba. El director de fotografía Vittorio Storaro le propuso a Coppola presentarlo en penumbras y utilizando su sombra. De este problema y su solución surgió una de las más fascinantes presentaciones de un personaje de la historia del cine.
"Ese fue el epítome de la locura de esa producción", dijo Coppola sobre el período del rodaje en el que participó Brando, en una charla con Martin Sheen, recordando las penurias de la filmación de Apocalypse Now
Brando, el tifón y los desmanes del equipo técnico quedaron casi en el olvido cuando se presentó otro desastre que puso en peligro la continuidad del film. En marzo de 1977, poco antes de que se cumpliera un año desde el comienzo del rodaje, Sheen sufrió un infarto. El actor se recuperó con rapidez, pero tuvo que abandonar la filmación por seis semanas. Agobiado por la culpa, Coppola sufrió un ataque de convulsiones. A través del equipo circulaban rumores de que Sheen estaba al borde de la muerte y Coppola se encargó furiosamente de desmentirlos, temeroso de que la financiación del film que ya era tan frágil terminara de caerse. El director continuó filmando todo lo que pudo con el hermano del actor, Joe, como sustituto en los planos en los que no se le veía la cara.
Sheen volvió a filmar y luego completaron los primeros planos en Los Ángeles. El actor también tuvo que grabar luego la narración que su personaje hace en off. Cuando fue al estudio de grabación, según cuenta Sheen, un veterano de Vietnam que era consultor en la película le dio un arma calibre 45 cargada para que se inspirara. Ningún paso de la producción de Apocalypse Now podía ir por carriles normales, aún ya lejos de Filipinas.
"Francis está haciendo una película que es una metáfora de un viaje hacia sí mismo -narra Eleanor Coppola en el documental sobre el rodaje Hearts of Darkness: A Filmmaker’s Apocalypse, un documento muy valioso para entender lo que pasó durante la filmación. "Da miedo ver a alguien que amás ir al centro de sí mismo y enfrentar sus miedos: al fracaso, a la muerte, a volverse loco. Tenés que fallar un poco, morir un poco, volverte un poco loco para llegar al otro lado".
El director no fue el único que hizo ese viaje. Sheen confesó en una charla con Coppola que cuando vio por primera vez la secuencia inicial quedó en shock porque reconocía a la persona que era cuando la había hecho, pero que ya no era. Las experiencias que vivieron haciendo Apocalypse Now lo había trasformado también a él, al igual que a su personaje, al director y todos los participantes del film. La historia del cine también fue transformada para siempre.
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