Aniversario retro: se cumplen 20 años de La boda de mi mejor amigo
En el día en que se celebra la amistad, recordamos una historia que puso en evidencia la delgada línea entre algunos vínculos
Hace exactamente 20 años, los cines mostraban el lado menos feliz de Julia Roberts , quien en lugar de ser la "mujer bonita" se convertía en un "gusano" y en la tercera en discordia en una historia de amor donde ella solo era parte del pasado. Con una banda de sonido pegadiza, y una Cameron Diaz mega joven, La boda de mi mejor amigo nos dejó escenas inolvidables y en esta nota recordamos tres de ellas:
*JULIANNE PERSIGUE A MICHAEL
En uno de los momentos más importantes de la comedia romántica de P.J. Hogan, Julianne (Roberts) enfrenta sus deseos y besa a su mejor amigo Michael (Dermot Mulroney). La declaración de amor, sin embargo, no sale como ella espera. Kimmy (Diaz), prometida de Michael, los ve intimando y sale corriendo angustiada por el desengaño. Su novio advierte el error y la persigue, y Julianne hace lo propio para recuperar al amor de su vida. A través de una precisa y reveladora comunicación telefónica, George (Rupert Everett, en un gran papel secundario) le hace ver a su amiga "Jules" que en esa cadena de persecuciones, la única en no ser buscada es ella. La observación despierta a la protagonista, quien desde ese minuto en adelante intentará revertir sus cuestionables acciones para que Michael y Kimmy puedan tener la boda de sus sueños, aunque éso implique sacrificar su propia felicidad.
*LA FAMILIA ENTONA "I SAY A LITTLE PRAYER"
Para que una comedia romántica termine de ser redonda, siempre es necesaria una canción que inmortalice una determinada secuencia (un ejemplo es el uso de "She" en Un lugar llamado Notting Hill). En el caso de La boda de mi mejor amigo, el tema en cuestión es "I Say A Little Prayer", la canción que Burt Bacharach y Hal David le escribieron a Dionne Warwick y que George comienza a entonar mientras finge ser el prometido de Julianne. Su entusiasmo a la hora de interpretar la famosa composición es tal que termina contagiando a toda la mesa familiar, que se suma a reversionar a Warwick con irrefutable carisma. Asimismo, la secuencia pone al descubierto los dilemas sin resolver de la pareja protagónica, cuyo duelo de miradas pasa inadvertido ante una distraída Kimmy. Perlita: en esta escena también se luce la enorme Rachel Griffiths, co-protagonista de La boda de Muriel, el largometraje previo de Hogan.
*EL MOMENTO PASA
Si hay algo digno de ser celebrado del guion de Ronald Bass es cómo se inclina por revertir los códigos del género y entregarnos un final atípico, con la protagonista perdiendo al amor de su vida. En sintonía con esa decisión narrativa, La boda de mi mejor amigo no cuenta con muchas viñetas románticas entre Julianne y Michael y, cuando concibe un instante íntimo entre ellos, lo hace con notable melancolía. El exponente paradigmático es la escena en la que ambos hablan sobre la necesidad de expresar los verdaderos sentimientos antes de que sea demasiado tarde... pero la puerta se cierra cuando ninguno sabe cómo comunicarse. De esta forma, La boda de mi mejor amigo enfoca el romanticismo desde un lugar diferente, poniendo la lupa en el timing y en cómo no siempre lo que parece ideal es lo correcto para las partes involucradas. Lo que se dice una apuesta arriesgada para una comedia romántica que todavía hoy, a veinte a años de su estreno, se mantiene vigente en nuestras retinas.
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