LOS ÁNGELES. "Todas mis bestias creen que podrán volver a casa", dice uno de los tantos villanos que aparecen en medio de grandes batallas mágicas, de escenarios tan bellamente elaborados que merecerían espacio en un museo, de criaturas cada vez más fascinantes y del regreso de personajes queridos y temidos que habitan en Animales fantásticos: los crímenes de Grindelwald. La frase define perfectamente la esencia de la trama de la película que extiende aun más el extenso el universo mágico de Harry Potter en las décadas anteriores al nacimiento del hechicero destinado a salvar su mundo. La saga literaria creada por J.K. Rowling , que comenzó en 1997 con la publicación de Harry Potter y la piedra filosofal, siempre habló de los excluidos, de la búsqueda de la identidad y de la dificultad de regresar al hogar que, en el caso de su joven protagonista, suponía el reencuentro con sus orígenes mágicos y los padres que ya no estaban.
Los mismos temas que Rowling explora en la película dirigida por David Yates (realizador de la saga desde Harry Potter y la orden del fénix) que Warner estrena este jueves a partir de un guión escrito por ella misma, en el que además de escribir sobre la mecánica del poder y la naturaleza del mal de a poco empieza a trazar los puntos de encuentro entre todos los habitantes y los sucesos del complejo mundo que empezó a imaginar hace más de veinte años.
Si en la primera parte de Animales fantásticos y dónde encontrarlos (2016) el acento estaba puesto en resaltar que había vida y magia más allá de Potter, protagonista y símbolo, en esta continuación la frontera entre la saga original y la actual –que incluye tres películas más por venir–, es mucho más permeable. Un festival para los millones de fanáticos de la serie literaria y cinematográfica que se emocionarán cada vez que un viejo conocido aparezca en pantalla y que probablemente aplaudan cuando las cámaras recorran una vez más las aulas de Hogwarts, la escuela de magos que después de siete libros, ocho películas y una obra de teatro, vuelven a la pantalla tan repletas de fantasía como en aquel primer día de clases.
"Después de la última película pensé que el mundo mágico había terminado para mí. Recuerdo que ese último día en el set hubo muchas lágrimas pero también sobrevolaba la sensación de haber conseguido hacer algo maravilloso de principio a fin. Era el tiempo de dedicarse a otros proyectos. Pero de repente Jo me dijo que estaba trabajando en algo nuevo y así me dio el gran regalo de poder volver a este mundo", dice David Heyman, el productor que forma parte de la adaptación de la saga desde el primer día. De hecho, apenas un par de años después de publicado el primer libro él fue quién tuvo la buena idea de adquirir los derechos cinematográficos de la historia aun antes de saber el fenómeno en el que se transformaría. Una intuición que ahora lo vuelve una de las voces más autorizadas para hablar de lo que es y lo que vendrá, para citar a Rowling –Jo, para él–, y para explicar la oscurísima trama de la nueva película que tiene a Newt Scamander ( Eddie Redmayne ), el experto en criaturas mágicas, el profesor Albus Dumbledore ( Jude Law ) y el villano Gellert Grindelwald ( Johnny Depp ), en el centro del relato.
Todo comienza en 1927, cuando Grindelwald, el megalómano hechicero que aterrorizó Nueva York en la primera parte, se fuga de la prisión y en Londres Dumbledore intenta reclutar a Newt para que lo detenga y así frustre sus planes: reclutar seguidores que lo ayuden a llevar a cabo una suerte de limpieza étnica en el mundo de los magos, eliminando a quienes no sean "pura sangre". Luego, la acción se traslada a París, donde el villano intentará sumar a sus filas al misterioso Credence Barbone (Ezra Miller), que a diferencia de lo que le sucedía en la película anterior, ya es consciente de sus poderes mágicos aunque vive atormentado por no saber nada de sus orígenes. Un misterio tan fundamental para la historia que será eje central de las próximas películas que ya están en preparación. Junto a él aparece Nagini (Claudia Kim) otra criatura en busca desesperada del hogar y uno de los pilares principales de la mitología Potter. Dos desclasados susceptibles al innegable atractivo del líder destructivo y carismático que es Grindelwald.
El lado oscuro
Si, para muchos, las dos partes de Harry Potter y las reliquias de la muerte habían resultado especialmente sombrías hay que decir que el pasado del mundo de fantasía, de magos y encantamientos es aun más oscuro. Y hasta tiene varios puntos de contacto con el clima político actual y el ascenso al poder de líderes como Donald Trump, al que Rowling suele fustigar en las redes sociales.
"Es cierto que la trama de esta película resuena con la actualidad pero no olvidemos que eso también era cierto cincuenta o sesenta años atrás. Después de todo la historia se repite y la presencia del odio, la discriminación y la persecución no es nueva ni, desgraciadamente, exclusiva de esta época. Siempre existió gente dispuesta a amedrentar a otros, a destruir. En estos tiempos todo eso se escucha más fuerte pero siempre sucedió. Jo le habla a esa parte oscura de los seres humanos. Desde el principio, desde el primer Harry Potter, el tema que ella explora es cómo las decisiones que tomamos definen quiénes somos. Esta película trata sobre eso. Sobre las decisiones que toma la gente, sobre los caminos inesperados que los llevan a preguntarse quiénes son en realidad. Esa es la encrucijada que plantea Grindelwald, porque su discurso es terrible y seductor al mismo tiempo", detalla el productor, que asegura que Depp fue la primera y única opción para interpretar al villano, una elección muy criticada en su momento por la denuncias de violencia de género en su contra que hizo la actriz Amber Heard, ex esposa del actor. Claro que cuando Rowling salió en defensa de Depp, las protestas quedaron silenciadas y el actor volvió a transformarse. Esta vez aparece casi irreconocible detrás de la máscara del malvado mago.
"Siempre decimos que Grindelwald da mucho más miedo y es un villano mucho más terrible que Voldemort. Porque para alguna gente lo que propone Grindelwald tiene sentido. El poder de Voldemort es provocar miedo e intimidar a sus enemigos. En cambio, Grindelwald seduce a sus seguidores y hasta a los que están del otro lado. Por más que desconfiemos de ciertos políticos porque no coincidimos con lo que dicen tenemos que entender que están contestando a las necesidades, la inseguridad y miedo de ciertos sectores. De alguna manera Grindelwald hace eso y ese es su gran poder", dice Heyman que por estos días, cuando no está ocupado en la promoción de Animales fantásticos, trabaja junto a Quentin Tarantino en la producción de Once Upon a Time in Hollywood. Otra exploración sobre el lado oscuro de la humanidad y la dañina influencia de un líder demencial, Charles Manson, en una tierra, Hollywood, tan mágica y oscura como puede ser el universo repleto de criaturas, monstruos y héroes en construcción de Animales fantásticos: los crímenes de Grindelwald.
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