Aníbal Silveyra debuta en Hollywood
Vive allí desde hace seis años y estrenará "Into the Woods"
LOS ANGELES.- El maneja muy orondo su camioneta por las colinas de Hollywood como si viviera allí de toda la vida. Es que desde hace seis años no vive muy lejos del famoso cartel. Comparte una casita soñada con su mujer en las colinas de Burbank, el barrio de los estudios de cine y televisión. Bah... un barrio que es como una ciudad. Aníbal Silveyra ya está muy adaptado a la vida de California y no planea volver a vivir en la Argentina.
Hizo un cambio de vida radical. De ganar el ACE por "El beso de la mujer araña", de cosechar elogios por "Hermanos de sangre" y de trabajar en cuanto musical se presentase en Buenos Aires durante las décadas del 80 y 90, pasó a dejar su carrera por un largo tiempo. Estaba componiendo un papel jugoso en el unitario "Vulnerables" cuando conoció a Malena, una argentina nacionalizada estadounidense, se enamoró y decidió irse a Los Angeles detrás de ella.
Allí vivió lejos del escenario y las cámaras por mucho tiempo, hasta hoy, que rebosa de felicidad porque consiguió su primer papel en un musical en los Estados Unidos: "Into the Woods", de Stephen Sondheim y James Lapine, que se estrenará el 2 de julio en el Knightsbridge Theatre, de Los Angeles.
-¿Por qué te fuiste de repente?
-Porque seguí lo que me dictaba mi corazón: me enamoré de mi actual mujer y decidí seguirla. Eso implicaba probarme en una vida completamente distinta: un empezar de nuevo. Pero me gustaba la idea.
-¿Y cómo fue al principio, al llegar y ver que no conocían tu trayectoria y tu nombre no estaba en ninguna marquesina?
-Fue muy bueno porque estaba enamorado, que es el mejor estado del hombre. Empecé una vida nueva, de cero, con el conocimiento y la experiencia de haber sido un profesional en la Argentina. Además, me siento muy contento de haberme podido insertar en una sociedad totalmente distinta. La nostalgia se supera con las visitas a mi país, por mi gente nueva y porque mis hijos pueden venir cuatro meses al año para estar conmigo... Todo se compensa.
-¿Y no extrañabas tu profesión?
-Para nada, al contrario. Sabía que llegaba a un país nuevo, a una cultura distinta y con otra lengua. Es una prueba muy difícil. No todos estamos preparados para un cambio así. Antes que nada quería tener el idioma completamente dominado y asimilar la idiosincrasia. Sabía que recién al lograr esto podría volver a trabajar como actor. Enseguida me anoté en la escuela de actuación de Lee Strasberg, en Santa Mónica Boulevard. Después ingresé en el Hollywood Court Theater, que queda en el corazón de Hollywood. Ahí empecé a estudiar teatro con Christian Hart y me encontré con actores de verdad.
-¿Y cuándo te animaste a actuar en inglés?
-En esas clases me empecé a foguear en inglés y a dar pruebas en lugares diferentes para practicar. En realidad, no quería que me viera nadie. He visto a muchos argentinos que vienen a Hollywood a hacerse la América y quieren ser parte desde el primer momento y no tienen ni siquiera papeles o no hablan el idioma. Me puse en humilde y no quería que me conociera ningún productor hasta no estar bien preparado.
-¿Y mientras tanto cómo sobrevivías?
-Empecé a trabajar en un restaurante frente a los estudios Sony, primero como mozo y después como manager. Ahora, hace cuatro años que laburo como traductor para el distrito escolar de Los Angeles, para servicios médicos y para la productora publicitaria PO².
-¿Cuál fue tu primer trabajo de importancia como actor en los Estados Unidos?
-En 2002 grabé unos capítulos de la serie televisiva "Los practicantes" ("The Practice"). Me llegó casi por casualidad. Uno de los productores es la pareja de una amiga y vino a una fiesta en mi casa. Cuando vio los afiches de mis obras de teatro en una de las habitaciones se sorprendió de que fuera actor y no le hubiera pedido nada. Le dije que no estaba preparado porque había llegado hacía seis meses. Pero al año y medio lo llamé y me dio una cita en el departamento de casting de los estudios Valley. A los dos meses me llamaron para un papel que aparecería en tres episodios. Gracias a eso me asocié al Screen Actors Guild.
-Podés votar los Screen Actors Guild Awards...
-Sí, me tocó votar el año pasado los premios. Está buenísimo porque te mandan todos los "devedés" de las series. Pero se elige al jurado por sorteo cada año. Pertenecer al SAG es ser un actor sindicado y tenés prioridad para ir a dar las pruebas y ver a los productores. Ellos casi siempre se inclinan por los que son del sindicato, a menos que estén buscando algo especial.
-Fue empezar de cero.
-Sí. Doy pruebas todo el tiempo. También entré en el curso de canto de Marc Anton. Tiene un grupo de cantantes y salimos a hacer shows. Además, un jueves de cada mes canto en Honey Bake Jam, un restaurante de Burbank, que está frente a las oficinas de Disney. Eso me devolvió la posibilidad de conectarme con el público. Me siento bendecido por Dios con el don de cantar y actuar para entretener a las personas.
Se presentó en las audiciones para formar parte de la compañía del prestigioso Knightsbridge Theatre y quedó elegido. Pero luego debió audicionar también para el musical "Into the Woods" y quedó elegido para uno de los roles coprotagónicos: el Hombre Misterioso.
-¿Qué diferencia encontrás entre los directores argentinos y los norteamericanos?
-Enorme. No conozco a ningún argentino que dirija musicales con el conocimiento de los norteamericanos. Podríamos nombrar a Pepe [Cibrián], con quien debuté, pero él es el único. Aquí, además de ser excelentes directores de actuación, leen música y tienen mucho conocimiento de coreografía. Es que van a la facultad para aprender todo eso y adquieren conocimientos previos en la escuela secundaria. Hasta el libreto es distinto: tiene tres columnas que te marcan los movimientos escenográficos y la partitura. Así, el actor incorpora las tres áreas: la técnica, la actoral y la musical desde que recibe el libro.
-¿Soportás no ser protagonista?
-Por algún tiempo tengo que olvidarme de eso. De todas formas, este rol tiene mucha importancia en la obra. Incluso tiene una de las canciones más lindas. Es como el Hombre de la Bolsa. Abandonó a su familia y se reencuentra con uno de sus hijos. De alguna manera el personaje se redime de todas sus faltas y pide perdón. Es la obra justa para este momento de mi vida: trata sobre la transformación. Siento que estoy creciendo mucho como artista, pero, sobre todo, como persona.
-¿Tenés pensado volver alguna vez a la Argentina?
-Sí, pero a trabajar. Con Marc Anton estamos preparando un show para presentarlo en Buenos Aires por unas semanas, tal vez el año que viene. Tengo ganas de volver a trabajar un tiempito, pero no creo que vuelva a vivir en la Argentina.
-¿Por qué?
-Porque estoy bien acá y no se puede vivir en dos lugares a la vez. Es muy difícil. Empecé a echar algunas raíces acá y tengo que mantenerlas.
-¿Tenés más proyectos?
-A principios de 2006 la misma compañía va a hacer "Jesucristo Superstar" y me encantaría hacerla. Como saben que la hice en Buenos Aires soy un número fijo, pero no sé en qué papel me pondrán ahora que pasaron tantos años. A lo mejor, en vez de hacer de Jesús, hago el gordito Herodes. También estoy ensayando "Watching the Birds", una obra de texto de Steve Ferguson, un director de Michigan, que trabajó algún tiempo en la Argentina. Vamos a estrenar a fines de agosto en un teatro de Hollywood. También me invitaron a audicionar en la obra "Picasso at the Lapine Agile", de Steve Martin.
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