Quién es Andy Muschietti, el director argentino que conquistó a Hollywood con It (Eso)
Leyó por primera vez la novela de Stephen King a los 14 años, estudió en la Universidad del Cine, participó de Historias breves y luego se instaló en Madrid donde trabajó durante años en publicidad; en 2008, un corto que subió a YouTube le ganó un pasaje de ida a los Estados Unidos y el respaldo de Guillermo del Toro
Alto, elegante, cordialísimo, Andy Muschietti es el último argentino en incorporarse a la realeza de Hollywood. En un elegante salón de uno de los más exclusivos hoteles porteños charla con LA NACION rodeado de la clásica escenografía que los grandes estudios disponen para la promoción de sus lanzamientos más importantes. Delante de un afiche de la película y de una cajita de música con la siniestra imagen del payaso Pennywise en el centro, Muschetti está de regreso en su Buenos Aires natal para acompañar el estreno local de It (Eso), la adaptación del clásico de Stephen King que está muy cerca de convertirse en la película de terror más taquillera de todos los tiempos. Acumula sólo en los Estados Unidos ingresos de boletería de 220 millones de dólares en apenas 10 días, récord histórico absoluto para septiembre en el mercado más poderoso del mundo. En la Argentina, también tuvo un arranque para el recuerdo: 650.000 personas la vieron en sus primeros cuatro días en cartel.
Hoy, Muschietti toca el cielo con las manos. "El éxito te hace las cosas más fáciles en un lugar tan difícil como Hollywood -dice-. Como artista te escuchan más, tenés más crédito, más facilidades para acercar un proyecto propio. Muchas veces el valor se concentra en la película misma o en una estrella, pero cuando metés un éxito como éste ya empieza a tener valor el cineasta."
-Ya no necesitás de la publicidad para vivir como cuando conseguiste con Mamá, tu película anterior, también el primer lugar en la taquilla de los Estados Unidos. Tuviste que volver a Barcelona para seguir con los comerciales.
-La publicidad me dio un gran entrenamiento, algo que cuando llegás a un set te ayuda mucho. Puedo focalizarme en lo importante. Cuando todo se combina en un día de rodaje, muchas veces las cosas no salen como uno las espera. Cuanta más cintura tenés, es mucho más fácil encontrar las soluciones.
-¿Qué fue lo más fácil y lo más complicado de haber hecho It (Eso)?
-Lo mejor fue haber podido volcar en la película todas las ideas que tenía. No encontré obstáculos en todo el proceso creativo sobre todo por que el estudio, New Line, confía en el instinto de los realizadores. Lo más difícil fue hacer una película del tamaño que yo quería con el presupuesto que teníamos. Terminamos haciendo una película más grande de lo esperado, con una historia de cierta escala, profundidad, muchos acontecimientos y personajes, para hacerle justicicia al alma y al espíritu de la historia original de Stephen King.
-¿Cuál fue tu mayor logro en ese sentido?
-Había un punto de espectacularidad visual en la historia que yo quería acercar a toda costa para que la película no se hiciera chica. Conseguimos más días de rodaje de lo que el presupuesto dictaba. Todos se contagiaron de entusiasmo e hicieron un aporte increíble. Y también tuve suerte porque conté con un elenco increíble.
-Ratificaste en It (Eso) tu capacidad para trabajar con chicos.
-La infancia es una época esencial. El tiempo de las sensaciones y experiencias más fuertes, las que se viven a flor de piel y te marcan para toda la vida. El primer amor, la primer pelea, la amistad y las situaciones de bullying escolar también. It es una carta de amor a la infancia y también una parábola sobre la despedida de ese tiempo.
-¿Cómo trabajaste con el elenco de chicos en esta película?
-Los pibes son todos geniales, muy buenos actores y personas. Quería que ese grupo de amigos se viese real y por eso los juntamos tres semanas antes del rodaje Hoy los pibes se la pasan en casa con el Ipad o el celular y no como nosotros, que estábamos todo el día afuera. Uno da por hecho de que saben andar en bicicleta, pero comprobamos que no. Por eso trabajamos mucho en el bycicle camp, donde algunos directamente aprendieron a usarla. Todo eso sirvió para que se hicieran amigos y llegar al primer día de rodaje con esa familiaridad ya ganada.
-¿Cuándo descubriste el libro de Stephen King?
-A los 14 años. Ya tenía una relación con el mundo de Stephen King porque había leído Cementerio de animales y luego otros cuatro o cinco libros. Lo que más me impactó fue justamente que la historia se planteaba simultáneamente desde ángulos distintos. Está el terror, por supuesto, pero también aparece en primer plano la historia humana, emotiva de los chicos, que resonaba mucho en relación a mi historia personal de ese tiempo. El mayor impacto lo tuve, en ese sentido, con la historia de amor que comparten Bill, Beverly y Ben.
-¿Qué tiene de fascinante el terror que llena los cines?
-Está conectado con la necesidad de emociones fuertes e intensas en una época de sobrecarga informativa. Cuando yo era pibe, me tenía que tomar un tren y un colectivo para ir a una galería de la calle Lavalle, donde un tipo me grababa en un cassette los éxitos de Eddie Cochran o de Richie Valens. Volvía a mi casa alucinado. Hoy apretás un botón y tenés todo. Perdimos la sensación de la aventura, de salir a descubrir lo nuevo.
-La aventura es la esencia del cine.
-Me alegro de que It tenga otros valores además del terror. La mayoría de las películas de este tipo se basan en cómo pegar sustos espeluznantes, pero no se ocupan del viaje emocional de los personajes y tu conexión como espectador con ellos. Por eso me alegra el éxito de la película. Hay pibes que cuentan que la vieron cinco o seis veces en una semana y me acuerdo de películas que me partían la cabeza de chico, como La historia sin fin y El regreso del Jedi, que a los 12 años veía todos los días solo, en Villa Gesell.
-¿Tuviste algún contacto con King?
-No interfirió para nada en la producción, algo que me dio mucha confianza y me reforzó la idea de mirar hacia mis propias emociones. King siempre fue y será para mí un héroe y sabía que al final del camino me lo iba a encontrar. Cuando le mostraron la película pidió verla solo y le gustó mucho. A partir de allí empezamos una muy buena relación epistolar.
-Estás en la cima de Hollywood. ¿Sentís algún vértigo?
-Estoy viviendo todo con muchísima tranquilidad. No me impresiono fácilmente, porque sé que la industria tiene sus mecanismos y que no todo es fiesta. Pero por otro lado está el niño que sigue viviendo en mí y se la pasa festejando, dando vueltas carnero.
-Ya estás trabajando en la secuela. ¿Se va a dividir en dos, como pasó en el capítulo final de Harry Potter, por ejemplo?
-La estoy escribiendo junto a Gary Dauberman, el guionista de la primera. Hay muchas ideas que quiero meter. No sería una mala idea dividir en dos películas la segunda parte de It, pero no desde un punto de vista comercial, sino narrativo. Sería interesante hacer dos películas. Pero eso no está definido. En principio será una sola.
-¿Y cuál es tu conexión con la Argentina? ¿Te imaginás dirigiendo aquí ?
-Tengo una gran conexión con mi país, que se hace más fuerte desde el afecto mientras más tiempo paso afuera. Son muy pocos los países con una identidad cultural tan definida. Un mundo tan rico y tan lleno de colores: el tango, el campo, la cultura de los inmigrantes. Hay mil historias y me gustaría mucho en algún momento volver para contarlas.
Radiografía de un director exitoso
Andrés Muschietti, guionista y director
Nacimiento: el 26 de agosto de 1973, en Vicente López.
Estudios: secundarios en el Colegio San Patricio, de Acassuso
Primeras experiencias: "Salí directo de la secundaria a la Universidad del Cine. Allí hice Nostalgia en la mesa 8 y Fierro Chifle, un Fausto tanguero mucho menos visto. Empecé dibujando storyboards y estuve 15 años haciendo publicidad".
De la Argentina al mundo: "En marzo de 2001 me fui a Barcelona con dos colegas, convocados por una agencia publicitaria. Desde hace tres años vivo en West Hollywood, dedicándome al cine a tiempo completo".
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