Amor en tiempos de guerra
"Regreso a Cold Mountain" ("Cold Mountain", EE.UU.-Gran Bretaña-Rumania-Italia/2003, color). Dirección: Anthony Minghella. Con Jude Law, Nicole Kidman, Renee Zellwegger, Donald Sutherland, Philip Seymour Hoffman, Kathy Baker, James Gammon, Natalie Portman, Giovanni Ribisi, Ray Winstone, Brendan Gleeson. Guión: Anthony Minghella, sobre la novela de Charles Frazier. Fotografía: John Seale. Música: Gabriel Yared. Edición: Walter Murch. Presentada por Buena Vista Internacional. Duración: 153 minutos. Sólo apta para mayores de 13 años.
Nuestra opinión: buena
Melodrama romántico en tiempos de guerra, "Regreso a Cold Mountain" combina la historia de un amor que la contienda interrumpe pero no logra destruir con la azarosa peripecia personal de sus protagonistas: la muchacha que espera el regreso de su galán mientras lucha por superar los infortunios a que la someten los efectos del conflicto y el soldado que abandona las armas y vive extrañas aventuras entre las ruinas y los despojos acumulados a lo largo del camino de vuelta.
El humilde trabajador que responde al llamado del ejército confederado y la bella y refinada hija del pastor apenas tienen tiempo de conocerse antes de que estalle el conflicto entre el Norte y el Sur. Es un "amor a primera vista" que se presume impetuoso, pero avanza a paso lento un poco por la formación victoriana de ella y mucho más por el retraimiento de él, hombre de gesto medido y palabra escasa.
Un par de encuentros y un furtivo beso de despedida es todo lo que ambos tienen para recordar durante la prolongada separación. Ese fugaz destello de pasión es el breve antecedente sentimental que debe mantener tensa la fibra dramática de todo el relato y que pronto se revela demasiado tenue: la buscada elegancia formal de Anthony Minghella ha moderado el fuego del melodrama; la convicción que ponen sus actores tampoco alcanza: sabemos de la intensidad del sentimiento por lo que ellos dicen, no por lo que se desprende de la acción.
En cuanto a la guerra -la de Secesión, que abre el film con la espectacular secuencia de la batalla de Petersburg-, es el fondo sobre el que se recortan las dos historias principales y que de algún modo las determina: en especial la del desertor Inman, que vive su propia odisea, sirenas incluidas. "Si había bondad en mí, la he perdido", se define él al cabo del azaroso regreso sembrado de peligros, en el que se cruza con un predicador libertino a punto de convertirse en homicida, un aldeano rústico que usa a sus mujeres como señuelo, una joven viuda necesitada de compañía o una hechicera de ánimo generoso.
Sensible Ada
Los efectos de la guerra también acosan a la sensible Ada, la muchacha "que vive a la espera de un fantasma". Huérfana, empobrecida, perseguida por el villano que se ha hecho fuerte al frente de la Guardia Local "cazadesertores" y con una granja que se hunde tanto por su incapacidad para gobernarla como por los tiempos adversos, sólo recibe la ayuda de la enérgica Ruby, una suerte de Calamity Jane habituada a los trabajos rudos y a desafiar los infortunios.
A juzgar por el número de sucesos que el film procura abarcar (excesivo aun para una producción que supera las dos horas y media), Minghella ha seguido muy de cerca la novela de Charles Frazier que fue un best seller en 1997. Esta voluntad sintetizadora conduce a una ilustración más bien exterior, de pulcritud a veces exagerada (el maquillaje de Nicole Kidman es sólo un ejemplo) y de fuerte tendencia al estereotipo, como lo prueba el personaje de Renee Zellwegger, aunque en este caso al esquematismo del retrato se suma la artificiosa "composición" de la actriz, cuya estrategia actoral -según un crítico norteamericano- se reduce a inventar un gesto y mantenerlo toda la película.
La sobriedad que Minghella elige como signo de elegancia resta calor emotivo al relato, y ya se sabe cuánto incide la temperatura en el éxito de un melodrama. No siempre la perceptible entrega de Jude Law alcanza a entibiar la atmósfera, si bien es cierto que el film parece avanzar con más firmeza en los tramos que giran alrededor de su personaje.
Al fin, más que la historia central es todo lo que la rodea lo que sostiene el interés del film: las secuelas de la guerra, visibles en los comportamientos individuales o en el desorden social; los expresivos apuntes que enriquecen las andanzas de este moderno Ulises que por amor ha renunciado a la lucha; la equilibrada crudeza con que se expone la violencia de los contendientes (el film no elige entre el Norte y el Sur: alienta la paz y rechaza la guerra).
La magnífica fotografía de John Seale, los bellos escenarios de Rumania, donde se reprodujo el paisaje del Sur norteamericano, y la ambientación de Dante Ferretti cooperan decisivamente con el atractivo visual del film, al que aportan su brillo fugaz actores de la talla de Sutherland, Philip Seymour Hoffman, Brendan Gleeson y Natalie Portman.
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