En 2013, el fallecido cineasta Jean-Marc Vallée filmó, en condiciones adversas, la adaptación de la popular novela de Cheryl Strayed sobre cómo la escritora caminó 1600 kilómetros por el sendero de la cresta del Pacífico
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Tenía 26 años y estaba hundida. Cheryl había perdido a su madre, la persona más importante de su vida, y no lograba hacer el duelo como se le aconsejaba, respetando ciertas etapas, si es que existe tal cosa, si es posible tener un manual para manejar la angustia. La joven no pudo hacer lo que le decían. Lo que pudo hacer fue implosionar su cotidianidad, desde su matrimonio hasta su incipiente carrera como escritora, encontrar en las drogas el escape para no tener que lidiar con el dolor hasta, eventualmente, descubrir que nada era suficiente. Tras el efecto de la heroína, tras una noche de sexo casual, su vida seguía siendo un tormento, y la ausencia de su madre todavía la destrozaba, incluso más que en las primeras semanas después de su fallecimiento.
Algo tenía que cambiar. Entonces, a partir de un impulso, tomó una mochila, la llenó de objetos básicos, entre ellos, un cuaderno y una lapicera, y se propuso caminar el Pacific Crest Trail que cruza los Estados Unidos desde la frontera con México hasta Canadá, un camino de más de mil kilómetros en el que las inclemencias del tiempo ponen a prueba hasta al más apto. Cheryl Strayed -el apellido que eligió, cuya traducción está ligada al hecho de estar perdida, o más bien errante- llegó al final del recorrido y respiró. Luego, se sentó escribir y en 2012 publicó Wild, esa primera novela cruda, en el que el recuerdo de su madre estaba presente en cada página que detallaba esa odisea que se autoimpuso como forma de poner a prueba su resistencia. Ya lo había expresado J.R.R. Tolkien: “No todos los que vagan están perdidos”. Y Cheryl, en el peor momento de su vida, se halló a sí misma en la soledad.
Su obra pasó más de 83 semanas en la lista de best sellers del New York Times, y es considerada una de las mejores memorias de los últimos años, por lo que no sorprendió cuando Reese Witherspoon, en sus inicios como productora, se puso el proyecto al hombro y decidió protagonizarlo con su colega y amiga Laura Dern, quien interpretó a la madre de Cheryl, Bobbi. “Cuando la conocí a Cheryl, encontré a una hermana en ella”, declaró la actriz de Historia de un matrimonio. “Creo que es inevitable sentir eso si tomás su libro, yo me enamoré de lo que ella escribió inmediatamente”, añadió. A Witherspoon le sucedió lo mismo; ese encandilamiento con las palabras de Strayed que fueron adaptadas para la pantalla por el gran Nick Hornby, con dirección del realizador canadiense Jean-Marc Vallée, cineasta con el que Dern y Witherspoon irían a reencontrarse en la miniserie Big Little Lies en 2017, tres años después del estreno de Alma salvaje, una película que ratificó el talento de su protagonista gracias a una actuación despojada de manierismos, natural, en carne viva.
“Fue, por lejos, la película más difícil que hice en mi vida”, contó Reese. “No solo porque nunca había caminado tanto sino porque había un rigor físico importante, se exigía que la mochila que usaba realmente se viera pasada, entonces la llenamos de objetos, no solíamos tener muchos descansos para almorzar, estábamos en locaciones remotas en Oregón y en California, completamente inmersos. Nunca me sentí tan cercana a un equipo de trabajo, nos ayudábamos mutuamente a trasladar los equipos. Fue una locura, pero fue maravilloso”, destacó su protagonista, quien recibió una nominación al Oscar por su interpretación tan despojada, el mantra que llevó el film adelante, esa espontaneidad que se percibe en cada secuencia fotografiada por Yves Bélanger.
De escenas de sexo complejas a ataques de pánico
Una de las principales razones por la que Alma salvaje logra traspolar con minuciosidad las vivencias de Strayed es por el compromiso de Witherspoon con un material que la sacó de su zona de confort y que había conocido cuando la autora le confió el manuscrito antes de su publicación. Sin embargo, al momento de filmar, Reese no estaba segura de si iba a poder llevar a cabo las escenas de sexo y aquellas viñetas en las que Cheryl utiliza la heroína para suprimir su dolor. “Nada de eso fue fácil”, contó Witherspoon. “No quería hacer nada de ello, ni las secuencias de sexo, ni las de la heroína, nada de eso es divertido. A veces puede serlo, pero acá había un trasfondo, una historia muy compleja, y por eso me costó tanto”, explicó la actriz, quien llamó a Strayed para plantearle sus dubitaciones.
“Le dije: ‘Tengo que hacer esta escena en un callejón en la que tengo sexo con dos hombres y quiero saber por qué hiciste esto’, y ella me respondió: ‘Perdón por haber sido tan promiscua en los 90′”, contó Reese entre risas en una charla tras la primera proyección de Alma salvaje. “Cheryl me dijo que iba a tener que hacerlo porque si no íbamos a hacer solo una película sobre una caminata y que eso iba a ser estúpido. La forma en la que me habló de su vida, con un desinterés por los prejuicios de los demás, fue liberador para mí también”. Por lo tanto, Witherspoon decidió comprometerse verdaderamente con la esencia del relato de Strayed. “Lo que me gustó de su forma de narrar fue que no era cursi o sentimentaloide, era una crónica de una honestidad brutal”, apuntó Reese, quien atravesó períodos muy difíciles antes del rodaje que comenzó en octubre de 2013.
La protagonista sufrió ataques de pánico producto del temor a no estar a la altura de los requerimientos. “Me sometí a hipnosis para el rodaje, estaba asustadísima. Tuve ataques de pánico durante tres semanas antes de empezar [a filmar]”, explicó y compartió que le preocupaba aburrirse por pasar tanto tiempo sola en pantalla. “Estaba el tema de la desnudez, el sexo, la cuestión de tomar drogas, pero también estar sola delante de la cámara sin más actores. Nunca había estado rodando escenas sola durante días y días. Hubo unos 25 días del rodaje donde no tuve ningún actor frente a mí. Éramos yo, la cámara y mi mochila. Fue como: ‘¿En serio esto va a ser así de aburrido?’”, se sinceró Witherspoon, quien luego empezó a encontrar en esa experiencia trascendental lecciones para su propia vida. “Me modificó por completo, no fui la misma después de esa filmación, mi mente se transformó”, reveló.
Jean-Marc Vallée, el hombre que resignificó la historia
De acuerdo a lo expresado por Strayed, el director, quien un año antes había estrenado Dallas Buyers Club: el club de los desahuciados, comprendió cabalmente cómo debía registrarse su experiencia y fue quien estuvo en todos los detalles del aspecto de Witherspoon, desde el color de su cabello hasta el pedido que le hizo de no bañarse para poder sentir, como la propia Cheryl, la sensación de estar fuera del radar. “Siempre intentamos evadir los clichés, los estereotipos, aunque a veces los personajes son tan reales e identificables, que pueden volverse arquetípicos. De todos modos, el objetivo era siempre serle fiel a la emoción que había en las palabras de Cheryl, esa era la única forma de llegar al corazón de la gente”, declaró Vallée al promocionar el film.
El cineasta murió a los 58 años el 25 de diciembre de 2021 en su cabaña en las afueras de la ciudad de Quebec. “Mi corazón está roto. Te quiero, amigo”, escribió Witherspoon en sus redes, tras haber forjado una gran amistad con el cineasta con su segunda colaboración juntos en Big Little Lies. La muerte fue un verdadero golpe al equipo de trabajo de Alma salvaje con quien Vallée había generado una camaradería especial, como con su frecuente director de fotografía, Yves Bélanger, el arma secreta del film, quien le aportó un estilo naturalista a la biopic.
“En Alma salvaje, cuyo rodaje duró 35 días, usamos luz natural eligiendo cuidadosamente los ángulos”, explicó el canadiense. “Íbamos moviendo a Reese o a cualquier actor según el lugar en el que mejor nos diera el sol, ese fue el beneficio de tener un equipo reducido, porque nos movíamos rápido. Filmar esta película fue como hacer un largometraje independiente de los ‘60 y ‘70, como Busco mi destino. Éramos tan pocos, que podíamos improvisar”, reveló Bélanger.
Alma salvaje se estrenó el 5 de diciembre de 2014 y triplicó en ganancias el presupuesto de 15 millones de dólares utilizado. En los premios Oscar, no solo Reese fue nominada sino también Dern por su gran actuación secundaria. Cuando Vallée manifestó que la única manera posible de llegar al corazón de la audiencia era a través de la autenticidad, no estaba exagerando su compromiso con el libro de Strayed. Ese último fotograma con el final del recorrido, el suspiro de la satisfacción de la meta cumplida, la conmovedora mirada de Witherspoon al cielo y el broche de oro con la inclusión de “El Cóndor pasa” (If I Could) de Simon & Garfunkel fue una manera brillante de cristalizar esa frase de la autora que, en solo cinco palabras, dice tanto sobre su exorcismo: “Qué salvaje fue dejarlo ser”.
Alma salvaje, de Jean-Marc Vallée, está disponible en Star+.
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