Algunas curiosidades sobre Guillermo del Toro, director de la aclamada La forma del agua
Amante de los cómics, del cine Clase B, de los monstruos y la ciencia ficción, Guillermo del Toro se convirtió en uno de los grandes aspirantes a arrasar en los premios Oscar. El director mexicano recibió 13 nominaciones por su películaLa forma del agua, y por ese motivo repasamos algunas curiosidades sobre su filmografía y cuáles fueron los títulos que impulsaron su carrera internacional.
1. Federico Luppi era su actor fetiche
Del Toro nació el 9 de octubre de 1964 en Jalisco, México. De pequeño sintió por el cine un gran amor, y con ocho años comenzó a experimentar con una cámara Super 8. En su país estudió cine, se dedicó a los efectos especiales, y con 22 años filmó sus primeros cortos oficiales: Doña Lupe y Geometría.
Luego de dirigir algunos episodios de la serie antológica Hora marcada (título del que también participó Alfonso Cuarón), Del Toro realiza en 1993 Cronos, su primer largometraje. La película se acerca al tema del vampirismo pero desde una óptica novedosa, y poniendo el foco en un alquimista que encuentra por casualidad el secreto de la vida eterna. Claro que ese saber lo llevará a enfrentarse a un anciano millonario que busca adueñarse del mismo descubrimiento. Cronos fue un verdadero éxito en México y en Estados Unidos tuvo un estreno limitado en apenas dos salas de cine. Sin embargo, el tiempo convirtió a la película en un hit de culto para el público norteamericano. Ese proyecto llevó al director a conocer a dos de sus actores fetiche: Ron Perlman y Federico Luppi .
Del Toro consideraba a Luppi una especie de Daniel Day Lewis local, y estaba obsesionado por la actuación del argentino en films como Tiempo de revancha. Cuando escribió Cronos, incluso reconoció que lo hizo con Luppi en mente, y la oportunidad de trabajar con él fue una gran motivación. En una entrevista para Vulture, el director reconoció: “En un film seminal del cine argentino llamado El romance del Aniceto y la Francisca, él interpreta a un personaje grandioso pero trágico. Él es el mejor para actuar escenas sin diálogo. La forma en la que se mueve, cómo usa su cuerpo y sus manos, es fenomenal. Hubo un momento con Federico mientras hacíamos Cronos que jamás olvidaré. Él dijo: '¿Qué hago en esta escena?', y le respondí: 'Hacé lo que quieras. Lo escribí para vos, confío en tu instinto". Luego él me contestó: No, si querés que yo sea libre, tenés que ponerme límites. Si me ponés en una jaula, aunque sea en una jaula gigante, igualmente puedo correr con libertad dentro de mis límites. Pero si me decís que el mundo es mi techo, no sabré hacía dónde dirigirme”.
2. Su enfrentamiento con los hermanos Weinstein
El éxito de Cronos le valió a Del Toro recibir su primera oferta de dirigir en Hollywood. A través de los hermanos Harvey y Bob Weinstein, el mexicano tuvo luz verde para llevar adelante Mimic, estrenada en 1997. Si bien él quería a Luppi como protagonista, el estudio le negó esa posibilidad porque el actor no manejaba con fluidez el inglés. La historia aquí está centrada en una epidemia transmitida a través de cucarachas luego de un experimento que no dio los resultados deseados. Mimic tuvo en Estados Unidos un relativo éxito, e incluso muchos críticos repararon en la figura de del Toro como una de las grandes promesas del cine fantástico. Pero a pesar de los buenos resultados en taquilla y crítica, Guillermo considera que este es uno de sus títulos malditos, y en más de una oportunidad se quejó por las constantes intervenciones de los hermanos Weinstein en la filmación de la película.
En octubre del año pasado, y a la luz de las graves acusaciones de abuso sexual que recibió el productor, del Toro dijo en una entrevista: “Realmente odié esa experiencia. Mi primer trabajo en Estados Unidos casi fue el último porque fue con Miramax y los Weinstein. Debo decir que dos cosas horribles me pasaron en los noventas: el secuestro de mi padre y trabajar con los Weinstein. Sé cuál de las dos fue peor... Lo del secuestro tenía sentido, porque al menos con los secuestradores yo sabía lo que buscaban”.
3. La novia de Frankstein es su película favorita
Los monstruos clásicos de Universal son uno de los grandes amores de del Toro. Drácula, El hombre invisible, El hombre lobo y Frankenstein son piezas que marcaron a fuego el imaginario del director, y en varias oportunidades él confesó que su película favorita es La novia del Frankenstein, el clásico de James Whale estrenado en 1935 que derivó en varios homenajes a lo largo de la historia del cine (La novia de Re-Animator, de Brian Yuzna, probablemente sea una de las mejores citas a ese film). Por ese motivo los monstruos son protagonistas habituales en la filmografía de del Toro. En 2002, el mexicano realizó Blade II, un título basado en un héroe de Marvel que se dedica a cazar vampiros, pero la fascinación de Guillermo por el protagonista le permitió volver a explorar el fascinante mundo de esas criaturas.
En 2004 y en 2008, impulsado por su enorme amor por las historietas, se dio el placer de llevar al cine a Hellboy, un héroe de cómic creado por Mike Mignola. El gran atractivo de Hellboy es que se trata de un demonio que fue invocado por los nazis, para luego ser capturado por el ejército de los Aliados desde bebé, y criado para luchar contra amenazas sobrenaturales.
Del Toro tuvo la posibilidad de jugar con el universo de Hellboyy allí meter su amor por los monstruos, por la literatura de Lovecraft e incluso realizar una suerte de homenaje al escritor Michael Moorcock y a su personaje insignia, Elric de Melniboné. Y ahora, a través de La forma del agua, del Toro tiene la chance de conseguir, gracias a sus queridos monstruos, su primer Oscar en la categoría Mejor Director.
4. La trilogía inconclusa y sus proyectos cancelados
Guillermo del Toro sabe mucho sobre la Guerra civil española, y ese conflicto le sirvió como inspiración para dos de sus películas más exitosas: El espinazo del diablo, de 2001, y El laberinto del fauno, de 2006. La primera, protagonizada por Federico Luppi, Marisa Paredes y Eduardo Noriega, es un cruel relato que transcurre en esos orfanatos al que iban los menores que perdían a sus padres durante la guerra. La trama gira sobre cómo en ese desolador microuniverso en el que viven tantos niños sin esperanza, la aparición de un fantasma termina no siendo una amenaza, sino una salvación.
Con El laberinto del fauno, el realizador volvió a la Guerra civil española y consigue una de sus piezas más elogiadas por la crítica. Esta vez el director traslada la acción a los días posteriores al fin del cruento enfrentamiento, y centra su relato en cómo un cruel capitán de la policía se convierte en la pesadilla de una niña llamada Ofelia. La pequeña, que no tolera el salvaje entorno que la rodea, termina por encontrar en un mundo de fantasía el único bálsamo posible para mitigar su dolor. El laberinto del fauno fue la segunda y última parte de una trilogía que del Toro dejó inconclusa, y que mezclaba fantasía con la guerra civil española. La última parte de la saga, que aún permanece inédita, llevaba el título tentativo de 3993, y era una historia de fantasmas que aparecían en el presente, y que eran en realidad bajas de guerra asesinadas en 1939.
La presencia de los monstruos y criaturas fantásticas es clave para comprender la sensibilidad de Del Toro. Fiel a la tradición de Frankenstein, para el director esos seres no son malvados por naturaleza, sino todo lo contrario: los monstruos suelen surgir como barrera para poner límites a los hombres que buscan el poder absoluto. Según la óptica del realizador, la verdadera amenaza no es la del demonio, sino la del hombre corrompido por la ambición.
5. El hombre que le dio la espalda a Tolkien
Guillermo del Toro es probablemente uno de los hombres más prolíficos de Hollywood. Aparte de su trabajo en el cine, también realizó una serie de novelas agrupadas bajo el título The Strain, que hace algunos años tuvieron una muy buena adaptación para la pantalla chica. Una vez más, el eje de la historia es una epidemia de vampirismo impulsada, como sucedía en Cronos, por un anciano moribundo que busca encontrar la llave para la vida eterna.
En televisión, Del Toro también produjo la serie animada Trollhunters, los films de Kung Fu Panda y hasta Rudo y Cursi, la película que unió a los mexicanos Gael García Bernal y Diego Luna con Guillermo Francella.
Con respecto a largometrajes que dejó pasar, la lista es gigante. Se negó a hacer Soy leyenda, Llamada perdida y Harry Potter y el misterio del príncipe, porque le daba prioridad por esos años a su trabajo al frente de Hellboy 2.
Otro gran proyecto que prefirió abandonar, fue la trilogía de El hobbit, que luego terminaría haciendo Peter Jackson. Si bien el mexicano ayudó a desarrollar los guiones e incluso llegó a mudarse a Nueva Zelanda para trabajar codo a codo con Jackson, los vaivenes que sufrió la producción, y la intención de convertir ese único libro en otra trilogía, terminaron por demandarle demasiado tiempo y, frente a ese panorama, Del Toro decidió dar un paso al costado.
6. La animación japonesa y los video juegos, su otro amor
El proyecto de Pacific Rim fue otro de los grandes placeres que se permitió Del Toro, que con esa película homenajeó al género de los robots gigantes, un mundo muy popular en Japón gracias a series como Mazinger Z o Evangelion. Con el protagónico de Charlie Hunnam (otro actor fetiche del director), el mexicano construyó una saga apocalíptica de enormes robots que debían defender la Tierra del ataque de peligrosas criaturas de una dimensión paralela.
Otra de las grandes pasiones del realizador, son los video juegos. Durante muchos años barajó la posibilidad de hacer un largometraje basada en Halo, la famosa franquicia de ciencia ficción para PC y Xbox, pero lamentablemente nunca pudo concretar ese sueño.
Del Toro es también muy amigo de Hideo Kojima (creador de Metal Gear Solid y uno de los grandes cráneos en la industria de las consolas), quien lo llamó para actuar en el proyecto Death Stranding, el juego que Kojima está desarrollando desde hace varios años junto a los actores Norman Reedus y Mads Mikkelsen.
De yapa: su llegada a Los Simpsons
Uno de los grandes honores que tuvo Del Toro fue el de dirigir una presentación de Los Simpsons. Para el especial de Halloween de 2013, el director realizó la apertura del capítulo y para ella incluyó referencias a todas sus películas y a muchas figuras del cine de terror. Más que un Oscar o un Golden Globe, la incursión del mexicano al mundo de Los Simpsons es la prueba irrefutable de que su obra está totalmente incorporada a la cultura popular actual.
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