Alejandro Bazzano: de la “construcción” de La casa de papel a la experiencia junto a Florencia Raggi en su nuevo film, Noche americana
El realizador cubano radicado en España, que fue una pieza clave en la primera temporada de la popular ficción de Netflix, dialogó con LA NACION acerca de su más reciente trabajo, una comedia negra filmada en Uruguay que llegó a los cines esta semana
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Alcanza con mirar la carrera de Alejandro Bazzano para descubrir que es un director que tuvo (y tiene) un destacado paso por la televisión española. Desde que se instaló en ese país a comienzos de siglo (Bazzano nació en Cuba, pero antes de mudarse a España, vivió su juventud en Chile, Uruguay y Argentina), tuvo la posibilidad de dirigir numerosos episodios en populares ficciones televisivas, que van desde Física o química, pasando por Ciega a citas, Mar de plástico, Los hombres de Paco, y la que le significó un merecido reconocimiento: La casa de papel. Y en medio de una abultada agenda laboral, recibió la oferta de realizar Noche Americana, una peculiar comedia negra protagonizada por Florencia Raggi que llegó a los cines esta semana.
En Noche Americana, la trama gira alrededor de Iván (Alan Daicz), un muchacho que queda varado en Roma cuando su vuelo es cancelado. Una popular artista argentina llamada Michelle (Raggi), que se encuentra en la misma situación, comienza un juego de seducción con el joven, que deriva en una serie de conflictos de impensadas consecuencias. Y para Vazzano, la posibilidad de dirigir esa historia fue una oportunidad que no quiso dejar pasar y buscó imprimirle su propio estilo.
-¿Cómo llegas al proyecto de Noche americana?
-Fue totalmente sorpresivo, obra de la fortuna, y un regalo muy grande. Yo hace más de veinte años que estoy trabajando en España, y me envía el guion Pepe Lambloglia, uno de los productores ejecutivos del film. La verdad es que el libreto no me convencía mucho, porque era una comedia romántica sin más. Entonces pregunté si se podía intervenir y trabajar la historia. Me dijeron que sí, siempre y cuando no nos fuéramos de los parámetros de producción, con la historia sucediendo en un hotel, a lo largo de una noche, y con una cantidad de personajes que no podía crecer.
-¿Cómo describirías el tono de la película?
-Yo invité al guionista Rodrigo Españolo, y le dimos a la trama un registro de comedia negra y de suspenso. Tenía la oportunidad de incidir en el guion, pero no podía irme demasiado de los parámetros, porque la productora lo que había comprado era una comedia. La solución entonces fue buscar un tipo de humor que se adecuara más a lo que a mí me gusta, que es la comedia negra. Desde un principio tuve claro que quería pasar por distintos géneros cinematográficos y llevar todo hacia el thriller. A mí me encanta el cine de los hermanos Coen o el de Tarantino, que tiene mucho humor negro. Yo quería buscar un poco ese estilo, como así también el de Parasite, que comienza como una comedia de enredos que se pone cada vez más oscura.
-¿Cómo fue el proceso de armar el elenco, y cómo llegás hasta Florencia Raggi?
-El elenco se formó alrededor de Michelle, figura central y personaje de Florencia Raggi. Debido a eso, la primera pieza fue encontrarla a ella. Manejamos varios nombres, y la productora me hizo la propuesta de Florencia. Yo la conocía por el papel de abogada que hizo en Monzón, y me había gustado mucho su interpretación. Me interesé en ella, busqué sus trabajos y la verdad es que tenía todos los requisitos. El personaje tenía que ser una mujer que rondara los cincuenta años, atractiva, y que manejara el drama y la comedia, y ella lo tenía todo. Florencia fue perfecta para Michelle, y en los ensayos descubrí que tenía una metodología laboral muy interesante.
-¿Y cómo siguió la búsqueda del resto del elenco?
-Posteriormente, vimos cómo funcionaban los candidatos con Flor, y así se compuso el elenco con Rafael Ferro, que hacía de su marido, e Iván, interpretado por Alan Daicz. Para él necesitábamos alguien joven, y yo sabía que no quería a un galán. Yo buscaba a alguien que interpretara a un chico común, que de repente se encuentra con una diva tipo Susana Giménez, se deslumbra, y no sabe qué hacer cuando se da cuenta que le tocó la lotería. En la película también están Luis Cao y Sofía Lara, que también trabajaron muy bien.
La importancia de La casa de papel
Uno de los proyectos más relevantes de Bazzano a lo largo de extensa carrera fue el de dirigir varios episodios de La Casa de papel. El realizador participó en las dos temporadas iniciales de esa ficción española, y elaboró numerosas escenas de acción, además de un momento clave en la trama: ese en el que el Profesor instruye al grupo sobre cómo robar la Fábrica Nacional de Moneda y Timbre. Desde un lugar de verdadero privilegio, Bazzano fue parte del germen de un boom impensado, que posicionó a la televisión española en el panorama mundial de las series.
-Vos dirigiste cuatro episodios de La Casa papel, ¿qué recuerdos tenés de eso?
-Se hizo un trabajo de manera muy interesante, y lo recuerdo con mucho cariño. Fue muy intenso, porque cuando hacés una serie, habitualmente no estás muy cerca de la emisión, pero aquí teníamos esa fecha pisándonos los talones. Empezamos a rodar a principio de enero, y en marzo se estaba exhibiendo en Antena 3, entonces teníamos que ir muy rápido. Había mucha tensión, sabíamos que se iba a emitir por Netflix, y esto era una doble exigencia. Me acuerdo que el director de fotografía siempre nos decía: “¡Esto lo van a ver 190 países!” (risas). Estábamos con esa presión, pero la verdad es que fue un trabajo en el que se alinearon todos los astros. Primero hubo una idea muy original, el guion estaba muy bien escrito, y el elenco era buenísimo.
-¿Qué me podés contar sobre los intérpretes? Vos ya habías colaborado con Úrsula Corberó, ¿esto es así?
-Sí, yo conocía a Úrsula de una serie llamada Física o química, cuando era una niña de 17 años. Y vuelvo a colaborar con ella diez años después, ya tenía 27 y había crecido mucho como actriz. Recuerdo que aun siendo una adolescente, trabajaba muy bien, para mí es de las mejores. Cuando hicimos La casa de papel, el elenco era bastante desconocido. Álvaro Morte, el Profesor, venía de hacer una telenovela diaria llamada El secreto de puente viejo, Jaime Lorente tampoco era famoso, y Miguel Herrán había sacado un Goya como Mejor actor Revelación, pero tenía solo un largometraje atrás. Pedro Alonso, que hacía de Berlín, siempre se destacaba haciendo personajes secundarios, pero nunca había tenido un papel tan fuerte. Así que todos eran actores buenos, pero ni conocidos ni famosos.
-¿Cuál considerás que es la importancia de La casa de papel?
-Yo creo que fue un salto para que el planeta mirara a España. Nosotros ya veníamos trabajando con un nivel muy alto, pero esto fue como abrir las puertas al mundo entero. Y eso hizo que muchas series españolas que quizá no hubieran tenido la misma trascendencia, a raíz de La casa de papel se comenzaron a mirar con más atención. La televisión española es un mercado muy profesional, aquí hay una industria y eso marca la diferencia. Y creo que en los últimos años, este pasaje en el que las series de televisión se fueron de los canales a las plataformas, ha dado calidad a las producciones, porque ahora competimos de igual a igual con ficciones del resto de Europa o de los Estados Unidos.
-¿Y en lo personal, a vos qué te significó trabajar en La casa de Papel?
-Indudablemente, implicó un salto importante en mi carrera profesional, sobre todo a nivel de reconocimiento. Siempre trato de dejar lo mejor de mí en cada proyecto, y no todas las series tienen el mismo resultado, pero el de La casa de papel fue un caso excepcional. Yo no hice nada demasiado distinto a lo que hubiera hecho en otra serie, con respecto a las escenas de acción o de suspenso, pero aquí la historia tuvo mucho éxito, y los capítulos estaban muy bien. La verdad es que este trabajo me ha dado la posibilidad de tener un reconocimiento a nivel profesional muy importante.
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