La periodista y modelo francesa debutó en cine nada menos que con el poderoso largometraje de la realizadora Julia Ducournau, ganador de la Palma de Oro en Cannes el año pasado; en diálogo con LA NACION, la actriz habló sobre el agotador rodaje
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Sentada en la butaca de una sala de cine, Agathe Rousselle responde cada pregunta vía Zoom con una mezcla de timidez y atractiva honestidad. Su avasallante protagónico en Titane, el film de Julia Ducournau que se llevó la Palma de Oro en Cannes el año pasado y que se encuentra disponible en el servicio de streaming MUBI, es uno de los debuts cinematográficos más resonantes de los últimos años.
Rousselle, modelo y periodista de 33 años, fue descubierta por un director de casting vía Instagram, quien la convocó para audicionar para el personaje de Alexia en el film de la realizadora cuya ópera prima había sido la prometedora Raw. Rousselle sabía que iba a encontrarse con un desafío, pero los lineamientos eran vagos: Titane abordaba el tópico de la fluidez de género y le iba a demandar un gran trabajo físico. De eso estaba al tanto. Pero nada la preparó para lo que se encontró al leer el guion, cuando se presentó frente a una atenta Ducournau.
Titane, como era de esperarse, se ganó calificativos como “polémica”, “provocadora”, quizá una manera un tanto perezosa de describir una obra que no está buscando el golpe de efecto. En todo caso, su realizadora es una artista que no pierde el foco. No hay nada gratuito ni en Raw ni en Titane, más allá de cómo se las aprehendan luego. Existe mirada muy clara, no hay desvíos. La cineasta no se los permite. Como explica Rousselle: “Es la película de Julia, nosotros éramos sus técnicos, no sus artistas”, revela la actriz sobre su rol en un film que ante todo, nos persuade, desde esos calculados movimientos de Alexia sobre las máquinas y dentro de ellas, a abrir una conversación sobre el deseo, sobre qué despierta la pulsión en un mundo vacuo en el que a veces no hay tiempo (ni ganas) para determinar mediante qué vía queremos expresarnos.
Agathe Rousselle lo supo cuando, en pleno rodaje junto a una leyenda del cine francés como lo es Vincent Lindon, pieza clave del film en su segundo tramo, comenzó a confiar más en sí misma y en lo que podía aportar. “Titane me ayudó a comprender lo resiliente que es mi cuerpo, un cuerpo que dejó de pertenecerme en ese momento en el que no hacía otra cosa más que ser Alexia, mi vida no estaba dedicada a nada más”, le contó a LA NACION, en una entrevista en la que también mencionó a artistas con los que quisiera trabajar en el futuro. “Hay un problema: yo te puedo decir con quiénes deseo colaborar, pero no sé si ellos quisieran hacerlo conmigo”, expresa una mujer que, cuando tiene que aludir al impacto de su trabajo en Titane, lo hace algo apocada, lo que convierte a su transformación en la película un logro extraordinario para una novata de la actuación.
-¿Cómo fue conocer a Julia Ducournau por primera vez?
-El primer encuentro con ella fue en la audición, fue un encuentro muy profesional, pero ya ahí creo que ella tuvo una buena impresión sobre mí, así como yo tuve una buena impresión de ella. En ese momento solo repasamos algunas de las escenas, fue una muy buena audición.
-Cuando comenzaron con el proceso creativo, ¿qué empezaste a notar de distintivo en Julia como directora?
-Julia es una pesona muy segura, muy vehemente, que logra lo que se propone. Se concentra mucho en su trabajo. Por eso es que no le gusta perder el control sobre su visión y sobre su película, y ahí el rol del actor es bien claro: para trabajar con ella, tenés que desprenderte de todo lo que pensás. Yo me desprendí de lo que era. Me desprendí de mi propio cuerpo.
-¿Cómo te afectó emocionalmente el sentir que tu cuerpo dejaba de pertenecerte?
-Fue agotador, emocional y físicamente exprimió toda mi energía, pero no podría haber sido de otra manera si el objetivo era poner al personaje donde debía estar. Todo lo que yo atravesé estuvo directamente relacionado con lo que le pasaba al personaje.
-Y eso que vos sos una persona que trabaja mucho su cuerpo...
-Sí, yo me considero una persona muy física, pero lo interesante es que acá se me exigió un esfuerzo enorme, nunca trabajé tanto mi cuerpo como para Titane, como el tomar clases de pole dance, todo lo que hice terminó siendo una experiencia muy atractiva. Lo único que sabía al audicionar era que mi rol iba a ser físicamente demandante, pero no fue hasta filmar que advertí lo fuerte y resiliente que era mi cuerpo.
-¿Cómo fue trabajar con Vincent Lindon?
-Trabajar con Vincent fue un regalo, porque él es uno de los grandes actores franceses, junto con Gérard Depardieu tal vez. Es un actor tan increíble. Es muy preciso, técnico, y además lo que fue muy bueno para ambos fue que él estaba muy presente en cada escena, es una persona muy presente. Cuando filmás una escena con él lo más importante que tenés que hacer es estar en ese mismo lugar con él, y si lo conseguís, si te ponés en esta zona de estar en el aquí y ahora, entonces simplemente tenés que tomar su mano y seguirlo. Honestamente, aprendí muchísimo trabajando con él, fue muy protector, muy amoroso, estaba muy pendiente de mí.
-Sé que en el rodaje vos no estabas segura de qué iba a suceder con lo que estaban filmando y que Vincent te dijo que estuvieras tranquila porque estaban en una película que iba a ser monumental.
-Sí, me dijo eso. Me dijo: “Vos creeme cuando te digo que todo por lo que estás pasando va a valer la pena”. Lo que yo pensaba mientras filmaba era que tenía que mantener el foco. No podía pensar en otra cosa más allá de lo que estaba haciendo, porque ya de por sí tenía mucho en lo que concentrarme. No es que en el rodaje pensaba que estábamos haciendo una obra maestra, estaba con la mente en mi trabajo. Cuando terminamos sí pensé en lo que me dijo que Vincent, y de eso nunca dudé porque la película era todo para Julia. Sabía que ella no me iba a hacer quedar mal, no me iba a dejar fallar, porque era muy importante para ella. No dejó ningún cabo suelto. No estamos hablando de una directora que deja cosas libradas al azar. Tenía todo bajo control en el set.
-¿Te ayudó que la película fuera filmada respetando el orden de sucesión de la escenas tal como estaban en el guion? Sobre todo si consideramos el cambio que atraviesa tu personaje...
-Sí, ayudó muchísimo. Como mi personaje pasa por muchísimas situaciones, la progresión tenía que sentirse real, por eso hubiese sido muy difícil ir de adelante hacia atrás, pasar de estar tan vulnerable a ser esa bomba sexual. Eso hubiese sido complicado para mí.
-¿Tuviste momentos de inseguridad en los que creíste que no ibas a poder atravesar determinadas escenas?
-Sí, pensaba y me hacía preguntas, hasta que empecé a confiar en Julia. De todos modos, sí tuve momentos de dificultad, como cuando mi personaje empieza a transformarse fisicamente. Me veía horrible y no tenía ni un momento para reconectarme con mi rostro real, mi cuerpo real, y eso fue raro, me sentía muy disociada y tuve días complicados en los que me sentía terrible, pero eso fue solo una semana.
-Sos fotógrafa, escritora, modelo, fundaste una revista, pero en una ocasión dijiste que fue actuar en esta película lo que te hizo sentir completa como artista. ¿Qué tuvo esta experiencia que te hizo llenar ese vacío que sentías?
-Me sentí completa porque no tuve que hacer otra cosa más para estar satisfecha o conforme con lo que estaba haciendo. Formar parte de esto, ser el centro de atención, cosa en la que me siento cómoda, ser parte de un proyecto que es más grande que tu participación en él, era todo eso junto: el conectar con todo el equipo, estar muy enfocada, tener que ser fuerte y resiliente. Lo que más amo de estar en el set es que no te queda espacio para pensar en otras cosas, no tenes la energía de hacer otra cosa, tenés que poner todo lo que tenés en un solo proyecto. Yo soy una persona que suele hacer varias cosas al mismo tiempo, por eso el cambio de perspectiva me hizo sentir completa.
-¿Entonces solo hiciste la película en ese período de tiempo, no había nada más?
-No, no tenía tiempo para nada más, todo, mi cuerpo, mi mente, tenía que estar presente en la película, no había espacio para otra cosa.
-¿Cuando la viste por primera vez cómo te sentiste? ¿Fue en Cannes?
-En Cannes la vi por segunda vez, no quería verla ahí por primera vez porque salgo desnuda en varias oportunidades y no me gustaba la idea de verla rodeada de tantas personas. La primera vez que la vi fue en un pequeño cine en París. En realidad, no sé si la vi, se me aparecían recuerdos del set, o me concentraba en escenas que no están en la versión final, escenas que ni me acordaba que había filmado. Creo que no la vi realmente. Salí del cine y sentí que había estado en una montaña rusa, pero pensé que había hecho un trabajo honesto para ser mi primera película. Me daba mucho miedo haber hecho las cosas mal.
¿Y cómo fue la experiencia en Cannes y el triunfo del film en el festival?
-Al día de hoy siento que no procesé del todo lo que viví allí, porque fue un mix entre almorzar con todos tus ídolos y ver que se había cumplido mi sueño de ser actriz. Fue raro, porque finalmente era parte de una gran película, una película importante. De por sí, eso fue increíble, que Titane se haya proyectado en Cannes. Ahora, cuando ganó la Palma de Oro pensé: “¿Qué está pasando? ¿Qué es esto?” (risas) Eso fue muy surreal, todavía no caigo del todo.
-Manifestaste que ahora te gustaría trabajar con Michaela Coel y Phoebe Waller-Bridge...
-Ay sí, las amo a las dos. Hay muchos directores con los que me gustaría trabajar, franceses, británicos, norteamericanos. Pero hay un problema. Como actriz una cosa es querer trabajar con gente que admirás, pero la parte difícil es que esa gente quiera trabajar con vos, no tengo mucho control sobre eso.
-¿Y te gustaría ser directora o no pensaste nunca en eso?
-No, no, no. En un momento del rodaje de Titane me puse a ver cómo se orquestaba todo y apenas entendí cómo funciona. Si querés ser directora, tenés que estar en control de todo y no sé mucho sobre eso, no sé cómo hacerlo, sobre todo porque estaba muy enfocada en lo que yo tenía que hacer; tal vez algún día quiera, pero ahora solo me interesa ser actriz.
Julia considera que los actores no somos artistas sino técnicos, y te deja en claro desde el principio que estás en su película, con su visión, y que todos tenemos que encajar en ella
-¿Vas a seguir escribiendo? ¿Qué tópicos te interesaban como escritora cuando fundaste Peach con [la actriz y cantante] Tifenn-Tiana Fournereau?
-Peach era una revista feminista, que nació como un fanzine en el que poníamos a artistas mujeres en el frente para darlas a conocer, pero yo no escribí mucho en ella, solo algunos artículos, porque el punto era no ponernos a nosotras en el centro sino poner a otras mujer. Peach salió hace tres años, pero estamos pensando en sacarla otra vez, necesitamos encontrar una editorial para hacerla más grande. Ahora que más gente conoce mi nombre y que mi socia vendió dos libros, por ahí eso nos ayuda.
-¿Qué voces femeninas te inspiran?
-Ufff, hay tantas... Recientemente leí Argonautas de Maggie Nelson y pensé que era brillante, el libro Amo a Dick de Chris Kraus es extremadamente brillante también. Tengo tantas personas a las que admiro, como mi amiga Rebecca, que es la cantante de Lulu Van Trapp, ella es increíble pero además es feminista, y todo lo que hace lo hace desde esa óptica, y también desde el uso del cuerpo. Es una inspiración para mí.
-¿Y pensás que Titane es una película feminista?
-No, no creo que sea una película feminista en absoluto.
-¿No?
-Bueno... Tal vez es feminista porque fue dirigida por una mujer y el personaje principal es una mujer, pero en la historia esa mujer es una enferma psicópata, no es una buena persona, y además está tratando de encontrar su humanidad en las manos de un hombre blanco hetero de sesenta años, no me suena para nada feminista (risas). Además, ella empieza a sentir que existe, que es querida, justamente a través de ese hombre.
-Entiendo, lo pensaba más en relación a estar conectada con el placer, con el cuerpo, con serle fiel al deseo, con no negárselo.
-Sí, en ese sentido puede ser. Ella hace lo que quiere cuando quiere, pero al mismo tiempo es eso lo que la lleva a hacer ciertas cosas no tan buenas. Le atraen mujeres, hombres y autos (risas), va por lo que quiere, es verdad, pero los hechos nos muestran que cuando hace eso es peor, aunque esté respondiendo a determinados placeres.
-En tu primera escena, en la que estás bailando con los autos y en aquella en la que bailás con los bomberos, ¿cuánto hay de coreografía y orquestación y cuánto de Julia diciéndote: ‘soltáte y hacé lo tuyo’?
-Ah, no. Tenés que entender que en esta película no existió el ‘hacé lo tuyo’ (risas). No hay una sola cosa improvisada, había una coreografía preparada muy precisa. no había lugar para otras cosas.
¿Tampoco aportaste una mirada sobre el vestuario de tu personaje, su cabello, su look en general?
-No, todo lo que ves fue decidido por Julia. Ella considera que los actores no somos artistas sino técnicos, y te deja en claro desde el principio que estás en su película, con su visión, y que todos tenemos que encajar en ella. No existió un proceso colaborativo.
Dónde verla. Titane, de Julia Ducournau, está disponible en MUBI.
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