Adiós a Lennie Niehaus, el "músico de Clint Eastwood"
La muerte de Lennie Niehaus, músico de jazz, músico de cine, compositor, arreglador, orquestador, ocurrió el 28 de mayo, pero la noticia llegó varios días después. Murió en California a los 90 años, justo tres días antes de que su amigo y admirado compañero de trabajo –y también músico– Clint Eastwood cumpliera esa edad, ese número redondo. Murió Lennie Niehaus, del que se podría decir sin menospreciarlo que fue "el músico de Clint Eastwood". Fue más que eso, claro, pero fue nada menos que eso: el compositor de música de cine para mucho del gran cine de Eastwood: Jinetes del espacio, Los puentes de Madison, Los imperdonables, Un mundo perfecto, y otras de las dirigidas por su amigo, y también algunas producidas y/o protagonizadas.
Eastwood, como Charles Chaplin y como John Carpenter, es uno de los pocos directores en la historia del cine que ha cumplido –y varias veces– ese doble rol de director y compositor en una película. Eastwood y Niehaus, que se conocieron a principios de los años 50 en el ejército (Eastwood estaba ahí como instructor de natación), han sido una de esas duplas legendarias de director y músico, como Federico Fellini y Nino Rota, Alfred Hitchcock y Bernard Herrmann, François Truffaut y Georges Delerue o Steven Spielberg y John Williams.
En el caso de Eastwood y Niehaus, además, es un caso también de músico y músico, uno de los cuales además es director (y actor, y productor, y leyenda viva y unas cuantas cosas más). Algunos dicen que Eastwood y Niehaus se hicieron amigos tiempo después de conocerse no por algún interés en las piletas de natación ni por sus opiniones sobre las prácticas militares sino por su devoción por el jazz. En la biografía de Clint Eastwood de Patrick McGilligan podemos leer esta cita de Niehaus sobre los tiempos del ejército: "Clint trabajaba de camarero en el club de suboficiales, donde yo tocaba con mi cuarteto u octeto. Los fines de semana, yo tocaba en un club cercano a Monterey. Él venía con frecuencia, y yo lo veía, con su cuerpo larguirucho, y los pies apoyados sobre una silla, bebiendo una cerveza mientras me escuchaba."
Además de ser "el músico de Eastwood" N Niehaus, justamente, compuso la banda sonora de Bird y le enseñó a Forest Whitaker a actuar el "estar tocando como Parker" en esa película de Eastwood. Pero en los años 50, mucho antes de empezar a trabajar con Eastwood y antes incluso de empezar a trabajar en cine en películas de gente como Sam Peckinpah, Niehaus fue arreglador de la orquesta de Stan Kenton y hasta tuvo su propio octeto. Su disco Zounds! es muy fácil de encontrar y su estilo para interpretar clásicos como "The Way You Look Tonight" es fácil de describir en términos generales: es el del West Coast Jazz.
La última película para la que compuso música Niehaus fue Deuda de sangre, de 2002, pero no dejó de colaborar con Eastwood, seguiría como orquestador. De hecho, Eastwood se hizo cargo de componer la banda sonora de Río místico (2003) no por diferencias con Niehaus sino para ahorrar algo de dinero porque estaba justo de presupuesto. Después, Eastwood compuso varias otras de las bandas de sonido de sus películas, y canciones también. Y ya lo había hecho antes, aportando temas a las bandas de sonido de Niehaus, por ejemplo para Un mundo perfecto y para Los imperdonables (la melodía más recordada de la película, la de "Claudia’s Song") y lo seguiría haciendo después. De hecho, Eastwood ha respetado la línea estética de Niehaus, y su banda sonora de Más allá de la vida es, para el crítico español Álvaro Arroba "un clon perfecto inesperadamente dulcificado con el piano de las de Lennie y una maravilla".
¿Y cómo son las bandas de sonido de Niehaus para las películas de Eastwood? Bueno, de esas que se notan menos que otras, y no por irrelevantes sino porque apelan a una emotividad menos "farolera": son de esas que no necesitan arrojar decenas de violines a volumen brutal sobre nuestros oídos para obligarnos pavlovianamente a llorar o a alguna otra clase de estremecimiento. Las músicas de Niehaus en el cine de Eastwood, y las músicas de Eastwood trabajadas por Niehaus son más amables, alejadas de cualquier prepotencia, a veces apenas audibles al comenzar a presentarse, son obras que revelan esa aparente sencillez –que en realidad es limpidez, confianza, aplomo– a la que se llega con trabajo, talento, sensibilidad.
Esa aparente sencillez que confía en el relato al que se integra, que sabe que no es necesario que la música explique y marque permanentemente con resaltador los sentimientos en juego. La música de Niehaus, la de jazz y la de cine, que a veces también fue jazz, es de esas que -a diferencia de tantas otras bandas de sonido de películas- hoy podemos seguir escuchando y que nos acompañan con algo del tono de la película. En la música de Niehaus reverbera algo así como la nobleza de la relación con la maestría narrativa de Eastwood, y la gran prueba de su calidad sutil, sin alardes, está en la cantidad de Oscars y nominaciones que tuvo en toda su carrera: cero.
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