Accidentado regreso de un dúo cómico
Dos colgados muy fumados (Harold & Kumar Escape From Guantanamo Bay, EE.UU./2008, color; hablada en inglés). Dirección y guión: Jon Hurwitz y Hayden Schlossberg. Con John Cho, Kal Penn, Roger Bart, Neil Patrick Harris. Fotografía: Daryn Okada. Música: George Clinton. Edición: Jeff Freeman. Presentada por Distribution Company. 114 minutos. Para mayores de 16 años.
Nuestra opinión: regular
Cuando aparecieron –con su comicidad elemental, su desenfado, su incorrección y su apego a la escatología, la vulgaridad y el exceso–, Harold y Kumar obtuvieron un éxito inesperado en los Estados Unidos, aunque aquí su Aventura nocturna fue a parar directamente al video. Cuatro años después, sin el director del film original, Danny Leiner (que por lo menos sabía cómo enhebrar la sucesión de chistes en algo parecido a una historia); sin la ventaja de la novedad y reiterando hasta el hartazgo sus toscos recursos, casi todo lo que podía interpretarse en ellos como ferocidad satírica (gruesa, pero eficaz) se desdibuja ante el franco predominio del chiste barato y grosero por sobre el apunte crítico.
El formato es el clásico de los dúos cómicos, pero actualizado: uno, más sensible y sensato, es Harold, norteamericano de origen oriental; el otro, Kumar, desciende de una familia llegada de la India y es tan atolondrado e imprudente como para que los contratiempos sean cosa de todos los días para ellos. El cuento retoma algunas situaciones de la primera película, lo que justifica que el dúo se embarque rumbo a Amsterdam. Allí –se supone– encontrarán (además del paraíso soñado por entusiastas de la droga como ellos) a la bella modelo que le ha quitado el sueño a Harold. Kumar, por su parte, no tiene nada que perder: ya fracasó en la medicina y su ex novia está a punto de casarse con otro; para colmo, político encumbrado.
Pero no llegarán al paraíso sino a Guantánamo gracias a otra torpeza de Kumar… y a sus particularidades étnicas: juntos son la propia imagen de un complot terrorista concebido por Ben Laden y Corea del Norte. Claro que lo que el título original anuncia, el film lo resuelve en pocos minutos. Es apenas el preludio de la racha de obstáculos y peligros que sortearán los viajeros en una travesía que les permite tomar en solfa todo, desde la paranoia reinante, la lucha antiterrorista, los abusos de los prisioneros en Abu Ghraib, el Ku Klux Klan, los prejuicios raciales y las alucinaciones de los adictos hasta la Carta de Derechos y los conflictos no resueltos entre los dos Bush, padre e hijo. Todo en medio de sexo, droga, gratuita desnudez y chistes (muchos en torno de las funciones corporales), de cuyo calibre se tiene noticia apenas el film comienza. Es la señal de partida para quienes detesten ese tipo de gracia (?) o simplemente para quienes, a cualquier altura de la vida, sepan que ya han superado la edad del pavo.