A solas con Robert Englund, el actor de Freddy Krueger: "Es difícil crear monstruos después del 11/9"
El actor es una de las visitas internacionales en Comic-Con Argentina
Se podría ser fatalista (y realista): Freddy Krueger es el último gran monstruo del cine de Hollywood. Seguro, Pesadilla en los profundo de la noche¸ otro de los embates, perfectos y lacerantes, del fallecido Wes Craven en nombre del terror contra las buenas costumbres americanas ya tiene 32 años. Pero ¿qué otro cuco se ha instalado de forma tan poderosa en el imaginario popular como rey del terror moderno? ¿Ghostface de Scream (otro Craven purasangre)? ¿Jigsaw de la saga El juego del miedo? Bien lo sabe, claro, el propio Robert Englund, invitado de lujo de Argentina Comic-Con (donde se presenta hoy y mañana) y actor que interpretó por décadas a la bestia durmiente, socarrona y afilada: "Después del 11/9, el horror tuvo que basarse más en la realidad. No tuvo otra opción. Difícil crear monstruos entonces. Hubo que volverse más crudo: ¿cómo creas el miedo después del terrorismo? Pero eso no quiere decir que no haya terror ejemplar por estos días: Te sigue, por ejemplo, del año pasado o The Green Room, del director de Blue Ruin."
—¿Qué representa Freddy para el terror americano?
—Siempre hubo mucho simbolismo en el film. De por sí, en el título. Elm Street, parte del nombre original, Pesadilla en Elm Street. Es una calle genérica, que se encuentra en casi todas las ciudades de Estados Unidos, como Broadway o Main. Y también es el nombre de la calle donde Kennedy fue asesinado. Incluso la familia que aparece un libro clásico de enseñanza, que atravesó varias generaciones, vive en esa calle. Esa pesadilla es la pesadilla de América. Freddy era el mal en la sociedad, representaba el fin de esa inocencia y verla a los ojos.
—Siempre celebras que en las Pesadilla… la mujer tuvo un papel clave y nada estereotipado ¿no?
—Freddy es, en parte, el mal que las mujeres enfrentaron. En 1984, estaban en un momento muy alto los divorcios, quizás el más en la historia, y había mucho abuso doméstico de píldoras y alcohol. El fin de la inocencia en la familia. Freddy es un símbolo de eso. Las películas no son acerca de Freddy, sino acerca de las mujeres que lo vencen y sobreviven. Así sea Nancy, Alice, la hija, Monica Kina en Freddy vs. Jason. Siempre hay una mujer fuerte. Siempre me sentí muy orgulloso de eso.
—¿Cómo definirías tu carrera como actor habiendo sido tremendo icono?
—Lo bueno para mí es que si nunca hubiera hecho a Freddy, considerando como me veo hoy en día a mí edad y después de 8 películas, no me hubieran dado roles como el científico loco, el malvado romántico, el viejo en el bosque, roles que tengo gracias a que hoy me parezco a al actor Trevor Howard o un poco como al clásico actor y director Vincent Prince, a esos actores clásicos del género. Siento que estoy un poco en sus zapatos ahora. Si no hubiera sido Freddy, no tendría esas películas.
—Sin querer ser agresivo ¿alguna vez pensaste en que te hubiera gustado tener otro tipo de carrera?
—Soy un chico de Hollywood y tuve una carrera a la inversa. Mis amigos Mark Hammill, quien es Luke en Star Wars, o Gary Busey, he aprendido de ellos que cuando te encierran en un rol, tenes que aprovecharlo al máximo. Domarlo, casi. Mi éxito en el horror me abrió las puertas del mundo. Me convertí en un actor internacional a mediados de los 80. Hice casi 80 películas y solo 25 son horror. Hago voces en animación y en videojuegos. He hecho las paces con esa forma en que siempre se me piensa en el cine, ya sea desde el casting o el espectador. Ya no soy el monstruo, y me divierte ser el científico loco. Estoy agradecido.
—¿Por qué hablas una carrera en reversa?
—Porque cuando comencé, en la era del Nuevo Hollywood en los 70, hice mucho Shakespeare, y parte de la gente con la comencé a actuar de joven eran Susan Sarandon, Jeff Brigdes, Sally Field, Henry Fonda, todos ganadores del Oscar. Hice eso, hice esos roles. El feliz accidente de hacer la serie V - Invasión Extraterrestre y Pesadilla… casi al mismo tiempo es que me abrió las puertas todo un nuevo mundo, otros roles, otros países como Japón, España, Francia, Rumania. Ha sido un regalo. El horror entra de otra forma al corazón de quién las disfruta.
—¿Cómo vivís está especie de reinado pop en la cultura mainstream donde, por ejemplo, el terror, los videogames o cómics ya no son consumo de pocos?
—Creo que fueron culturas muy negadas durante mucho tiempo. Y eso es parte de lo que las hizo fuertes. Ahora la forma de circulación de estos productos, sobre todo en cine y series, es masiva. Y se ha dado desde que surgió el cable, después la reproducción doméstica y ahora ya existe el streaming. Realmente creo que esos fans ahora son parte de la "democracia" de la industria de Hollywood. Ahora se los escucha.
—¿Querés a Freddy?
—No lo amo. Y ese maquillaje es una patada en las bolas. Pero para mí como actor fue muy liberador, cambiar la voz, esconderme en el maquille y moverme distinto. Fue divertido ser un poco más grande que la vida por un rato.
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