A Sandler no le van bien las moralejas
"Click: perdiendo el control" ("Click", Estados Unidos/2006). Dirección: Frank Coraci. Con Adam Sandler, Kate Beckinsale, Christopher Walken, Henry Winkler, David Hasselhoff, Julie Kavner y Sean Astin. Guión: Steve Koren y Mark O Keefe. Fotografía: Dean Semler. Música: Rupert Gregson-Williams. Edición: Jeff Gourson. Diseño de producción: Perry Andelin Blake. Producción hablada en inglés con subtítulos en castellano y presentada por Columbia TriStar Films. Duración: 107 minutos. Apto para todo público.
Nuestra opinión: regular
Adam Sandler es uno de los comediantes más exitosos del mundo (aunque su popularidad es mucho mayor en su país que en el exterior) y sus películas, más allá de cierta apuesta al doble sentido y la vulgaridad, son objeto de culto por parte del sector de la cinefilia más proclive a descubrir talentos dentro del cine masivo y aparentemente banal.
Pero, lamentablemente, "Click" no alcanza ni siquiera un mínimo de eficacia y consistencia como para ser incluida entre los trabajos reivindicatorios del intérprete de "Un papá genial" y "Como si fuera la primera vez". Este film producido por el propio Sandler (uno de los actores más ricos de Hollywood), dirigido por Frank Coraci (en su tercer largometraje al servicio del protagonista después de "El cantante de bodas" y "El aguador"), y escrito por Steve Koren y Mark O Keefe (los autores de "Todopoderoso") empieza como una comedia basada en una idea medianamente ingeniosa, pero atada a todo tipo de fórmulas ya aplicadas, y termina como un melodrama aleccionador inspirado en "¡Qué bello es vivir!", el clásico de Frank Capra, con una andanada de golpes bajos y excesos de sentimentalismo para criticar de manera demasiado obvia los excesos laborales, la falta de comunicación en una sociedad hipercomunicada y la pérdida de los valores familiares esenciales en estos tiempos modernos.
Michael Newman (Sandler) es un arquitecto saturado de trabajo, humillado por su jefe (David Hasselhoff) y sometido aún por sus padres (Henry Winkler y Julie Kavner), que no tiene tiempo para dedicarle a su bella y comprensiva esposa Donna (Kate Beckinsale), a sus dos pequeños hijos ni a su perro. Desesperado por las presiones, los reclamos y la envidia que le despiertan sus vecinos, nuestro antihéroe termina aceptando de manos de Morty (Christopher Walken), una mezcla de ángel excéntrico y científico loco que en la comparación deja al Christopher Lloyd de "Volver al futuro" como un actor digno de Robert Bresson, un control remoto que no sólo le permite manejar los múltiples artefactos del hogar sino también recorrer su vida en ambos sentidos, pausar, rebobinar o saltear un pasaje no muy placentero. Las consecuencias de semejante poder, por supuesto, serán devastadoras.
El presupuesto de 75 millones de dólares permitió un amplio despliegue de efectos visuales para construir la vertiente fantástica del relato y el indudable carisma de Sandler (aquí bastante desaprovechado) hacen medianamente llevadero el arduo derrotero de 107 minutos.
En los mejores pasajes (pocos) el film se ve con una sonrisa que jamás llega a la carcajada. En sus momentos más flojos (muchos), la película resulta entre monótona e irritante, especialmente cuando adquiere un tono pomposo y cursi en su moraleja edificadora. Para lecciones de vida, es preferible volver al clasicismo del apuntado Capra y, para una mirada ya bastante más inteligente sobre los avatares existencialistas y los vericuetos psicológicos de esta época, siempre es posible recuperar cualquier guión de Charlie Kaufman, como "Eterno resplandor de una mente sin recuerdos" o "¿Quieres ser John Malkovich?".
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