A 10 años de Zodíaco, rescatamos la obra maestra de David Fincher
A una década del estreno del policial basado en el libro de Robert Graysmith, repasamos las razones por las cuales debería considerarse un clásico
Este año marca el regreso de David Fincher a la televisión con el estreno de Mindhunter, la serie policial de Netflix protagonizada por Jonathan Groff y producida y (parcialmente) dirigida por el realizador (quien ya había oficiado de productor ejecutivo de la exitosa House of Cards) que desembarca hoy a la plataforma. Por otra parte, 2017 también es sinónimo del décimo aniversario de Zodíaco, el largometraje del cineasta basado en la obra de no ficción de Robert Graysmith . En esta nota destacamos algunos motivos por los cuales el film de Fincher es tan inoxidable como su otra obra maestra: Red social.
*Tres hombres, una misma obsesión
Si bien Zodíaco se centra en la investigación para resolver la identidad del asesino que aterrorizó San Francisco a fines de los 60 y comienzos de los 70, la película de Fincher implica un paso adelante en su filmografía porque el componente policial no tiene la misma relevancia que en Pecados capitales - cuya construcción era mucho más lineal -, dado que la columna vertebral del film son los tres hombres que, desde sus respectivos trabajos, lucharon incansablemente para encontrar al Zodíaco. En este sentido, Fincher dirige su película menos afectada, poniendo el acento en el factor humano con una precisión admirable. Luego de una intro indeleble que analizaremos posteriormente, el realizador corta a una escena que podría funcionar como cortometraje, en el que se sintetizan diversos aspectos de su obra.
En primera instancia, lo vemos al dibujante Robert Graysmith ( Jake Gyllenhaal ) alistándose para un día de trabajo en el diario San Francisco Chronicle. La cámara lo sigue hasta su ingreso al edificio, para luego concentrarse en las cartas que viajan en un carrito hacia la redacción. Fincher pone el ojo en una de ellas, aquella que lanza el primer dado en ese juego entre el asesino y quienes podían garantizarle notoriedad, como el periodista Paul Avery ( Robert Downey Jr. ), quien intenta descifrar el acertijo. La tercera pata en esa persecución eterna es el inspector David Toschi ( Mark Ruffalo ), cuya carrera se altera indefectiblemente a medida que lleva adelante la investigación del caso.
Como ya había concebido una película de asesinos seriales hecha y derecha, con Zodíaco Fincher se vuelve más emocional al mostrar cómo el paso del tiempo - y la falta de resoluciones - perturban a Graysmith (cuyo matrimonio se deteriora), a Avery (cuyo alcoholismo se agudiza) y a Toschi (cuyo trabajo tambalea hasta caerse momentáneamente). Una de las últimas escenas, en la que el dibujante visita en plena noche al inspector para exponerle su visión del caso con argumentos sólidos y un as bajo la manga, es el ejemplo más claro de cómo las personas insulares al Zodíaco son las más atractivas para Fincher.
*La contundencia de las viñetas del horror
Todo empieza con el suceso del 4 de julio de 1969. Mike Mageau (Jimmi Simpson) pasa a buscar con su auto a Darlene Ferrin (Ciara Hughes) y conduce hacia una zona inhóspita de Vallejo, California. El encuentro romántico entre ambos se ve interrumpido por la súbita aparición de un hombre vestido de negro que se acerca al vehículo y les dispara a sangre fría. Darlene muere, Mike sobrevive y el "asesino del Zodíaco" nace. Esa primera escena del film es una verdadera proeza de Fincher. El cineasta - apuntalado por un gran director de fotografía, el recordado Harris Savides - nos muestra cómo el auto de Mageau es el único destello en ese escenario donde la oscuridad impera. Asimismo, cuando el asesino efectúa el primer disparo, empieza a sonar con más fuerza la canción de Donovan "Hurdy Gurdy Man" que habla sobre un integrante de la banda homónima que "llega cantando canciones de amor". El gesto irónico de Fincher no pasa inadvertido: Zodíaco es tan escalofriante como ácida.
La primera instancia de la investigación policial - una plagada de burocracia y falta de recursos que ralentizaron su curso - se ve entrecortada por esas viñetas perturbadoras de los tres asesinatos que se le adjudicaron al Zodíaco. Un instante bucólico se convierte en una verdadera pesadilla, cuando la pareja de Bryan Hartnell (Patrick Scott Lewis) y Cecelia Shepard (Pell James) es atacada en el lago Berryessa, en el condado de Napa. Nuevamente lo humano va por delante de lo ascético: Fincher pone en primer plano el cruce de miradas de los enamorados antes de ser acuchillados sobre el pasto. Cecelia muere, Bryan sobrevive y el Zodíaco se fortalece. Por otro lado, y en relación al tercer asesinato (el del taxista Paul Stine), Fincher reitera el recurso del comienzo del film y persigue obseso al vehículo hasta el punto de llegada del fatídico viaje, cuando se escucha el disparo y un nuevo enigma comienza.
En consecuencia, el único golpe de efecto del film (la visita de un paranoico Graysmith a la casa del ominoso Bob Vaughn, figura sospechosa) contrasta con la precisión de esos momentos en los que - como aquel en el que al asesino se lo escucha en un programa televisivo -, se pone en evidencia la meticulosidad de ese monstruo que se alimentaba de la notoriedad y de lo lúdico, antes y después de cometer sus crímenes.
*James Vanderbilt y una adaptación infalible
"Necesitábamos construir al Zodíaco desde su verdad emocional, en oposición a su verdad factual", expresó David Fincher en relación al guion de su película. El encargado de adaptar el libro de no ficción publicado por Graysmith en 1986 fue James Vanderbilt, quien hace dos años debutó como director con Truth, otra película (mucho menos inspirada) sobre los pormenores de una investigación y el poder de la información. En Zodíaco, Vanderbilt hizo un trabajo descomunal de equilibrio. Por un lado, conservó la enorme cantidad de datos, fechas, cartas y nombres vinculados a la búsqueda del asesino que Graysmith recopiló con perseverancia. Por el otro, respondió a esa necesidad de Fincher de encontrar el costado emocional que el dibujante devenido en escritor excluyó de su libro. De esta forma, en el guion son fundamentales tanto los datos más duros como el espiral en el que caen sus tres protagonistas.
Cuando Graysmith se reencuentra con su ex compañero del Chronicle Paul Avery años después de los primeros asesinatos del Zodíaco, nuevamente prevalecen los tête-à-tête del film, los encuentros entre esos individuos unidos por el fantasma de lo irresoluto, las conversaciones acerca de hasta qué punto es vital seguir buscando pistas para llegar a una verdad unívoca. "Necesito pararme allí, mirarlo a los ojos y saber que él lo hizo", le confiesa Graysmith a su mujer Melanie (Chlöe Sevigny) cuando ella le cuestiona su interés extremo en el caso. Sobre el final, Fincher retrata la llegada de ese momento crucial y pone en tela de juicio la (in)satisfacción del autor al observar a Arthur Leigh Allen (John Carroll Lynch), el único sospechoso de los asesinatos, y corroborar su culpabilidad sin casi intercambiar palabras.
"Tan sólo porque no puedas probarlo no significa que no sea cierto" le había espetado un desbordado Graysmith al inspector Toschi. Su sentencia adquiere otra dimensión en ese desenlace abierto en el que Vanderbilt y Fincher, lejos de brindarnos alivio, nos obligan a admirar la búsqueda de verdad, ante la ausencia de la verdad misma.
*Mindhunter, lo nuevo de David Fincher para Netflix:
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