Streaming: diez series y películas para redescubrir los años 80
Hace tiempo, años ya, que la producción audiovisual está en el negocio de la nostalgia. El rescate de personajes creados en los cómics de la décadas 30, 40, 50 y 60 sostiene hoy a los estudios de cine más grandes. Pero hay una clase de mirada al pasado que privilegia a los años ochenta. En parte, porque la reconstrucción histórica de esos años puede no ser tan complicada como la de, por ejemplo, el período entreguerras, pero sobre todo porque los objetos culturales de consumo de aquel tiempo moldearon la infancia y la adolescencia de muchos de los que ahora están a cargo de las producciones y de una buena parte del público que consume películas y series.
Algo de aquel pasado idealizado a puro flúo y neón atrae aun a quienes que no habían nacido la primera vez que se usaron los jeans nevados y las riñoneras. Reencuentro o primer descubrimiento, lo cierto es que los años 80 son materia e inspiración recurrente para mucho de lo que se ve hoy en pantalla. Sin películas como ET: el extraterrestre o Los GooniesStranger Things no hubiera existido y mucho menos Cobra Kai, la serie spin off del film Karate Kid que hoy viernes se suma con dos temporadas a Netflix; el año próximo estrenará allí la tercera.
Lo curioso de este momento tan particular de los consumos culturales es que por obra y gracia del streaming –que tiene sus problemas, pero éste no es uno de ellos–, los relatos originales de esa década y las nuevas historias que tanto tomaron de ellos pueden verse al mismo tiempo. No hace falta hacer arqueología ni desempolvar viejos videocassettes para trazar los puntos en contacto, los temas y los paisajes que consiguieron resistir el paso del tiempo y pasadas cuatro décadas siguen pisando fuerte en la cultura popular global.
Divididas en diferentes plataformas y entre series y películas, las diez propuestas que siguen mantienen un constante diálogo con los tan mentados años ochenta. Para algunos será reeencuentro emotivo y para otros, una guía práctica para entender de una vez por todas cómo era el mundo con teléfonos de disco y sin celulares.
Karate Kid. Estrenada en 1984, esta película se transformó en un inesperado fenómeno global. Aprovechando el interés en las artes marciales que habían generado los films protagonizados por Bruce Lee y el surgimiento de academias por todos los Estados Unidos, el productor Jerry Weintraub le pidió al guionista Robert Mark Kamen que creara una historia alrededor de un chico cuya vida cambiaba gracias a las enseñanzas de un maestro oriental. Así surgió el relato de Daniel (Ralph Macchio), el adolescente en busca de un lugar en el mundo y su relación con el señor Miyagi (Pat Morita), el héroe oculto detrás de la imagen de inofensivo anciano. Lo que muchos creían que sería un fracaso y una versión infantil de Rocky (John Avildsen dirigió ambas películas con un año de diferencia) fue un éxito que tuvo dos secuelas, una remake y ahora una serie que acercó el cuento de "Daniel-san" a una nueva generación de espectadores. Disponible en HBO Go
Cobra Kai. Más de treinta años después de su estreno en cine, en 2018 YouTube estrenó esta serie que, apoyada en la nostalgia retro de los ochenta, le dio una nueva vuelta a los personajes que marcaron la infancia de tantos. Después de todo, si todos los creadores tomaban algo del elixir de la cultura ochentosa por qué no iban a hacerlo quienes ayudaron a volverla indeleble. Así, ahora instalada en Netflix, la serie recupera el espíritu de la primera película y a sus protagonistas. Daniel Lorusso (Ralph Macchio) es el exitoso dueño de una agencia de coches, mientras que a su eterno rival de la academia Cobra Kai, Johnny Lawrence (William Zabka), no le va nada bien. Un estado de situación por el que culpa a Daniel y aquel enfrentamiento de la adolescencia. Con humor y sin muchas sutilezas, la ficción utiliza viejas imágenes de las películas para explicar la enemistad entre Daniel y Johnny y consigue darle nuevos aires al viejo cuento sin perder el espíritu que lo hizo tan famoso. Dos temporadas. Disponibles en Netflix
Beetlejuice. Antes de alquilarle su oscuridad a Disney, su viejo empleador, Tim Burton contaba historias que lograban cambiar el cauce del río. Los monstruos, los fantasmas y los raros eran sus héroes y los tenebrosos eran los humanos. Uno de los mejores ejemplos de su estilo visual y tono narrativo es esta película de 1988, en la que Alec Baldwin y Geena Davis interpretan a una encantadora pareja que muere y se queda viviendo en la casa que aman. El problema es que allí se muda una familia insoportablemente snob (a excepción de la joven Lydia, interpretada por Winona Ryder) que está decidida a cambiarlo todo. Así, para echarlos, el dúo decide recurrir a Beetlejuice (Michael Keaton), un espíritu maligno que pone garras a la obra. El personaje tuvo tanto impacto que derivó en una serie animada, un musical de Broadway y la posibilidad de una secuela siempre latente. Disponible en Amazon Prime Video
Un príncipe en Nueva York. Si en el caso de Beetlejuice los rumores de una continuación nunca se esfuman pero tampoco parecen avanzar demasiado, la experiencia indica que cuando se trata de productos ochentosos nunca hay que perder la esperanza. De hecho, a fines de este año se estrenará –pandemia mediante– la secuela de esta comedia protagonizada por Eddie Murphy. Estrella megataquillera del cine de esa década, en 1988 Murphy, surgido de las filas de Saturday Night Live, encabezó esta comedia romántica en la que interpretaba al príncipe Akeem, heredero del reino de Zamunda. Decidido a encontrar a su futura reina por sí mismo, Akeem recala en Queens, Nueva York. Un producto de su época –muchas de sus bromas y situaciones hoy no pasarían la barrera de la corrección política– Un príncipe en Nueva York, dirigida por John Landis y escrita por el propio Murphy, celebraba el espíritu emprendedor del selfmade man (o woman, en el caso de Secretaria ejecutiva, estrenada ese mismo año), tan inseparable de los años de presidencia de Ronald Reagan. Disponible en Netflix
ET: el extraterrestre. Punto de referencia y origen de tantas ideas que hoy son moneda corriente de las pantallas, gracias a este film Steven Spielberg cambió el cine de Hollywood para siempre. En 1982, una película que combinaba los elementos del drama familiar y la ciencia ficción representaba una apuesta singular. El interés en el espacio exterior que George Lucas y el propio Spielberg habían encendido en los espectadores con films como Star Wars y Encuentros cercano del tercer tipo, pasado por el tamiz de la emoción de Kramer vs Kramer o El campeón resultó en una fórmula imbatible. La ternura de la amistad entre Elliot, el niño atravesado por el divorcio de sus padres, y ET, la criatura varada en la Tierra y lejos de su familia tocó una fibra que a partir de ese momento el cine volvería a transitar una y otra vez. Y que las series recuperarían décadas después como huella narrativa de reconocimiento inmediato. Disponible en HBO Go
Gremlins. "Y así termina la historia. Ya saben, si su aire acondicionado anda mal, su lavaplatos estalla o su videocassettera deja de funcionar, antes de llamar al técnico prendan todas las luces, revisen todos los armarios y miren debajo de todas las camas, porque, quién sabe, tal vez hay un Gremlin en tu casa". Esa recomendación al final de la película producida por Steven Spielberg y dirigida por Joe Dante en 1984 perturbó el sueño de muchos niños de aquellos tiempos. Ansiosos o espantados por la posibilidad de que una de las criaturas en el centro del relato estuvieran escondidas dentro del placard, lo cierto es que para ellos el film escrito por Chris Columbus –que años después como director sería parte de fenómenos como Mi pobre angelito y las dos primeras entregas cinematográficas de Harry Potter– forma parte esencial de su infancia. El relato navideño sobre un regalo de último momento que deviene en un desastre inauguró una era de películas familiares en la que la aventura, el humor y la fantasía con toques de horror marcaban la pauta. Disponible en OnDirecTV
Los Goonies. A partir de una historia original de un tal Steven Spielberg, con guion de Columbus y la dirección del experimentado Richard Donner, esta película tan citada en las series actuales llevó el éxito de Gremlins a un nuevo nivel. Con un equipo creativo similar –de hecho en una escena se hace referencia a las caóticas criaturas– el relato de la epopeya del grupo de chicos tenía mucho de las aventuras de los héroes de los cómics y la radio con las que Spielberg y sus amigos, como George Lucas, habían crecido. Protagonizada por un grupo de jóvenes promesas como Josh Brolin, Sean Astin y Martha Plimpton, lo que diferenciaba a este cuento es que en este caso los protagonistas eran los chicos. Entre cínicos y despistados, los adultos no tenían otra que aceptar que sus hijos habían salvado el día. Un triunfo especialmente dulce para los jóvenes espectadores del otro lado de la pantalla. Disponible en HBO Go
High Score: el mundo de los videojuegos.Esta serie documental de seis episodios recientemente estrenada en Netflixes el vehículo ideal para entender algo del enorme impacto cultural que tuvo el cine de entretenimiento de los años 80. Contando la historia desde el punto de vista del nacimiento de la industria de los videojuegos, el documental, al menos en sus primeros dos episodios, funciona como una divertida guía práctica para entender y apreciar la tan citable y citada época. El relato incluye el surgimiento de los shoppings como punto de encuentro de los adolescentes, espacio de vital importancia en las series apoyadas en el concepto retro de Stranger Things pasando por las más adultas Glow y Halt and Catch Fire y la informática aplicada a la vida cotidiana. Ese nuevo lenguaje acuñado por los jóvenes de la época al que el documental le aporta el contenido y el contexto que las referencias tantas veces vistas suelen escatimar. Una temporada. Disponible en Netflix
Indiana Jones y los cazadores del arca perdida. Uno de los momentos más divertidos de High Score es el que muestra los resultados de la sociedad entre la industria del cine y la de los videojuegos a través de las imágenes de las rudimentarias versiones de ET e Indiana Jones que tenía los jueguitos en sus primeros años. Nada de esas figuras básicas y esos sonidos repetitivos reflejaba la emoción de ver al profesor Jones corriendo desesperado para no ser aplastado por una bola de piedra gigante o haciendo vibrar su látigo contra el villano de turno. Fantasía, un poco de historia y una versión romántica e idealizada de los aventureros del pasado, el personaje creado por George Lucas y Lawrence Kasdan y llevado a la pantalla por Steven Spielberg nació inspirado en los seriales fílmicos y radiales de los años 30 –una fuente en la que Lucas ya había abrevado para Star Wars–, y les dio una nueva vida. Con el ritmo narrativo de la década del ochenta los héroes de antaño se volvieron los objetos de consumo pop que siguen siendo cuarenta años después. Disponible en Flow
El club de los cinco. No importa la ocasión ni el contexto: cuando se escuchan los primeros acordes de "Don’t You (Forget About Me)", se activa la máquina del tiempo. La canción de la banda escocesa Simple Minds se volvió inseparable de El club de los cinco, la película escrita y dirigida por John Hughes, ese autor cuya materia prima fue la adolescencia transitada en los pasillos del territorio más peligroso de todos: la secundaria. Aquel film de 1985 hizo de una premisa sencilla centrada en cinco alumnos, muy diferentes entre sí, que son castigados y deben pasar todo un sábado juntos en el gimnasio de su escuela, un film emblemático e inolvidable. En gran medida por esos cinco personajes que se volvieron arquetipos que el cine de Hollywood utilizó y utiliza desde entonces. La chica popular (Molly Ringwald), el deportista (Emilio Estevez), el nerd (Anthony Michael Hall), el rebelde (Judd Nelson) y la rara (Ally Sheedy), según la visión de Hughes eran lo mismo: proyectos de adultos que no tenían idea como serlo. Una generación atrapada entre el olvidado idealismo de los años sesenta y el materialismo de los ochenta que no llegaban a entender. Disponible en Netflix
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