7 curiosidades que quizás no conocías de Fiebre de sábado por la noche
A 40 años de su estreno, perlitas y anécdotas de una película que retrató como ninguna la era de la música disco
El director británico John Badham no tenía idea de que su película Fiebre de sábado por la noche no sólo se convertiría en un verdadero éxito, sino también en un retrato inoxidable de la era de oro de la música disco.
Cuarenta años han pasado exactamente desde que el film protagonizado por un jovencísimo John Travolta llegaba a los cines y rompía con los estándares de la época. El incomprendido Tony Manero representaba a toda una generación de jóvenes que esperaban que llegara el fin de semana para lucirse sobre la pista de baile, aún cuando sus padres no pudieran comprender que ese fuera el motor de su existencia. Los tics, la vestimenta, los pasos de baile, las luces y la música de los Bee Gees hicieron todo lo demás.
Para celebrar el aniversario del estreno de Fiebre de sábado por la noche, algunas perlitas y curiosidades de la película musical que se volvió en un fenómeno mundial.
1. El origen
El guión de Norman Wexler fue adaptado de un artículo de no ficción escrito por el periodista Nik Cohn para una revista, en el que se detallaba la vida de los adolescentes de Brooklyn en plena era disco.
En un comienzo, la película se llamó Tribal Rites of the New Saturday Night (o Ritos tribales de las nuevas noches de sábado), siguiendo el título del reportaje periodístico que la inspiró. Más tarde, el proyecto se acortó a Saturday Night y no fue sino hasta que los Bee Gees no dieron a conocer una de las canciones que formaría parte de la banda sonora, "Night Fever" que el director configuró el título con el que finalmente se estrenó, el 16 de diciembre de 1977.
La elección de Badham para ponerse detrás de cámara fue bastante casual. Según contó él mismo en una reciente entrevista, fue su trabajo en la comedia The Bingo Long Traveling All-Stars & Motor Kings -donde dirigió a James Earl Jones y Richard Pryor- el que animó al productor Robert Stigwood a contactarlo. Y, pese a que tenía algo de experiencia, su conocimiento sobre el mundillo de la música disco era casi nulo. Fue Travolta, de hecho, quien lo puso al tanto de la "movida neoyorkina" y lo llevó a conocer Brooklyn, el lugar en el que transcurre la historia.
2. El drama de Travolta
La actriz Diana Hyland fue quien alentó a Travolta, su novio en ese momento, a aceptar el papel de Tony Manero. Se habían conocido tiempo antes, durante el rodaje de la película El chico en la burbuja de plástico.
Pero el rodaje de Fiebre de sábado... estuvo marcado por el dolor para el actor: antes de comenzar la filmación, se descubrió que Hyland padecía de un avanzado cáncer de mama. Su salud se fue debilitando rápidamente hasta su muerte, el 27 de marzo de 1977. La producción de la película entró en receso por unos días para que Travolta pudiera asistir al funeral y se recuperara de la pérdida.
3. La puesta a punto
Travolta se tomó muy en serio el desafío de componer a Manero. Por eso, corrió diariamente poco más de tres kilómetros y tomó clases de baile durante tres horas, de lunes a viernes, para llegar en forma al rodaje. Hacia el final de la filmación, había perdido un total de 9 kilos.
Su gran desafío era hacer la escena de baile de "You Should Be Dancing" sin dobles de cuerpo y de principio a fin. De hecho, cuando se enteró que Badham pretendía que él sólo hiciera los primeros planos de la secuencia, se puso de muy mal humor y aseguró que él estaba en condiciones físicas de realizarla de manera íntegra. Finalmente, ganó la pulseada.
4. Sangre, sudor y lágrimas
Pese a que Travolta quería vestir de negro sobre la pista, finalmente la producción lo convenció de llevar el ya icónico traje blanco para que las luces de colores y sus movimientos se lucieran mejor en cámara.
Según contó el actor, utilizó dos trajes idénticos para la escena culminante de la película: entre tomas, se veía obligado a cambiarse debido a que la transpiración se hacía notar sobre la tela de poliéster. De inmediato, comenzaba un operativo detrás de cámaras para secar la ropa y volver a reemplazarla cuando hiciera falta.
Uno de los trajes en cuestión fue vendido en una subasta por 145 mil dólares. El comprador fue el crítico de cine Gene Siskel, quien se reconoció fanático de la película.
5. El elenco
Con Travolta ya confirmado, lo más complicado fue encontrar a la actriz correcta para ponerse en la piel de Stephanie Mangano, la mujer que le robaba el aliento a Tony Manero. Jessica Lange, Kathleen Quinlan, Amy Irving y Carrie Fisher fueron algunas de las opciones que se consideraron para el rol que terminó interpretando, finalmente, Karen Lynn Gorney.
Anette, la compañera de baile inicial de Manero, tampoco fue un personaje sencillo de encontrar. Donna Pescow, la actriz que finalmente la interpretó, audicionó seis veces hasta obtener el papel. Según trascendió, Pescow era considerada "demasiado bonita" para el rol, pero ella se concentró en ganar peso y mejorar su "acento de Brooklyn" para, finalmente, convencer a los productores.
Otra perlita es la participación de Fran Drescher. La actriz que años después alcanzaría la fama mundial con la sitcom The Nanny debutó en la pantalla grande de la mano de esta película, interpretando a Connie, una chica algo atrevida que consigue sacar lo mejor de Manero en la pista.
6. El presupuesto
Pese a que contó con un presupuesto algo reducido -3,5 millones de dólares, en total- las ganancias que dejó Fiebre de sábado por la noche superaron los 237 millones de dólares desde su estreno, en diciembre de 1977.
La falta de fondos durante el rodaje llevó, por ejemplo, a reducir drásticamente los gastos de producción. Sin la posibilidad de alquilar una máquina de humo, se recurrió a una "mezcla tóxica de brea caliente y neumáticos de autos encendidos", según contó el iluminador Bill Ward. Por supuesto que semejante emanación no pasó desapercibida para nadie y, en un momento, el propio Travolta tuvo que ser auxiliado con oxígeno en pleno rodaje.
Las paredes del club transformado en el 2001 Odyssey fueron cubiertas con hojas de aluminio y luces de navidad, al tiempo que se gastaron varios miles de dólares en colocar lámparas de colores en la pista de baile, capaces de titilar al ritmo de la música y generar el efecto disco.
7. Manteniéndose vivo
El soundtrack de Fiebre de sábado... vendió unas 20 millones sólo en Estados Unidos, y se posicionó rápidamente como el álbum más vendido de la historia hasta que, seis años después, fue destronado por Thriller, de Michael Jackson.
El disco también se alzó con otro récord, al convertirse en la banda sonora más vendida de la historia. Pero en 1992, el título pasó a manos del soundtrack de El Guardaespaldas, que superó las 22 millones de placas.
Lo curioso es que, según Travolta, los Bee Gees no fueron la primera opción al momento de pensar en la música de la película. "Al comienzo, bailábamos al ritmo de Stevie Wonder y Boz Scaggs", confió el actor.
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