10 inolvidables padres de la historia del cine
Oso (Julio Chávez)
En el film Un Oso rojo, el Oso del título Julio Chávez ) sale de la cárcel decidido a retomar el vínculo con su hija. Él es un hombre tosco, de pocas palabras, al que le cuesta expresarse y que si bien sabe que que quiere ser un buen padre, no descubre cómo ponerlo en práctica. De esa manera, hace lo único que sabe hacer: manejarse por instinto. Como un animal que necesita sobrevivir para cuidar a su cría, Oso busca construir una nueva vida, pero los vicios de su realidad anterior parecen perseguirlo. Y así es que finalmente el personaje descubre que solo podrá convertirse en el padre que su hija necesita, cuando derrote definitivamente a los fantasmas de su pasado.
Royal Tenenbaum (Gene Hackman)
Los excéntricos Tenenbaums, la familia despide a Royal mientras suena "Moonrise" de Van Morrison, en otra de las grandes musicalizaciones que el cineasta Wes Anderson tiene en su haber. Aunque en vida Royal (Gene Hackman) fue el amo de las manipulaciones y las mentiras, con el tiempo intentó corregirse. Él era un padre imperfecto, que no escondía sus favoritismos, que hacía diferencias pensando que de esa forma lograba la igualdad y no podía aceptar que su familia se desmoronara. Pero la reivindicación de su imagen paterna viene a través del abuelazgo, de transgredir las reglas y, de esa forma, hacerle entender a sus hijos que sus imperfecciones no se borran, sino que forman parte de su encanto. Por ese motivo, Royal es uno de los grandes padres del cine, porque sabe divertirse de forma irresponsable al ritmo de "Me and Julio Down by the Schoolyard".
Darth Vader (David Prowse, James Earl Jones, Sebastian Shaw)
Ningún padre es perfecto, eso es sabido. Los padres pueden equivocarse, y Anakin lo hizo... y mucho. Luego de entregarse al lado oscuro en Star Wars, él perdió contacto con sus hijos, pero el tiempo lo reencontró con el pequeño Luke. Aunque no dudó en batirse a duelo de sable láser, al menos tuvo el coraje de decirle la verdad e inmortalizar la frase "Luke, yo soy tu padre". Entregado a las complejas tareas de ser el hombre de confianza del villano más grande del Imperio galáctico, eso no le impidió a Vader ver la luz y entender que el amor por su hijo era más grande que la Estrella de la muerte. Por ese motivo, es que Darth Vader es reivindicado como padre, porque a pesar de sus errores, al final se redimió y vio a Luke con sus propios ojos.
Mufasa (James Earl Jones)
Pocos padres del cine, estando en pantalla menos de un cuarto de película, dejaron una estela tan extensa en la vida de sus hijos. Y ese es el caso de Mufasa, el trágico personaje de El rey león que (¿alerta de spoiler?) muere víctima de un complot orquestado por su hermano Scar (Jeremy Irons). Pero Mufasa no solo es un ejemplo porque no dudó en sacrificar su vida por su hijo, comprendiendo que las nuevas generaciones debían abrirse paso, sino también porque procuró compartir con Simba (Matthew Broderick) importantes lecciones de vida que luego marcarían el rumbo del pequeño. Mufasa, en la voz de James Earl Jones, es uno de esos personajes faro que trascendió la pantalla para convertirse en un ícono pop que en forma de nube no deja de contagiar sabiduría. Y Mufasa vale no por lo que duró, sino por la calidad del tiempo que compartió con su hijo.
Bryan Mills (Liam Nesson)
En Deadpool, el protagonista se pregunta si Bryan Mills, teniendo que rescatar tantas veces a su hija, podría considerarse realmente un buen padre. Y sin lugar a dudas la respuesta a esa pregunta es afirmativa, porque el ex agente Mills es uno de los padres más irrompibles en la historia del cine. El personaje interpretado por Liam Nesson no solo amenaza telefónicamente al captor de su hija, sino que decide cruzar el mundo y llevar adelante una guerra personal con tal de rescatar a Kim (Maggie Grace). Mills es James Bond en un mal día, y a pesar de llevar varios años retirado, no duda en volver a la acción cuando la situación lo amerita. Y por ese motivo este personaje es un padre modelo, porque abandona el relax de su jubilación para volver al ruedo decidido a liquidar a cuantos terroristas sean necesarios con tal de encontrar a Kim.
Capitán Georg Von Trapp ( Christopher Plummer )
Pobre señor Von Trapp. No solo sufrió la pérdida de su esposa, sino que también debió tolerar la llegada de una mujer que en vez de cuidar a sus hijos y educarlos de manera estricta, los llevó a cantar por las colinas con vestidos hechos de tela de cortina. Pero poco a poco, el Capitán Von Trapp abandona esa postura rígida para convertirse nuevamente en un padre cálido y formar pareja con froilan María ( Julie Andrews ). Y ese proceso de transición, que lleva al hombre de ser un severo padre a terminar cantando Edelweiss a viva voz, lo convierte en uno de los padres más queridos del cine.
Scott Lang ( Paul Rudd )
En Marvel el grueso de las relaciones afectivas son entre comaradas de armas, o entre parejas. Por ese motivo, el único vínculo filial de ese universo merece ser destacado. El ex convicto Scott Lang, una vez que salió de la cárcel, se cruzó con la posibilidad de convertirse en un super héroe, y esa decisión en parte tuvo que ver con construir un mundo mejor para su hija. Porque al pequeño héroe no lo mueve el idealismo, la venganza ni el apetito por encontrar grandes desafíos, sino el deseo de ser un mejor padre y un modelo digno de admiración. Y Paul Rudd, que ya había demostrado en Bienvenido a los 40 los altos y los bajos de la paternidad, puede mostrar en Ant Man que el gran motor de cualquier padre es el de mejorar el mundo en el que vive su hija.
Daniel Hillard (Robin Williams)
Es una película cursi a más no poder y tiene una imagen notablemente estereotipada de la familia, pero es indudable que el carisma de Robin Williams alcanza para sobrepasar esos aspectos y hacer de Papá por siempre una película con gancho. La trama es sabida: un hombre se divorcia y frente a la necesidad de pasar mayor tiempo con sus hijos, decide hacerse pasar por la señora Doubtfire, una niñera inglesa que se hace cargo de la casa. Claro que al poco tiempo la mentira se descubre y eso lo lleva a tener un problema mayor. Pero el personaje de la señora Doubtfire y la cantidad de pericias que debe sortear ese padre para estar unos minutos más en la vida de su familia, lo convirtieron en un personaje muy querido e hicieron de Papá por siempre una de esas películas que a pesar de sus evidentes baches, nadie puede dejar de ver.
Mac (J. K. Simmons )
La gran película escrita por Diablo Cody se presenta como un ingenioso análisis sobre la paternidad. El embarazo adolescente de la protagonista la lleva a mirar desde un nuevo ángulo a todos los padres que de golpe parecen circular por su vida. Por un lado se encuentra Paulie (Michael Cera), padre del bebé de Juno ( Ellen Page ); y por otra parte está Mark ( Jason Bateman ), el padre adoptivo que surge como salvavidas de una maternidad no deseada. Pero el papá más importante de todos, es el de la propio Juno, que se muestra como un hombre que lejos de juzgar la situación de la protagonista, procura acompañarla a lo largo de todo el proceso. Y mientras Paulie y Mark parecen decididos a esquivar con mayor o menor honestidad una posible paternidad, Mac se convierte en el padre perfecto para Juno. En este largometraje, J. K. Simmons logró uno de los personajes más entrañables de su carrera, y demostró que ser padre no es imponer, sino acompañar.
George Bailey (James Stewart)
El cine clásico está lleno de padres idealistas y bonachones, pero hubo solo uno que pudo mostrar en pantalla la angustia de sentir que le había fallado a su familia, y que no podía ser el padre que sus hijos merecían. James Stewart tenía la particularidad de proyectar un halo de oscuridad detrás de su imagen cándida. Alfred Hitchcock, Anthony Mann o John Ford son solo algunos ejemplos de directores que supieron trabajar esa evidente dualidad del actor. Y Frank Capra, responsable del film Qué bello es vivir, también demostró con notable amargura la angustia que podía proyectar Stewart, y qué sucede cuando un hombre considera que no le queda más alternativa que el suicidio. George Bailey, el protagonista de la historia, no solo es buen padre, sino que también es un buen marido, un vecino ejemplar y un empresario de gran nobleza. Pero su exceso de virtudes no lo salva de protagonizar una serie de desagradables sorpresas que lo llevan a pensar en quitarse la vida. Qué bello es vivir es un clásico navideño, un film que a pesar de su final feliz, no deja de tener un sabor agridulce. Y si eso no fuera poco, también es un largometraje obligatorio para entender que incluso en el edulcorado Hollywood de los cuarenta, ser un buen padre tampoco era nada fácil.
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