Cinco razones para ver Antes de la medianoche
El próximo jueves se estrena la esperada tercera parte de la saga de Richard Linklater y te contamos por qué no podés perdértela
*1. PORQUE TODO QUEREMOS SABER QUÉ PASO ENTRE JESSE Y CELINE
A diferencia del momento del estreno de Antes del atardecer , con Antes de la medianoche Richard Linklater decidió que el trailer exponga, desde el comienzo, en qué situación se encuentran Jesse y Céline. Sin embargo, hay quienes no quieren que se les revele ninguna clase de dato al respecto, por lo cual me voy a abstener de hacer mención sobre cuál es la base argumental de esta tercera entrega. Sí puedo aseverar que pocas películas han generado tanta ansiedad como este ¿cierre? de la trilogía, una ansiedad que se fue acumulando desde que vimos a Céline bailar con "Just in Time" de Nina Simone, mientras Jesse la mira embelesado, sabiendo que hay pocas chances de que su vida pueda continuar sin ella. El "baby, you’re gonna miss that plane" que Julie Delpy emite mientras baila, sucedido por el "I know" de Ethan Hawke no solo coronaron un final perfecto sino que hicieron que en estos nueve años de espera especulemos con distintos giros argumentales sobre el destino de los protagonistas, giros que (y aquí reside el encanto de la saga) hablan más de nosotros como idealistas (o realistas) que de ellos mismos.
"Baby, you are gonna miss that plane", el final de Antes del atardecer
*2. POR LA VISIÓN REALISTA DEL AMOR DE RICHARD LINKLATER
El famoso test para ver si sos "un romántico o un cínico" que esboza Jesse en la presentación de su libro This Time en Antes del atardecer es aplicable a la trilogía misma de Richard Linklater. Toda la saga está plagada de oposiciones, y el amor de unos veinteañeros idealistas, aquellos que creen, en Antes del amanecer, que pueden conquistarlo todo, y que no es necesario intercambiar teléfonos, es contrastado con el realismo de la secuela. En la misma, tanto Jesse como Céline se autodefinen como "jóvenes y estúpidos" al evocar ese momento en el que creían, ingenuamente, que el tipo de conexión que experimentaron en ese tren a Viena iba a repetirse con otra persona, en otra situación, hasta que ella pone en palabras la conclusión final a la que arriba: "luego te das cuenta de que eso no pasa tan seguido". Pero quizás el instante más crudo de Antes del atardecer en particular sea ese monólogo de Céline en el auto sobre cómo el amor y la realidad son casi términos contradictorios, y cómo ella, durante nueve años, lloró no solo a Jesse y a la imposibilidad de volver a verlo, sino a "ese momento en el tiempo que se fue para siempre"; es decir: a cómo era ella en su juventud.
*3. POR LOS DIÁLOGOS ENTRE ETHAN HAWKE Y JULIE DELPY
La relación entre Jesse y Céline comienza gracias a un hecho fortuito (una pareja discute en un tren, ella se cambia de asiento, mira Jesse y empiezan a hablar), pero es el poder de la conversación lo que los mantiene unidos durante todo la tarde-noche en Viena, y lo que repercute en sus respectivos futuros. Cuando se produce el reencuentro nueve años después, luego de ese breve lapso de incomodidad tan brillantemente actuado por Hawke y Delpy, ambos pueden retomar esas charlas fluidas sin inconveniente alguno. Más allá de las extraordinarias revelaciones sobre el amor, Antes del amanecer y Antes del atardecer también cuentan con grandes diálogos acerca de lo difícil que es crecer y no sentir nostalgia por épocas pasadas (el sueño de Céline respecto a su edad), acerca de las inseguridades y los problemas que conlleva la madurez (Jesse y un matrimonio sin vida; Céline y una relación sin porvenir) y, especialmente, acerca del punto siguiente que abordaremos: lo inexorable del tiempo. Asimismo, Linklater-Hawke-Delpy, a través de sus guiones, le dan una entidad insoslayable a la palabra, no sólo en esos diálogos sino también en ese libro que escribe Jesse sobre sus horas con Céline y en ese vals ("A Waltz for a Night") que ella compone. Porque a veces, para no olvidar, para mantener vivo el recuerdo, es imperativo poner el sentimiento en palabras y que el vínculo se perpetúe de ese modo, por no poder encontrar otro.
*4. POR SUS REFLEXIONES SOBRE EL PASO DEL TIEMPO
"No dejes que el tiempo te engañe, no podrás conquistar el tiempo" cita Jesse, en Antes del amanecer, a W.H. Auden. Esa es solo una de las tantas menciones al tiempo en toda la saga. La palabra "time" se ve en la novela de Jesse, en la canción de Nina Simone que Céline canta y baila, pero también en lo relativo del término. El tiempo parece moverse a mayor velocidad cuando la compañía permite su amplio disfrute, algo que notamos tanto en Antes del amanecer como en su secuela, que en poco más de una hora y veinte nos muestra cómo Jesse y Céline intentan, de maneras directas e indirectas, retrasar la llegada de un evento (que él tome su avión) mediante pequeños actos de rebelión ante el paso del tiempo (subirse a un barco, tocar el vals, etc.). Por otro lado, el tiempo como concepto se aplica tanto a los imprevistos y a los cambios internos productos del crecimiento ("me gusta crecer, la vida se siente más inmediata" asegura Jesse) como a ese hecho (la tarde-noche en Viena) que ambos creyeron que iba a esfumarse rápidamente. "Siempre creí que me habías olvidado" dice Céline, a lo que Jesse responde sonriendo: "no, tenía una clara imagen de vos en mi mente".
*5. PARA SUMAR MÁS SECUENCIAS MEMORABLES A LA LISTA
Antes del amanecer comienza con tomas de un tren en movimiento y con el sonido de "Dido y Eneas" de Henry Purcell. Antes del atardecer supera esa ya memorable primera obertura con imágenes de lugares de Paris por donde eventualmente caminarán Jesse y Céline, mientras Julie Delpy canta "An Ocean Apart" con una letra que habla, cómo no, sobre el tiempo, las promesas y las distancias ("el tiempo pasa, la gente llora y todo sucede demasiado rápido"). Lo mágico de las dos primeras películas es que, independientemente de sus grandes aperturas y conclusiones (si es que son conclusiones a rajatabla), e independientemente de que parecen desarrollarse como un gran conjunto, cuentan con momentos autónomos inolvidables, como ese plano secuencia de Antes del atardecer, la posterior charla en el auto y muchos otros de Antes del amanecer que tienen a la música como protagonista: un violín que suena y que hace que Jesse y Céline se abracen y tomen fotos mentales de cada uno y esa canción ("Come Here" de Kath Bloom) que funciona como perfecto preludio al inolvidable primer beso en un parque de diversiones.
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