Cinco películas para descubrir el universo provocador de Abel Ferrara
Rara vez Abel Ferrara pasa inadvertido. La última prueba de la capacidad de este gran cineasta neoyorquino para llamar la atención fue su reciente paso por el Festival de Venecia, donde le entregaron el premio "Jaeger-LeCoultre Glory to the Filmmaker 2020" para reconocerlo como "uno de los artistas más controvertidos del cine contemporáneo, especialmente apreciado por su coherencia y fidelidad".
En realidad, Ferrara ha sido muchas veces menospreciado en su país y mucho más valorado en Europa. En Venecia presentó fuera de competencia Sportin’ Life, un trabajo que empezó como un encargo de una marca de lujo, Yves Saint Laurent, un documental sobre sus colaboraciones con Willem Dafoe, uno de sus actores favoritos (trabajaron juntos muchas veces en los últimos años: Tommaso, Siberia, Piazza Vittorio, Pasolini, 4:44 — El último día en la Tierra), y terminó cambiando radicalmente por efecto del aislamiento provocado por la pandemia del coronavirus.
Es poco probable el estreno en la Argentina de esta película dedicada a contraponer las visiones del director sobre el mundo antes y después de la inesperada aparición del virus, al igual que el de Siberia, protagonizada por Dafoe y generadora polémicas y desconcierto en la última Berlinale.
Sportin’ Life cosechó buenas críticas en Venecia. Su cruza de diario íntimo con film de denuncia que traza una serie de apuntes destinados a poner de manifiesto las manipulaciones de la política y los medios fue elogiada como "el fruto virtuoso de una imaginación estimulada por la necesidad".
Lamentablemente, las películas más brillantes de la extensa filmografía de Ferrara –El rey de Nueva York (1990), Un maldito policía (1992), El funeral (1996– no están disponibles en la oferta de las plataformas de streaming que operan en la Argentina, una falencia recurrente cuando se trata de cineastas de este tipo. Pero al menos se puede encontrar algunas, que reseñamos a continuación:
Driller Killer (1979)
Una de las películas más extrañas de Ferrara. Empieza con una escena que es difícil conectar con el resto de la trama y tiene como protagonista a Reno Miller, un artista en crisis que no logra terminar un cuadro que, se supone, podría ser su obra maestra. Argumentalmente, el film remite a La hora del lobo, una de las obras más discutidas de Ingmar Bergman. Reno vive con dos mujeres en un departamento de mala muerte, está lleno de deudas y para colmo tiene como vecinos a los integrantes de una ruidosa banda de rock que ensaya a diario y lo saca de las casillas. El propio Ferrara interpreta el papel principal en esta historia destinada a reflejar las angustias y el vacío que asuelan a un artista torturado, algo que señala que el proyecto tuvo el objetivo central de exorcizar sus propios demonios interiores. La estética de esta obra –que tiene momentos de cínica comedia slasher y hoy es considerada de culto– es realmente despojada (el presupuesto fue de apenas 20.000 dólares) y está bañada por litros de sangre. Disponible en Qubit TV y en Claro Video.
Usurpadores de cuerpos (1993)
Segunda remake de la versión original que Don Siegel estrenó en 1956, fue parte de la selección oficial del Festival de Cannes de 1993 y es un evidente cambio de dirección respecto de sus predecesoras. El principal vector de esta personal relectura de Ferrara es el contexto: una base militar, justo en el momento en el que acababa de concluir la traumática experiencia de la Guerra del Golfo. La crítica al militarismo es directa y muy aguda, tanto como las que la película también dispara contra los abusos de poder en el marco de una sociedad vigilada y narcotizada por los inventos de las autoridades gubernamentales de los Estados Unidos para justificar atrocidades. En la película, quienes son funcionales a esas políticas son los invasores, y la resistencia queda en manos de una civiles indefensos que serán víctimas y/o héroes. La Warner financió el film y luego demoró mucho su estreno, probablemente en desacuerdo con el tono sombrío y escéptico de la pesadilla urbana que Ferrara ideó como furibundo ataque al mesianismo. Disponible en Apple TV y Google Play.
The Addiction (1995)
Historia clásica de redención, este film que remite claramente a la estética del expresionismo alemán revela al Ferrara más religioso, en línea con la tradición de los cineastas ítalo-norteamericanas de su época. Su protagonista (una inquietante Lili Taylor) es una estudiante de filosofía que se convierte en adicta a la sangre luego de sufrir un ataque vampírico. Al margen de la visible intención de manipular a su gusto las reglas del género, Ferrara usa esa transformación para reflexionar sobre el gran tema de la película, la pérdida de la inocencia. Experto creador de climas revulsivos, el director narra con detalle y una imaginación desaforada todas las fases de la adicción de un personaje cuya conducta solipsista también puede leerse como crítica al hedonismo muchas veces implícito en el consumo de drogas. Uno de los vampiros es Christopher Walken, actor fetiche del director neoyorquino y con un physique du rôle ideal para el personaje. En cuanto a la naturaleza del mal, las cosas quedan claras cuando habla Kathleen, la chica inocente que se vuelve monstruosa: "No somos malvados por el daño que hacemos, sino que hacemos daño porque somos malvados". Disponible en Qubit y Movistar Play.
4:44 - El último día en la Tierra (2012)
Como dice explícitamente el título, la historia se desarrolla en el último día de la existencia humana tal como la conocemos. El tema del Apocalipsis –con toda su carga simbólica relacionada con el catolicismo– le calza a Ferrara como anillo al dedo. Pero lejos de recurrir a la expansión visual del cataclismo con la que el cine de gran presupuesto se ha regodeado más de una vez, el realizador concentra la acción en un espacio reducido, un loft neoyorquino donde la pareja que interpretan Willem Dafoe (como siempre muy sólido) y Shanyn Leigh aguarda la hora del desenlace con actitudes muy distintas: ella, una joven y prestigiosa artista plástica cultora del budismo, no parece inquietarse; él, en cambio, es un hombre maduro pero incapaz de aceptar la situación. La excusa del acecho de un peligro inminente y definitivo es perfecta para darle paso a la exploración de los temas que verdaderamente le interesan a Ferrara: la relación con las deudas del pasado, el uso de drogas como mera vía de escape, la omnipresencia de los medios de comunicación en la vida de esta época y la función del miedo como determinante de la conducta. Disponible en Claro y Google Play.
Welcome to New York (2014)
Más que una reconstrucción de los hechos reales en torno al escandaloso caso de Dominique Strauss-Kahn –funcionario francés del FMI acusado de abuso sexual y proxenetismo–, esta muy buena película, que tuvo estreno comercial en la Argentina, es una demostración cabal de la independencia de criterio de Ferrara, quien eludió deliberadamente los tópicos más comunes de la "historia basada en hechos reales" y la transformó en una obra con su inconfundible sello individual. El trabajo de Gérard Depardieu para darle vida al depredador ultrapoderoso que de pronto empieza a deambular anárquicamente como un animal herido es fantástico. Y además encuentra en la experimentada Jacqueline Bisset a una socia ideal. Ferrara aprovecha muy bien el cuerpo voluminoso del gran actor francés para simbolizar los excesos de un personaje cruel, antipático y sobre todo impune. Siempre filoso para burlarse de aquello que critica, Ferrara empieza la película con planos de lugares muy famosos de Nueva York que van pegándose uno tras otro con la canción patriótica "America The Beautiful" como música de fondo. Disponible en Qubit TV.
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