Celos, desamor y maltrato en el set: las 5 grandes parejas del cine y la TV que se odiaron en la vida real
Muchos estudios de grabación fueron testigos del nacimiento de grandes romances de Hollywood pero, al mismo tiempo, de algunas de las enemistades más grandes de la pantalla grande
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Los protagonistas se miran a los ojos y no es necesario que emitan un solo sonido. Sus miradas, cargadas de ternura, expresan más de lo que podrían decir en mil palabras. La tensión culmina en un apasionado beso que arranca aplausos, sonrisas y hasta una eventual lágrima de los compenetrados televidentes, quienes están convencidos de que fueron testigos del romance más genuino que existe. No obstante, cuando las cámaras y las luces se apagan, la vida real es completamente distinta a la ficción. Puede suceder que la química fingida logre desbordar la ficción y que el amor se traslade de los personajes a los actores, quienes terminan envueltos en una apasionada relación. No obstante, también existen los casos ubicados en el extremo opuesto: no solo no se quieren, sino que se detestan.
Para los actores, representar el amor es lo mismo que fingir un punzante dolor tras recibir un disparo o terror absoluto frente a un suceso paranormal. Es decir, es un trabajo más. De vez en cuando, experiencias que tuvieron en la vida real los pueden ayudar a convocar las emociones necesarias para darle vida a los héroes o heroínas de turno. En otras ocasiones, se ven obligados a crear los sentimientos de la nada o, incluso, a ir en contra de su instinto natural. Este es el caso de las parejas que, a pesar de protagonizar algunos de los romances más destacados del cine, fuera de los sets de grabación, se odiaban.
Bruce Willis y Cybill Shepherd en Luz de luna
Dicen que del amor al odio hay un solo paso y no hay ejemplo más claro que Bruce Willis y Cybill Shepherd. El primer episodio de Luz de luna llegó a la pantalla chica el 3 de marzo de 1985 y, con una trama que mezclaba a la perfección drama, comedia, suspenso y un poco de romance, se convirtió rápidamente en un clásico de los ochenta.
La historia sigue la vida de David (Willis), un detective privado que decide crear su propia agencia y termina acompañado por Maddie (Shepherd), una exmodelo que se vio envuelta en el mundo de la investigación luego de ser estafada por su contador. El encanto de la serie -eso que la convirtió en la preferida de toda una generación- era la tensa dinámica entre los protagonistas, quienes experimentaban ese amor-odio que los llevaba a pasar de las peleas constantes a los apasionados encuentros.
Rápidamente, esa relación se filtró en la realidad y, lo que empezó como un posible romance, terminó en enfrentamientos casi insoportables. La química fuera del set era palpable y hasta llegaron a reunirse en privado (”Nunca terminamos lo que empezamos”, sentenció Cybil años después) pero, con la pasión, también vinieron las peleas. Como si estuvieran poseídos por sus personajes, las discusiones arrancaban antes de que las cámaras comenzaran a rodar y continuaban aún cuando la grabación ya había terminado. A pesar de que se convirtió en una de las enemistades más conocidas de Hollywood, ninguno de los dos reveló los detalles y se negaron a hablar mal el uno del otro.
Jennifer Grey y Patrick Swayze en Dirty Dancing
Los sensuales bailes y el famoso paso que comienza en el aire para terminar en un tierno abrazo nacieron en Dirty Dancing, pero influenciaron un centenar de escenas románticas. La historia de amor entre la tímida Baby (Jennifer Grey) y el intrépido Johnny (Patrick Swayze) se convirtió en un ícono de la cultura pop. No obstante, en la vida real, la situación era diametralmente opuesta.
La tensión entre las celebridades comenzó mucho antes de su encuentro en el film dirigido por Emile Ardolino. Años atrás, se habían conocido en Red Dawn, en donde dieron vida a dos jóvenes que se sumaron a una guerrilla en plena Segunda Guerra Mundial. Con el fin de prepararse para ese rol, debieron someterse a un estricto entrenamiento militar. Él - quien interpretaba al líder- entró en personaje rápidamente e, incluso cuando no estaban frente a las cámaras, no dejaba de dar órdenes a sus compañeros. A Grey esto no le hizo ninguna gracia.
Sin embargo, la química que tuvieron en la primera prueba de pantalla para Dirty Dancing fue tan fuerte que hasta ellos, quienes habían dudado previamente de aceptar los roles, decidieron dejar a un lado los rencores del pasado. Esto no duró mucho ya que las peleas en el set se volvieron algo constante y Swayze, quien era un bailarín entrenado, perdía fácilmente la paciencia cuando a ella le salía mal un paso. Como buenos profesionales, pudieron terminar lo que habían empezado y el film fue un rotundo éxito, a pesar de que ellos evitaron activamente volver a encontrarse en el futuro.
Ryan Gosling y Rachel McAdams en Diario de una pasión
Apasionados besos bajo la lluvia, desencuentros, promesas de amor eterno y corazones rotos: Diario de una pasión tiene eso y mucho más. No es por nada que se encuentra bien arriba en el podio de películas románticas más aclamadas por la audiencia. Sin embargo, una vez más, la realidad no podía estar más lejos de la ficción. O, quizás sí, solo que la relación de Rachel McAdams y Ryan Gosling solo se asemejaba a la de sus personajes cuando estaban en su peor momento.
Los dos eran jóvenes, talentosos y canadienses. Pero eso no parecía ser suficiente para que el vínculo fluya. Cada vez que filmaban juntos -que era el 80% de las veces- las malas contestaciones y las miradas de desdén eran indisimulables. A tal punto llegó la enemistad que, en medio de una sesión de grabación en donde había más de 150 personas, Gosling le pidió a los gritos al director, Nick Cassavetes, que por favor cambiara a su coprotagonista.
Entre peleas y estallidos de ira, la película se terminó, se estrenó y fue un éxito rotundo. Ganaron premios, pasaron a la historia del cine y sus escenas fueron citadas en decenas de obras posteriores. Pero ellos no dejaron de odiarse. Pero, esto cambió un par de años más tarde cuando volvieron a encontrarse y, entre charlas y tragos, se dieron cuenta que no todo era tan malo. Una vez más: del amor al odio hay un solo paso, y viceversa. Estuvieron de novios dos años y, aunque en el 2007 decidieron separarse, Gosling aseguró que McAdams siempre será uno de los amores más grandes de su vida.
Meryl Streep y Dustin Hoffman en Kramer vs Kramer
De todos los largometrajes que figuran en esta lista, Kramer vs Kramer es, quizás, el que más reflejó en la pantalla lo que realmente sucedía en los sets de grabación. La película dirigida por Robert Benton sigue la vida de Joanna (Meryl Streep) y Ted Kramer (Dustin Hoffman) quienes, tras separase luego de que ella abandonara su hogar, vuelven a encontrarse para luchar por la custodia de su hijo.
Aunque no fue considerada originalmente para el rol protagónico, Meryl fue seleccionada tras compartir su visión sobre la supuesta villana de la historia al director. De esta manera, se aseguró el rol que le ganaría su primer Oscar. De acuerdo a una publicación del 2016 de Vanity Fair, Dustin Hoffman pidió que la contrataran ya que ella estaba aún sacudida por la muerte de John Cazale, aclamado actor y su primer gran amor. Según expresó el protagonista de El graduado, él quería utilizar esa vulnerabilidad e inestabilidad para construir el personaje de Joanna.
Pero Hoffman llevó sus visiones artísticas demasiado lejos y, no solo maltrató psicológicamente a Meryl durante todos los meses que duró la grabación, sino que incluso llegó a cachetearla antes de algunas escenas. Más de dos décadas después del estreno del film, trascendió que él -en repetidas ocasiones- insultó a su difunto novio hasta dejarla al borde de las lágrimas, solo para continuar con la actuación como si nada hubiese pasado. Luego de que se diera a conocer esa versión, Streep aseguró que fue una experiencia muy dura y que, aunque nunca más quiso volver a trabajar con el actor, aceptó su pedido de disculpas.
Leonardo Di Caprio y Claire Danes en Romeo + Juliet
William Shakespeare fue, es y seguramente será el autor de dramas y comedias más renombrado de la historia. A lo largo de los años, sus obras fueron adaptadas una incontable cantidad de veces en diversos formatos e idiomas pero, su esencia, siempre permaneció. Entre los preferidos del público se encuentra Romeo y Julieta, un clásico tan reconocible que casi parece ridículo explicar de qué se trata.
Dentro de las mil versiones del trágico romance, se destaca una de las más recientes: Romeo + Julieta de Buz Luhrmann. El film protagonizado por Leonardo DiCaprio y Claire Danes, el cual llegó a los cines de todo el mundo en 1997, narra la tan repetida historia bajo una mirada moderna. De más está decir que se consagró como un éxito taquillero. El amor entre los protagonistas se palpaba a través de la pantalla pero, una vez más, los actores no podían ni verse en la vida real.
Quienes presenciaron el largo proceso de filmación aseguraban que ambas celebridades hacían lo posible para evitar hablarse cuando estaban fuera de escena. La enemistad surgió de algo tan simple como inevitable: sus personalidades chocaban. Él -famoso por su carácter bromista- era demasiado “inmaduro” para ella y, en contraposición, Leo consideraba a Danes muy estricta para su gusto. Así, entre roces y tensiones, terminaron su trabajo y prefirieron nunca más volver a compartir cartelera. La actriz tomó su promesa tan en serio que rechazó ser parte de Titanic por su aversión a quien sería su coestrella.
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