Catherine Fulop: "Espero que vean algo distinto en mí"
La actriz venezolana debuta hoy como conductora del ciclo de América Los unos y los otros, en reemplazo de González Oro
Tiene un entusiasmo descomunal y no se molesta en disimularlo. Es que siente que llegó la oportunidad de saldar una cuenta pendiente en su carrera como conductora. Así palpita Catherine Fulop la tarea que tendrá a partir de hoy, a las 15.30, cuando se ponga al frente de Los unos y los otros, un clásico en la programación de la tarde de América.
Mientras se prepara para el ensayo general, la actriz y conductora venezolana conversa animadamente con LA NACION sobre el desafío de liderar este talk show coproducido por América y Mandarina TV, que durante sus primeras tres temporadas estuvo a cargo de Andrea Politti y, luego, de Oscar González Oro, quien el viernes se despidió del ciclo.
-González Oro señaló que con Los unos y los otros logró mostrarse de una manera diferente. ¿Tenés la misma expectativa?
-Espero que vean algo distinto en mí. Me gustaría sorprender al público, más allá de que se piense que voy a llorar todo el tiempo. Quisiera que se sorprenda por lo que pase en el vivo o por mi vínculo con el protagonista de la historia. Creo que conducir era una asignatura pendiente, porque las veces que lo hice no eran programas para mí. Lo que me gusta es el contacto con la gente, una cosa más humana que tenga que ver con el servicio, con hablar y escuchar.
-¿Te inquieta la carga emocional que tiene conducir este talk show?
-Vi muchas emisiones que me pegaron fuerte. Seguramente me vuelva a pasar, porque me conecto con facilidad con las personas. Pero tendré que trabajarlo para que no me afecte tanto. A mi mamá le preocupa que me ponga triste. Pero le explico que para muchos es muy importante venir al programa para contar parte de su historia y cerrar un círculo en su vida. Mi mamá tiene esa cualidad de ser servicial, y cuando era chiquita me daba rabia que quisiera ayudar a todo el mundo. Pero cuando crecí me di cuenta de que salí igualita a ella. Por eso cuando veo este tipo de programas en la tele me llaman mucho la atención y creo que los podría conducir bien.
-Y son programas que requieren una cierta empatía por parte del conductor?
-Uno puede ser simpático, lo que no tiene nada que ver con la empatía. Porque el simpático puede decir "qué pena que te pasó eso", pero no puede ponerse en el lugar del otro o sentir lo que el otro siente. Tengo una sensibilidad para conectarme con las personas, y más allá del resultado de cada una de sus historias creo que ya está bueno que se animen a venir a contarlas. Si lo resolvemos, mucho mejor, pero ya es importante el hecho de que alguien, por ejemplo, tenga la valentía de decir: "A mí me abandonaron y lo quiero compartir con ustedes, con la esperanza de encontrar a mi madre y saber el porqué". Y estar ahí para poder acompañarlo desde mi rol de conductora.
-¿Y cuánto te importará el minuto a minuto a partir del lunes?
-[Sonríe pícara] El que te dice que no le preocupa miente. No quisiera que el rating cayera conmigo. Ésta será mi primera experiencia como conductora en vivo [enumera trabajos previos, como Tendencia, El tiempo es dinero y ¿Quién quiere casarse con mi hijo?], porque en Talento Argentino mi rol era de jurado. Igual preferiría no enterarme del rating en el aire porque siento que va a influir en el interés de lo que esté haciendo en ese momento.
-¿Cuánto creés que va a influir tu experiencia en radio, donde conducís a diario Mi gente bella (Vale 97.5)?
-Seguramente me ayude en cuestiones del vivo y de poder resolver en el momento. La radio ha sido una escuela para mí, porque, por más que te conozcan, me ha resultado muy difícil transmitir solamente con la voz. Es una experiencia fascinante que hace que no me importe si me tengo que levantar todos los días a las 4 de la mañana para prepararlo (va de lunes a viernes, de 6.45 a 10), incluso los feriados.
-¿Qué es lo más lindo y lo más difícil de trabajar en la televisión?
-Te da el valor agregado de que te vean más, lo que genera también más trabajo. Pero es bastante sacrificado, porque estás muy expuesta y algunos esperan verte siempre joven o con la misma cara. En mi caso tengo un sex appeal que lo exploté en algún momento porque me parecía divertido y porque soy atrevida. Cuando estoy en la televisión trabajo mucho el tema de la aceptación, porque de pronto escuchás un: "Mm, ya está grande". Por eso a veces me corto el pelo o hago cosas como para decirle a la gente que no me voy a quedar igual, como si no hubiera pasado el tiempo. Porque el tiempo pasó... ¿y por qué no verme como una señora más grandecita y linda? [sonríe].
-Una mujer que se planta diferente a los 50.
-[Se ilumina] Estoy en un buen momento. Siento que tengo una edad ideal porque sé lo que quiero y lo que no. Soy una actriz, una mamá y una persona que ha tenido una vida bastante interesante y sin desperdicio. Soñaba con venir a la Argentina y poder conquistarla. Eso era lo que quería. Ya todo esto que me está pasando hoy es un regalo y estoy más que agradecida.