Casi normales, en Broadway
El elenco del exitoso musical cantó en el Lincoln Center junto con el elenco original de Nueva York y las más reconocidas luminarias del género
NUEVA YORK.- El viernes por la noche sorprende a este cronista en esa situación de privilegio que a veces brinda la profesión, sentado, disfrutando de hacer periodismo, viendo teatro y saboreando musicales. Una trilogía perfecta, combinación de felicidad extrema. El lugar es soñado: el Allen Room, un epicentro del más exquisito jazz, perteneciente al Lincoln Center y situado en un sexto piso, en el corazón de Manhattan. El espectáculo en cuestión transcurriría en un escenario frente a un fondo vidriado de 16 por 30 metros que brinda, como marco real, una vista inmejorable de Columbus Circle, el Central Park, Broadway y la calle 59. La presencia de LA NACION allí fue para asistir a la actuación de un grupo de excelentes artistas argentinos del teatro musical junto con primeras figuras locales, nada menos que en la mismísima capital del género.
Idina Menzel terminaba de cantar un tema bellísimo que hablaba de la soledad. Ovación. Al finalizar, al piano, Tom Kitt comenta lo agradecido que está porque su obra Next to Normal se presentó en diferentes idiomas y con muy buena recepción en países tan diversos, como Corea del Sur, Noruega, Brasil y la Argentina.
"Precisamente, por eso es que quisimos que estén presentes aquí, junto a los actores que hicieron Next to Normal en Nueva York, sus pares en Buenos Aires. Pido un fuerte aplauso para la compañía de Casi normales". De pronto, expresiones de sorpresa en la sala. Aunque los nombres de Mariano Chiesa, Manuela del Campo, Matías Mayer, Alejandro Paker y Alejandra Perlusky figuraban en el programa con sus respectivos currículums entre los de Alice Ripley, Brian D’Arcy James, Jennifer Damiano, Kyle Dean Massey, Adam Chanler-Berat, Louis Hobson y otras figuras del teatro musical de Broadway, el público no sabía de esta sorpresa y los recibió con un fuerte aplauso (cabe aclarar que Fernando Dente no pudo viajar por razones laborales). Luego, uno al lado del otro: las Dianas, los Dan, los Gabriel, los Dr. Madden, las Natalie comenzaron a interpretar "Luz", el tema final de la obra. La piel de gallina. Ambos elencos cantaron tanto en inglés como en castellano, en un cuadro donde estos maravillosos intérpretes supieron degustar el verdadero significado de las palabras y la música de Brian Yorkey y Tom Kitt. Las suaves voces de Jennifer Damiano y Manuela del Campo comenzaron algo que acariciaría profundamente el alma de los espectadores y de los mismos intérpretes. Cuando la gran Alice Ripley cantó sus primeras notas no sólo con su voz potente, sino con la intensidad de su personaje, miró a los ojos a la Diana argentina, Alejandra Perlusky, y la tomó de la mano para que demostrara su parte con esa misma energía, con el mismo talento. Allí esos once intérpretes fueron uno solo. Al finalizar el cuadro, lo que ocurrió fue espontáneo: los espectadores que colmaron la sala fueron eyectados de sus asientos y aplaudieron de pie durante cinco minutos. De más está decir que la sensación fue de goleada. Pero no porque unos hayan triunfado sobre otros, sino porque estos argentinos y estadounidenses golearon al público con un cuadro que no se olvidará nadie de los que allí estuvieron presentes. A su vez, es la confirmación de que nuestros artistas tienen tanto talento como ellos y que esa forma sublime del género musical de comunicar cantando los sentimientos más fuertes de las criaturas de una obra es alimento para el alma. "Para el teatro y la música no hay distintos idiomas, es un mismo lenguaje", dijo Alice Ripley algunas horas después, con la emoción intacta.
Esto es lo que ocurrió con la visita a Broadway de los integrantes del multipremiado musical Casi normales, que estuvo en cartel durante casi todo 2012 en Buenos Aires. Fueron invitados a participar del show Las canciones de Tom Kitt y Brian Yorkey, que formó parte de un evento de dos meses llamado American Songbook, que se realiza en el Lincoln Center y rinde tributo a distintas figuras del género musical. Fueron dos funciones, en las que participaron, además de los nombrados, figuras como Idina Menzel, Marin Mazzie, Jenn Colella y Julia Murney.
A lo largo de 80 minutos, los artistas interpretaron canciones de estos autores pertenecientes a una generación que brega por un nuevo musical en Broadway, muy distinto del tradicional. El mismo Tom Kitt, al piano, introdujo cada tema, presidiendo una orquesta magistral compuesta por ocho violines, dos guitarras, un bajo y una batería. Arrancaron la propuesta Alice Ripley, Brian d’Arcy James y Kyle Dean Massey con "You Don’t Know
I am the One", uno de los momentos más potentes de Casi normales, que hizo estallar a la platea. Le siguieron temas inéditos que son historias en sí mismos, otros que escribieron en algún musical primigenio, allí en sus épocas de estudiantes en la Universidad de Columbia, y alguna que otra novedad. Con esa voz que puede ser tanto un tsunami como un arroyo de agua cristalina, Idina Menzel interpretó "Here I Go" y "You Learn to Live Without", dos de las canciones de If Then, el nuevo musical de los autores, que espera subir a escena en marzo de 2014. Ésa es una de las diferencias sustanciales entre el teatro musical de aquí y el nuestro. Ellos se toman su tiempo como para llegar al estreno con un espectáculo digno. Tienen productores que confían en su trabajo y les hicieron firmar un contrato de exclusividad por seis años, luego del éxito de Next to Normal. De hecho, Idina Menzel sería la protagonista de esta nueva propuesta si es que antes no la atrapa otra producción.
Brian d’Arcy James, el mismo de Smash, fue conmovedor en su interpretación de la canción "Hey, Kid", en la que le habla al hijo que va a tener, y en la misma línea, Marin Mazzie hizo llorar a todos con "Superhero", un tema en el que le promete a su hijo que siempre lo protegerá, luego de haber quedado viuda. Así, lleno de emociones y también de humor, transcurrieron esas dos funciones que culminaron con la ovación de "Luz".
"Me temblaban las piernas. Fue muy fuerte, muy fuerte. ¡Se paró toda la sala!, ¿viste? Recién pasó Michael Greif, el director de Casi normales y Rent y nos felicitó. Es un sueño", comentaba al final Matías Mayer, con una conmoción indisimulable. Por su parte, Alejandra Perlusky parecía flotar en el aire. "Lo que ocurrió es algo que salió del alma. No estaba segura de cómo nos recibirían, que venimos de un país tan lejano. Pero te aseguro que la humildad con la que nos abrazaron esos grandes como Alice y Brian hizo que esto haya sido tan intenso. Todavía no caigo, creo que cuando llegue a Buenos Aires me voy a dar cuenta de la magnitud", dijo con esos ojos de brillo perceptible a metros de distancia. Su compañera, Alice Ripley, dijo algo muy similar: "Fue increíble. No se puede creer lo bella que es Alejandra. Cuando estaba cantando me aferré a esa mirada y fue una potente comunión de almas lo que hizo bello a ese momento. Eso podemos lograr los artistas cuando somos vulnerables. Lo que ocurrió fue maravilloso para nosotros también". Con sus dieciséis años, fue admirable cómo Manuela del Campo arrancó el cuadro sin el menor nerviosismo. Es una profesional y no se dio cuenta aún porque todavía lo vive como un juego, un sueño cumplido. "No estaba nerviosa, pero ahora que terminé tengo un poquito de nervios", dice, mientras sus compañeros la miman.
¿Vuelven los Casi normales? "No sé, ojalá", dicen casi al unísono Mariano Chiesa y Alejandro Paker. Todavía no sabían que, a raíz de este suceso, ya tienen dos ofertas para reestrenar en Buenos Aires.
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