Carina Zampini: "Soy re Susanita, me encanta"
Antes de debutar como conductora en Morfi, todos a la mesa junto a Gerardo Rozín, la actriz habló con Personajes.tv de su amor por la cocina, de su hijo, del rating y de las exitosas novelas que protagonizó
Ahora Telefé tiene seis caras para sostener su mañana: de 7 a 9, a la dupla de Milva Castellini y Adrián Puente en Baires Directo; de 9 a 10:30, a Leo Montero y Vero Lozano con AM y en tercer lugar, a los debutantes mañaneros Gerardo Rozín y Carina Zampini con Morfi, todos a la mesa, que irá de 10:30 a 12 y estrena hoy.
Carina está tentada de tantas fotos que le sacan los fotógrafos. Todo esto es una nueva aventura en su vida profesional. Pasa de nunca haber conducido a ser la responsable de la media mañana de Telefé. Lejos del rol de diva, la chica que compuso a la mala más mala de la televisión argentina 20 años atrás habla de todo con Personajes.tv: su mirada de la mujer, su amor por la cocina, su hijo, el rating y el éxito.
Tanto Dulce amor como Mujercitas fueron dos hitos en su carrera. Victoria Bandi y Carla Lucero la ligaron al público de maneras distintas. Con la primera, desde el afecto; con la segunda, desde el odio extremo. A los 20 años, comenzó su historia televisiva con un papel que creció hasta hacerse inmortal. La gente sigue acordándose de ella y de sus maldades con nombre y apellido. De estos trabajos, Carina se sienta a charlar con nosotros. Además de los mitos que se generaron alrededor de ella y Sebastián Estevanez. Ellos lograron que la gente corte la calle para pedir que la historia trascendiera la pantalla. No importaba que los dos tuvieran su vida hecha, la química percibida por el público era suficiente. De los besos de ficción también va a hablar. "Hay técnicas que hacen que parezca que te estás matando, pero cuando los ves y sabés cómo se hicieron no te causan nada", dice.
-¿Estás lista para convertirte en conductora?
-Voy a hacer una pequeña corrección: voy a arrancar un programa en el que voy a ejercer un rol de conductora, no soy conductora. No lo voy a ser por empezar a ejercitarlo. Voy a tratar de aprender todo lo posible para nutrirme. Hace 20 años que estoy en el medio trabajando como actriz. Pasé por montones de personajes y de programas y tener la posibilidad a mis casi cuarenta años de incursionar en algo nuevo, aprender algo nuevo... Lo estoy disfrutando, estoy muy feliz. Es como un regalo.
-¿Tenías ganas de salir un poco de la actuación?
-No sé cuánto tiempo estaré fuera de la actuación. Yo no voy a dejar la actuación para ser conductora, en este momento voy a hacer esto y después voy a volver a actuar. No estoy cambiando mi rol, estoy sumando a mi paleta de colores. Hace cosa como de dos años me empezó a pasar de decir: "Ay me encantaría conducir o me encantaría un día hacer radio". Pero como esas cosas que tirás al aire. Nunca me lo había planteado como algo posible para concretar y mucho menos en lo inmediato. Cuando me ofrecen en Telefé hacer este programa fue como un regalo del universo. Es en vivo y tiene un desafío porque tiene su complejidad el vivo, veremos cómo es. Es un programa que siento que tiene mucho que ver conmigo. Entonces, en ese lugar, yo me siento identificada.
-¿En qué aspectos decís que tiene que ver con vos?
-Además de trabajar de actriz, soy ama de casa. Soy una mamá que está en su casa, que cocina, que va al supermercado, que pone la radio, que baila en la cocina. Soy esa persona. Este programa es un poco eso, "el morfi", como bien puesto está el nombre, es el que abarca la reunión, el comentario de lo que está pasando, la actualidad -sea de política, de deporte, de espectáculos, de lo que fuera. La idea es divertirse, si se levanta la música porque hay un tema que está bueno hacemos un pasito mientras terminamos de picar la cebolla. Está todo eso: el humor, la buena energía y todo lo que uno pone cuando cocina con amor. Eso tiene que ver mucho conmigo.
-A Gerardo [Rozín] ya lo conocías, ¿cómo es trabajar con él ahora?
-Lo conozco hace muchos años de cruzármelo. Lo que estoy descubriendo es que me divierto mucho con él, hay buena química. Somos muy familiares los dos en nuestra esencia. Somos eso, lo que hay. No hay otra cosa detrás de lo que se ve, entonces... eso es lo que está en nosotros, en el programa, en nuestra comunicación fuera del programa. Somos los dos muy claros, muy concretos, muy honestos. Que él sea conductor a mí me da una tranquilidad, es como la espalda, el seguro. Eso hace que no te pongas nerviosa.
"Me gusta amasar pastas, pizza, calzón, pan..."
-Dijiste que te gustaba cocinar... ¿cuál es tu especialidad?
- Me encanta la cocina en todos sus aspectos. Es el ámbito más importante de la casa. Es el lugar donde está la calidez, la armonía, lo rico, el disfrute. Me gusta hacer todo lo que tiene que ver con la creatividad. Me da más aburrimiento meter una carne al horno con papas. Me gusta amasar, pastas, pizza, calzón, pan. Todo lo que tiene que ver con la manualidad. La repostería, la torta, la decoración, postres... Hago las tortas de mi hijo. Ahora porque está grande, tiene 16 años, pero cuando era chiquito me pasaba días enteros haciendo con porcelana fría muñequitos y cosas para adornarle la torta. Soy re Susanita. Me encanta.
- Por tus primeros trabajos nadie hubiera percibido este costado...
-Vengo de una familia con una madre presente, que cocinaba, donde todo requería de esfuerzo y trabajo. Una familia de clase media tirando a baja, de Mucho esfuerzo... Todo había que multiplicarlo, éramos cuatro hermanos. Había poca plata. Mi mamá le daba a la milanesa con el martillo para que sea más grande. Había que compartir, si había un chocolate había que repartirlo entre cuatro. Pasás a ser cabeza de familia y tenés esa impronta. Yo sé esto. Yo vivo así. Disfruto de esas cosas.
-¿Cómo es la relación con el padre de tu hijo Manuel?
-De armonía, me llevo bien con mi ex. Manu se ve con el padre, pero vive conmigo. Nosotros tenemos un vínculo familiar entre él y yo que es constante. Vamos, salimos al cine, nos vamos de vacaciones juntos una semana, él viene conmigo. Nos tenemos que poner de acuerdo con los horarios. Soy la madre que elijo ser y trato de ser eso, con esfuerzo. Lamentablemente uno va a mirar para atrás en algún momento y va a ver que se equivocó, porque es algo que uno no sabe ser, uno va aprendiendo. Yo soy la madre que puede trabajar, cocinar, puede acompañar en el colegio, puede hablar.
-¿Se puede con todo?
-Se puede. Lo que pasa es que para mí uno puede hacer muchas cosas en calma o puede hacerlas en caos. Si las hacés en caos, tenés muchas chances de no hacerlas bien. Las mismas cosas se pueden hacer a otro ritmo, en calma. Sin enloquecer y sin correr. Hay que disfrutar, hay que dejar de renegar todo el tiempo de lo que uno elige hacer. Nadie te obliga. Si no querés, no lo hacés. Si no querés cocinarle a tu hijo y darle todo el tiempo una comida hecha, bueno, no le cocinés y dale comida hecha. Está en cada uno. No juzgo a nadie.
En Morfi... se levanta la música porque hay un tema que está bueno y hacemos un pasito mientras terminamos de picar la cebolla.
- ¿Qué dice Manuel de trabajo?
-No le importa nada. Manuel nació viéndome actuar, haciendo lo que hago. Imaginate que tenía dos o tres años y yo le explicaba cómo se hacía la sangre en televisión porque veía que me pegaban tiros. Yo le decía "esto se hace así", y le ponía ketchup en la mano, y le decía "andá a decirle a papá que te lastimaste, vas a ver que va a creer que es verdad". Es un pibe familiero, no reniega. Está contento con esta nueva faceta. Él es un ser muy especial, tal vez lo primero que te pregunta es "¿vos estás contenta?". "Entonces, buenísimo mami". No le importa que esté en la tele, le importa que yo esté bien. Es ese tipo de pibe. Me acompaña.
-¿Te hubiera gustado tener otro hijo?
- Me hubiera gustado tener otro hijo, pero no en cualquier circunstancia. No es una cuenta pendiente para mí. Hubiera tenido otro hijo si hubiera podido dejar de trabajar un tiempo y dedicarme. Yo crié a Manuel prácticamente trabajando en una tira, que son 14 horas por día. El esfuerzo es otro y me hubiera gustado estar. No es que hubiera querido tener y no pude. Así es, así se dio, así soy feliz. No hubiera tenido otro hijo para no tener uno solo, o para que se críen juntos seguidos. Tampoco para ver si tenía una nena. Hubiera tenido otro si hubiera sentido la necesidad yo y la familia, en el caso de tener una familia conformada, de haber vivido esa experiencia.
-No como imposición social querés decir...
-Trato de salirme bastante de lo cultural aprendido para ser un poco quien decido ser. Muchas cosas pueden tener que ver con lo aprendido, pero tiene que ser una coincidencia, no una consecuencia. Yo no quiero ser una consecuencia de lo que culturalmente la sociedad aprendió. No sabemos quién lo dijo y tal vez en esta sociedad actual no entra.
-¿Cómo sería eso?
-Es que sino terminás persiguiendo todo el tiempo zanahorias que te pone la sociedad -o que vos te ponés porque la sociedad lo pretende- y eso lo único que hace es que vivas corriendo como un loco para llegar a ningún lado. Porque probablemente cuando llegás a ese lugar que vos suponías, eso que tenés no es lo que pensaste, dista mucho de lo que soñaste. Si llegás, porque probablemente ni llegues y te pasaste toda la vida persiguiendo algo y dejando de vivir lo que estás viviendo. Yo no me voy a quedar colgada de si hubiera tenido otro hijo, no. La verdad que en algún momento podría haber tenido y no lo tuve porque no se dio y no se dieron las condiciones que yo quería para que eso suceda. Ya está.
-¿Estás en pareja?
- Estoy sola, estoy bien, muy contenta, tranquila. Igualmente con ganas siempre de estar enamorada. La verdad es que tengo un pensamiento bastante particular de estar enamorado. Hay personas como las parejas que cuando uno las encuentra te mantienen todo el tiempo con ese sentimiento a flor de piel. Ese estado de sentir que uno vive con amor es el mejor estado para el ser humano. Lo que uno debe aprender es que el amor te lo presentan montones de vínculos y más allá de que no es uno igual al otro, uno puede tener todo el tiempo ese sentimiento a flor de piel en la vida en general aún cuando no está la pareja.
Una vida de novela
Los últimos años de Carina estuvieron signados por el trabajo. A punto de cumplir los 40, la actriz se puso en el papel de Victoria Bandi en Dulce amor -ficción que define como uno de los últimos sucesos de la televisión argentina. No importa que el segundo intento con la pareja triunfadora Zampini-Sebastián Estevanez en Camino al amor no funcionara igual, para ella son cosas diferentes. Relajada, la actriz cuenta cómo vivió ese éxito que asegura no se volverá a repetir por lo menos en diez años.
Soy una de las pocas que tuvo la posibilidad de ser la mala más mala y la buena más buena como protagonista de ficciones que fueron éxitos.
-¿Tenés expectativas con respecto al rating, después del éxito en Dulce amory el no tan rendidor Camino al amor?
-Depende con qué lo mires. Dulce amor fue un suceso que no se va a volver a repetir en años... y Camino al amor fue un éxito en relación al rating de la televisión argentina. El éxito de Dulce amor no tiene una razón de ser. Eso pasa una vez cada 10 años.
-¿Cómo fue ser parte de ese boom?
-Es un regalo que me dio la vida, formar parte de un suceso. Hay gente que pasa toda la vida buscando y no tiene la suerte de experimentar y vivenciar lo que es formar parte de algo así. Haciendo un programa donde la gente le ponga a los hijos el nombre de tu personaje, donde se corte una avenida por el final, donde la gente arme una historia paralela entre los protagonistas porque quieren que, como los protagonistas traspasaron tanto la pantalla como pareja, ese amor sea real. Armaron unas historias bárbaras. Estábamos los dos en pareja en ese momento. Nosotros sabíamos lo que estábamos haciendo, pero la gente tiene esa necesidad de que eso continúe y que no termine nunca.
-Es que se percibía una química fuerte entre ustedes...
-Para mí es trabajo. Sé cómo se hicieron las escenas de los besos, hay técnicas. Si veo algo de lo que hago, por eso trato de no ver mucho lo que hago, no me gusta, porque mirás cosas que la gente no ve. Estás viendo si tenés corrido el maquillaje, no el beso, el tema de la luz, si se ve el micrófono.... No me gusto cuando me veo, nunca voy a decir: "Uy, mirá qué linda que estoy, mirá que bien que lo hice".
-¿Se siguen viendo con Estevanez?
-Sí, nos vemos con el equipo de Dulce amor. Fue un año y medio muy feliz para todos los que formamos parte. Todos es todos, desde el productor ejecutivo, la técnica, los vestuaristas. Tanto es así que hace 15 días atrás los que pudimos nos juntamos a comer a la noche. Nos queremos y compartimos una buena experiencia laboral.
- No fue el único papel que generó tanto en la gente...
-Agradezco también haber hecho a Carla Lucero en Mujercitas. Me siento una privilegiada porque no cualquier actor tiene la suerte de pegar un personaje que después de 20 años la gente se acuerde el nombre y el apellido. Vos hacés referencia a una mala y la gente va directamente a eso que pasó. Soy una agradecida de lo que vivo, de lo que viví. Soy una de las pocas que tuvo la posibilidad de ser la mala más mala y la buena más buena como protagonista de ficciones que fueron éxitos. Me fue bien haciendo de mala y haciendo de buena. Ahora tengo esta posibilidad de jugar a conducir un programa en vivo. No tengo pendientes.
-¿Qué te gusta más hacer de "la buena" o de "la mala"?
-Me divierte más hacer de mala que de buena y los personajes de buena que me gustan son por ejemplo el de Victoria. Son estas buenas que tienen mucho matiz, que son buenas, pero no se la pasan llorando atrás de una puerta, que tienen carácter, que toman decisiones, que van y vienen. Una buena con posibilidades de divertirme un poco.
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