Cae:"Si seguía pegado a Bravo, no hubiese durado mucho más"
El cantante habló con LA NACION sobre el gran éxito que vivió y cómo la pelea hoy para seguir adelante con su carrera
Carlos Alfredo Elías tiene 14 discos grabados, más de medio millón de copias vendidas, llenó varios teatros y hasta se dio el lujo de cantar con 40 puntos de rating en el recordado programa de Marcelo Tinelli Ritmo de la Noche. Y pese a esa gran carrera, muchos se estarán preguntando quién es. Sin embargo, todo cambia cuando utilizamos su apodo: Cae. Allí es cuando empiezan a aparecer las imágenes del pelilargo cantante del grupo Bravo, que con su hit "Desierto sin amor" se metió en la garganta de una generación entera.
-¿Cómo empezó tu carrera?
-Durante la adolescencia formé parte de varios grupo de rock. Armamos Rocket con mi hermano con un look muy Bon Jovi, creyéndonos que éramos un desprendimiento. Esta banda fue el camino para Bravo. Empezamos a grabar y lo dejamos porque se nos terminó la plata, pero una foto nuestra quedó pegada en la cabina del estudio y un productor nos vio. A la semana, llamó Oscar (Mediavilla) para contar que teníamos nuestro primer contrato discográfico y así nació Desierto sin amor.
-¿Fue el camino para el éxito?
-No estábamos preparados para el éxito, fueron tres años sin tener idea de lo que pasaba. Un grupo puede estar preparado para un montón de cosas menos para el éxito, para mí era laburar de músico. Ibas a lo de Tinelli y de un día para el otro tenías 40 chicas en la puerta de tu casa esperando para que salgas, o tu vecina que te pinchaba la pelota venía a pedirte un autógrafo.
-¿Cómo fue llegar a Ritmo de la noche, programa éxito de los 90?
-Siempre pensé que fuimos a Ritmo de la Noche porque alguien había faltado, nos avisaron un viernes a la noche, fue una gran oportunidad, y uno tiene que estar preparado, yo quería ir al programa de Marcelo... ¡eran 40 puntos de rating! El grupo estaba establecido pero no estaba visto en Capital, sonaba en la radio, faltaba el último gol y se da cuando nos llaman y nos dice vengan hacer Desierto sin Amor. Por ahí pasaban los más grosos y la gente esperaba ver quién tocaba cada noche.
-¿Qué recordás de esa noche?
-Fuimos en el auto de un amigo y después de tocar no podíamos salir del estudio. Mi amigo gritaba que le rompían el auto, ahí me pregunté si estábamos preparados para eso. Después de ese domingo, fue otra carrera. Fue una ventana enorme a todo el país, ahí había que demostrar si éramos la banda del momento o si íbamos a seguir, y a los siete meses estábamos grabando el segundo disco.
-¿Tenían un look muy particular?
-Uno de los chicos tenía una local de accesorios. Nosotros veíamos que Axel y Bon Jovi salían con pantalones de cuero ajustados, y queríamos eso. Fuimos a Once y nos produjimos los pantalones de cuero para los cinco. Luego, aparecieron los primeros canjes y pasamos de teñirnos el pelo nosotros a que lo haga una peluquería de Belgrano.
-¿El medio de la música los aceptaba?
-El ambiente del rock nacional nos defenestraba porque nosotros decíamos que hacíamos rock pero las baladas eran nuestro fuerte. Me acuerdo una nota de Fito Páez que nos mató. Es una batalla que sigo lidiando, nosotros vendimos 500.000 discos. De la mano del hit del momento, nuestro verdadero desafío era armar una carrera. Me duele cuando en alguna enciclopedia online del rock o de música pop, aparecen grupos que tuvieron un disco, o no existen más y vos con medio palo de discos no figurás, es algo que tengo que lidiar. Por haber sido popular o masivo estás condenado a esa etiqueta de haber sido un ícono de los 90.
-¿Cómo fueron estos últimos años?
-En los últimos 10 años de mi carrera me reinventé porque si seguía pegado a ese público de Bravo, no hubiese durado mucho más. Lavé mi imagen, me corté el pelo y llegó un disco llamado Hombre que no iba conmigo, asi que me fui a España con el disco Santa parranda. Fue una apuesta empezar de cero, habían sido 10 años de carrera. Me fui a Madrid como un superstar, con un montón de discos vendidos, a empezar de cero, con una productora, con todo listo para meter el gol de mi vida, en un momento la historia se rompe, y los productores desaparecen y nos dejan en la calle. Y mi carrera entró en un impasse.
-Y después volviste a la Argentina...
-Sí, la vuelta a la Argentina fue muy calladito, tenía un dolor grande con la profesión, Si bien siempre fue muy generosa conmigo en ese momento estaba medio peleado con Cae. Esa pelea conmigo mismo sin quererlo fue el punto de partida para una etapa totalmente nueva en mi carrera y decidí volver a los escenarios. Me instalé en Mar del Plata, y nació "Historias de amor en canciones" que después se llevé a cabo durante tres temporadas.
-¿Cómo estabas con la profesión?
-El momento de quiebre fuerte fue España, donde caigo bien a la realidad, antes de irme mis shows eran de 3000 personas para arriba y en un momento me encuentro cantando para 50. Odié a Cae completo, de hecho en mi casa hoy, los discos de Oro, la gaviota de Viña del Mar y el resto de los premios están guardados. Hubo un momento en el que me agarró esa locura de pelearme con mi personaje o con mi persona o con el cantante. Yo guardé todo en un arcón, como para decir "Es de acá en adelante flaco, no de acá para atrás".
- 1
- 2
Cómo es Amor animal, la nueva serie de Sebastián Ortega: la filmación en Uruguay, el protagónico de Franco Masini y el “dream team” de caras nuevas
- 3
En fotos: de la atlética tarde de playa de Nicole Kidman al impresionante anillo de brillantes de Jennifer Garner
- 4
1992: Álex de la Iglesia propone un adictivo thriller, sólido aunque sin asumir riesgos