Bruno Mars: el algoritmo infalible para ponerse a bailar llega a Buenos Aires
El músico norteamericano de apenas 32 años se presenta hoy en el Estadio Único con su batería de hits; ¿es el nuevo Michael Jackson?, una pregunta que sobrevuela la escena musical global
Desde chiquito, cuando todavía era llamado Peter Gene Hernández e imitaba a Elvis en los restaurantes de los hoteles de su Honolulu natal, Bruno Mars aprendió los gajes de entretener al público. Y eso es lo que va a hacer a grandes rasgos esta noche en el Estadio Único de La Plata. Y eso es lo que hizo en el verano de 2012 cuando tocó en Mar del Plata para 50.000 personas. Y eso, también, es lo que él suele contar cuando le preguntan sobre su música o sobre su público: que cuando era niño los turistas que lo aplaudían podían ser asiáticos, africanos, latinos o norteamericanos, podían tener cualquier religión o pertenecer a cualquier etnia y su show debía estar preparado para la diversidad. Lo mismo que Mars piensa todavía hoy al componer, que no hay un perfil de oyente definido: los temas son para todos.
Por supuesto, como sucede a cualquier persona, su árbol familiar y su historia marcaron los pasos del hombre que es hoy. Y sus oficios, también, como compositor, productor, multiinstrumentista y coreógrafo. Su papá, Pedro, es de ascendencia puertorriqueña y judía; su madre venía de familia mitad española y mitad filipina. Y él nació en Hawaii. Allí, vivió hasta terminar la escuela y mudarse a Los Ángeles, donde vive actualmente.
Es en Hollywood Hills donde reside, junto a su novia modelo Jessica Caban y su rottweiler llamado Gerónimo, en su mansión de 6,5 millones de dólares que él mismo describe como una pequeña Narnia. Porque el niñito que a los once años vivió casi como un homeless después de que sus padres se divorciaran y tuviera que dormir junto a su papá en un auto todas las noches tuvo suerte. No al principio: cuando llegó a California nadie lo quería contratar. Pero a fuerza de insistencia y de carisma hizo el primer despegue en 2010 cuando participó como invitado en dos temas que compuso: "Nothing On You" con B.o.B y "Billonaire" con Travie McCoy.
De allí a esta presentación en Buenos Aires, pasaron muchas cosas. Entre ellas, sus tres discos de estudio. El primero, Doo-Wops & Hooligans (2010), lo instaló como una estrella en potencia, como el nuevo Michael Jackson que se movía en el escenario con gracia y cantaba con ductilidad, como un futuro príncipe del pop. Aquí estrenó sus hits, que lo posicionaron en los rankings mundiales: "Just The Way You Are", "Grenade", "Marry You" y "Liquor Store Blues" (junto a Damian Marley). Luego, llegó el momento de asentarse como ícono de la música actual y de las tendencias contemporáneas dentro del mainstream, con su segundo y con su tercer disco: Unorthodox Jukebox (2012) y 24K Magic (2016), que lo trae de gira nuevamente por la Argentina. En este último álbum, sobre todo, está clara la intención de recrear las raíces R&B que lo encandilaron de niño y que lo acercan a sus predilecciones.
"La gente negra creó todo", sintetizó en una reciente entrevista en la publicación Latina, al intentar definir sus influencias y la inevitabilidad de la marca afroamericana en el groove que él busca, buscó y buscará. Pero sus influencias son tanto clásicas (del rock) como actuales. Suele mencionar a Elvis, claro. Y a James Brown, a Little Richard, a Led Zeppelin, a Stevie Wonder, a The Beatles y, también, a Janelle Monáe, Kanye West o Adéle (junto a la que, ya que estaba, compuso "All I Ask").
Lo cierto es que hubo dos instancias claves en la puesta en la cima de Bruno Mars, el mismo podio que una vez se ocupó personalmente Stevie Wonder de definirlo como efímero (advirtiendo lo mucho que hay que trabajar para permanecer "ahí", sin parar): el temazo "Uptown Funk" (colaboración con Mark Ronson) y su participación en dos ocasiones en el Super Bowl. El hit contagió de funk, y de sexualidad con su letra y su ritmo: "I'm too hot (hot damn)/ Call a police and a fireman/ I'm too hot (hot damn). Make a dragon wanna retire, man" ("Estoy demasiado caliente, llamá a la policía y a los bomberos/ Estoy demasiado caliente, hago que un dragón se quiera retirar"). Y, precisamente, su visa para cantar en el segundo Super Bowl (en 2016) fue este tema. Cuando Mars no tenía ganas de volver a esta clase de eventos, el mismísimo Chris Martin lo convocó y lo convenció para que hiciera lo suyo, con esta canción y la compañía de Beyoncé (nada menos). Y ahí se los puede ver a los tres (Bruno, Chris y Beyoncé), haciendo de grandes entretenedores del medio tiempo en la edición número cincuenta del Super Bowl.
Por supuesto, aquí también desplegó sus dotes del bailarín y del showman que siempre es. Porque lo que se suele decir de él es que pertenece a la vieja escuela. Incluso, en su abordaje musical, siempre más orgánico que electrónico. Y en su actitud. "Siempre quise hacer música durante toda mi vida porque me enamoré de tener el micrófono y ser el maestro de ceremonias", confesaba en una entrevista de New Musical Express.
En sintonía con esta idea, en sus recitales pide por favor que la gente deje de estar pendiente de los celulares, que se olviden de Twitter o de Instagram por un momento porque a él le gusta ver la cara del público y no una horda de luces, fotografiándolo. Y porque quiere que la gente baile y esto es imposible si uno está grabando.
Es probable que gran parte de sus habilidades en escena provengan de familia. En particular, de su padre. Porque otra impronta de Mars es el estilo, su presencia, su rúbrica iconográfica. Así como en la tapa de 24K Magic se lo ve en intencional pose de marca publicitaria, más parecida al diseño de un perfume que al arte de un disco, así es su presencia escénica. En el Super Bowl, por ejemplo, exacerbando el toque pandillero y rapero, con vestimenta de cuero cool y cadenas doradas. Una mezcla de lujo y de marginalidad; de ostentación y de informalidad, son la constante en todas sus apariciones. Bruno suele decir que debe esto a su papá, que, antes del divorcio, lo iba a buscar al colegio con llamativos Cadillacs, lentes brillantes y chaquetas con estrás. Y es lo que Mars despliega en escena, además de su profesionalidad que, acaso opacada por su simpatía o su modo en fase "pose", a veces pasa inadvertida.
Bruno Mars dice tener una adicción. No ya (quizás) a las drogas, que lo pusieron en el tapete al inicio de su carrera, cuando tuvo un incidente policial por posesión y realizó trabajo comunitario, sino, a lo que él, francamente, suele alegar: es adicto al poder de la escena, "a darle a la gente una noche inolvidable". Así sea hoy.
Cifras que impactan
20
Son las veces que estuvo nominado a los Grammy
Es uno de los artistas que ha ganado más premios con sólo tres discos editados
26
Millones de discos vendidos
En un momento en el que la industria lucha por sobrevivir, el éxito comercial de Mars significa una mina de oro
35
Es el número de hits
Que lleva cumulados en el "Hot 100" en sus distintas facetas de cantante, compositor y productor
Las similitudes con Michael
¿Por qué Bruno se parece tanto a Michael?
En aquellas lejanas presentaciones en el barrio hawaiano donde vivía, además de imitar a Elvis, Mars pasaba noches actuando como Michael Jackson. Desde esa época, prevalecen algunos aspectos que los siguen hermanando.
- Historia: ambos actuaron desde que eran niños y los dos vienen de familias de músicos.
- Movimiento: el ritmo de Mars, sus habilidades como bailarín, la gracia y hasta sus pasoso a lo "Bad" recuerdan a Michael.
- Canto: los dos tienen un rango de voz parecido, con ductilidad para bajar o subir las notas y con un falsetto gemelo.
- Estilo: ambos tienen similitudes en físico, rasgos, rulos, tonalidades. Y también coinciden en ropa llamativa, lentes y sombreros.
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