Fue la secretaria más emblemática de Susana Giménez, pero un día pegó el volantazo y dejó todo por su hijo: qué fue de la vida de La Coneja
Durante más de 10 años estuvo al lado de la diva de los teléfonos; en diálogo con LA NACION recordó como fue su paso por el programa, su decisión de alejarse y su presente al frente de su propia escuela de danzas
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Durante más de una década el país la conoció como “La Coneja”, la histórica secretaria de Susana Giménez. La misma que agarraba, entre cientos de miles, la carta que llenaba de esperanza de los televidentes que esperaban ansiosos a que sonara el teléfono y pudieran decir “Hola Susana”. Tras varios años de trabajo al lado de la conductora, un día decidió decirle adiós al programa. Alejada de los medios, abrió su propio estudio de danzas en Nordelta. En diálogo con LA NACION, Alejandra Suárez recordó como casi por casualidad empezó a trabajar con la diva y también sobre su presente, abocado a su familia y su gran pasión: el baile.
De chica, Alejandra no proyectaba su vida en televisión, al contrario, pensaba que su futuro estaba en el Teatro Colón. Durante su niñez se dedicó al ballet en un ciento por ciento: se levantaba a las cinco de la mañana y viajaba desde Castelar al microcentro para tomar clases. Su deseo siempre fue formar parte de la compañía, a la cual en ese momento se entraba por concurso. Buscaba su lugar y un poco de tranquilidad. Sin embargo, se presentó a una audición que le cambió la vida.
Un grupo de amigos que trabajaba en Badia y compañía, el histórico programa de Juan Alberto Badía, le comentó sobre una audición en la calle Corrientes para un musical. Ella no conocía mucho sobre el ambiente porque lo suyo eran las zapatillas de punta y no los tacos, pero se presentó igual. El proceso fue arduo, pero logró superar las distintas etapas y quedó seleccionada. ¿Cuál era la obra? Nada más y nada menos que Sugar, el espectáculo musical que protagonizaban Susana Giménez, Arturo Puig y Ricardo Darín.
“Yo no tenía idea del impacto que tenía Susana Giménez. Me acuerdo que el día del estreno de Sugar cortaron la calle Corrientes y los invitados llegaron en carruaje estilo mateo. Era de película, había hasta una alfombra roja. Fue espectacular”, le contó Alejandra a LA NACION. “Para mí la experiencia fue maravillosa. Muchos me preguntaban si no me aburría de hacer todas las noches lo mismo y yo respondía que no porque cada función era diferente”, agregó.
Hola, Susana
En ese entonces, Suárez no sabía que su vida estaba a punto de dar un giro. Mientras bailaba sobre las tablas, se escuchaban murmullos en el pasillo del teatro, todos iban y venían y querían aunque sea cruzar una palabra con la diva. Alejandra se mantuvo al margen hasta que un día, fue la propia Susana quien la citó junto a cinco compañeros a su camarín para hacerles una pregunta que los descolocó: “Nos dijo ‘¿chicos, les gustaría trabajar en mi programa?’”.
Si bien ella no dudó en responder que sí, fue mucho después cuando tomó dimensión del lugar a donde iba: “Para mí la televisión era un extra, mi trabajo era el teatro”. Cuando llegaron al programa, les mostraron un video de lo que tenían que hacer, -sin mucho ensayo- las luces se prendieron y salieron al aire.
Las líneas de teléfono explotaron y, como eran novatos en el mundo de la TV, tuvieron que buscar cables debajo de la mesa porque se cortaban las llamadas. Claro que en el medio tenían percances, como cuando quisieron hacerlo y tiraron una jarra de agua sobre escritorio de la conductora por apurarse.
Había comenzado Hola Susana por la pantalla de ATC y el público estaba fascinado. Si bien Alejandra lo recuerda como una maravillosa experiencia, también hubo momentos que no fueron tan felices. “Había un sorteo con bolillero y yo sin querer mezcle las bolitas y saque el cuatro, el siete y otra vez el cuatro. Se armó un lío terrible. En el corte Susana preguntaba ‘¿quién fue, quién fue?’, y yo le quería explicar que había sido yo, pero ella no me dejaba. Finalmente, pudimos hablar y cuando volvimos del corte, dijo ‘señores, La Coneja va a dar su explicación’ y tuvo que contar al aire la situación mientras yo lloraba. Un papelón”, contó. Pese a ese trago amargo, todo quedó en una divertida anécdota.
“La Coneja”, la histórica secretaria de Susana Giménez
Con el paso del tiempo, Suárez ganó cada vez más protagonismo en el programa y comenzó a destacarse entre el staff por su carácter y su disciplina, cualidades muy propias de todos sus años como alumna del Colón. “No sé si era la que mejor bailaba, pero siempre fui muy responsable, por eso creo que ella se apoyó un poco en mí”, sostuvo. En esa misma línea, destacó: “Estaba en todo, desde el botón desabrochado hasta en los pañuelitos que le faltaba. Prestaba atención a los detalles, estudiaba la rutina del programa y si había que llegar a las 12, yo estaba media hora antes”.
Con el tiempo el país la conoció como “La Coneja”, la secretaria de Susana Giménez. Si bien contó que el apodo nació cuando estudiaba en el Colón, quedó plasmado para siempre en la época de Sugar: “A Ricardo Darin le decían conejo, y entonces un día me dice ‘vos podes ser La Coneja’, y así quedó”. Pero, tenía otro sobrenombre puesto por la propia conductora, el cual le causaba mucha gracia: le decía “rata manicera”, porque “siempre estaba picando algo”.
Desde su primera emisión, Hola Susana creció a pasos agigantados y miles de personas mandaban sus cartas a la espera de recibir el llamado que cambiara sus vidas. Al comienzo estaban en una urna, pero debido a la gran cantidad que llegaba, terminaron en una especie de pileta a la que había que subir en escalera para tirarse.
“Era impresionante, yo no lo podía creer y creo que ella y los productores tampoco. Tiraban las cartas al aire y yo tenía que agarrar una y miraba para abajo para que no me entrara tierra. De ahí corría y atravesaba todo el patio”, contó, e incluso aseguró que tuvo alguna que otra caída y unos cuantos momentos incómodos. “Una vez leí el nombre de la persona que estaba escrito a mano y dije ‘Benito Juárez’, pero esa era la calle, entonces Susana me dijo al aire ‘que bruta que sos coneja’ y yo le respondí ‘bueno así leo yo’. Creo que a la gente le gustaba la espontaneidad. No dejamos de decirnos las cosas que pensábamos, pero siempre desde el humor y el respeto. Era muy divertido trabajar con ella, aprendí un montón. Era super responsable y trabajaba a la par de todos”.
La despedida de Alejandra Suárez de Hola Susana
A pesar del fenómeno que era Hola Suana, “La Coneja” no tomaba dimensión en ese entonces. Viajaba en subte y le daba vergüenza que la reconocieran. Intentaba hacer su vida con normalidad: iba al canal, tomaba clases de danza y hacía temporada de teatro con Los Susanos, el grupo que se formó con los bailarines del programa.
Realmente entendió el furor que era el ciclo el día que dijo adiós. Cuando nació su hijo, tomó la decisión de alejarse de las cámaras para dedicarse tiempo completo a la maternidad: “Sentía que había tocado tope, que no tenía más nada por hacer. No sé si Susana lo entendió al principio. Hasta el día de hoy siento que tomé la mejor decisión para ese momento”. Durante varios años estuvo alejada del ambiente y se dedicó a su familia. Si bien nunca más volvió a hablar con la diva, remarca todo el tiempo que siente un gran cariño por ella.
Si bien pasaron más de 25 años desde que se despidió de la tele, hasta el día hoy la llaman por el apodo que la hizo conocida.
Estudio de danzas propio y las ganas de volver a escena
Cuando su hijo era chico, ella ayudaba en los actos del colegio y un día empezó a dar clases de baile. Como tenía muchos alumnos, decidió abrir su propio espacio: Alejandra Suárez Estudio: “Mi eslogan es que la danza no te sirve para bailar, sino para la vida”.
Esa misma frase fue la que la impulsó desde pequeña, cuando soñaba con formar parte del Ballet Estable del Teatro Colón. Por las vueltas de la vida, terminó en un musical que le abrió las puertas al mundo de la televisión. “Me pone contenta haber dejado algo en la gente. A veces las mamás de mis alumnos me dicen que cuando eran chicas me veían en la tele y me copiaban, y a mí me da vergüenza”, sostuvo entre risas. Hoy La Coneja está de vuelta y con más ganas que nunca de estar activa, feliz con la oportunidad de hacer lo que le gusta y dispuesta a embarcarse en todo tipo de desafíos.
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