SMiLE
El genio inestable de los Beach Boys salda la gran cuenta pendiente de la música pop.
Olvidense de pet sounds .Fue un buen disco, pero se convirtió en un tótem. Hay otros tres álbumes muy buenos de los Beach Boys. Primero, el compilado de lo mejor, y lo más divertido, de la banda: Sounds of Summer , más largo y menos prístino que el canónico Endless Summer . Los otros dos son la clase de álbumes que no pueden faltar en ninguna discoteca personal: Smiley Smile y Wild Honey.
Ahora Smiley Smile y Wild Honey son respetados, pero en 1967 decepcionaron a los fanáticos del sonido hardcore de Pet Sounds . Ellos esperaban con ansiedad la salida de Smile del que, los que sabían, habían dicho que sería el Sgt. Pepper norteamericano, con lo que confirmaban que los Beach Boys jugaban en la misma liga que los Beatles. Pero Brian se volvió loco, Mike Love se volvió un tipo ocupado, y terminamos sólo con Good Vibrations y Heroes and Villains, dos temas que entraron en el disco que redoblaba aquel título, Smiley Smile .
Pero ¿saben qué pasó? Brian Wilson sobrevivió a sus compañeros más cuerdos, y reconstruyó su carrera, que será coronada con la grabación completa de smile . Como parecía que el disco de 2004 de Wilson, Getting In Over My Head , iba a ser cantado desde la cripta, pensar en smile era algo imposible. Pero visto desde el presente, es un triunfo. smile empezó como una idea para un concierto de la banda de rockeros alternativos de Wilson, que en 2002 ya se había cansado de tocar Pet Sounds . Smile , que nunca había sido terminado, existía sólo como un conjunto de versiones sueltas, fragmentos de canciones y grabaciones tildadas de enfermas. Para escudriñar ese material, fue fundamental la colaboración del letrista Van Dyke Parks y del vocalista y secretario musical Darian Sahanaja. Junto a Sahanaja y Parks, quienes lo ayudaron a hacer memoria, Wilson revisó y compuso el material hasta que las mejores piezas conformaron un total de cuarenta y siete minutos que empezaban poco antes de Heroes and Villains y llegaban a su clímax con Good Vibrations. El material era coherente y fluía. Basado en citas hábiles y repeticiones temáticas, smile es hermoso y divertido, torpemente grandioso. Es más suelto y más desordenado que Sgt. Pepper , y uno sospecha que siempre ha sido así. Y su idiosincracia norteamericana sui generis contrapesa la escasez de canciones pop clásicas. smile no juega en la misma liga que Sgt. Pepper .
Las letras tienen un tono poético para el que Wilson no tiene talento. Algunas veces son idiomáticas, otras veces son arcaicas, oscuras, llenas de imágenes de juventud. Otras acercan la frontera con Hawai. Aunque la confusión y el pesimismo suave y pastoral son endémicos, el mundo que ellos evocan es tan benigno como un día de playa, pero menos simplista que las fantasías de eterna adolescencia californiana de los Beach Boys. En este álbum, las letras juegan con las de Smiley Smile , en el que parte de smile vio la luz por primera vez, y con las del buen rock & roll reincidente de Wild Honey . Lo que las eleva a algo cercano a una visión utópica es la orquestación de Wilson: melodías breves que hacen de puentes hacia armonías precisas y animadas, y una profusión fascinante de colores instrumentales. Trombones, parches, el teremín y un saxo tenor aparecen y desaparecen; un banjo asoma la cabeza; las cuerdas vibran por todos lados.
Que los grandes músicos que rodean a Wilson hayan logrado esto no sorprende. Lo que el autor mismo podía llegar a aportar era más cuestionable. Y ése es el milagro de la música. La voz de Wilson se puso más grave y áspera. No puede transmitir la inocencia que el contenido de smile parece demandar. Pero en cambio transmite compromiso y fe, fe en que la locura de su juventud compuso una obra que captura posibilidades que casi se pierden en la historia. smile es la prueba de que esas posibilidades todavía son dignas de ser buscadas y encontradas.
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