"Boda secreta" se estrena en Canal 7
Nunca se vio en los cines argentinos
La mayor parte del público argentino conoció a Alejandro Agresti al regreso de un largo período en el que vivió y trabajó en Europa, en Holanda, rescatado por un sector de la crítica local. Más allá de sus primeros títulos, "El hombre que ganó la razón", filmada casi sin presupuesto, la nunca terminada "La neutrónica explotó en Burzaco" y "El amor es una mujer gorda", que sí logra estrenar y consigue una invitación al Festival de Berlín, el cineasta pasó casi una década en el exterior, que le sirvió para construir una filmografía tan respetada como a fin de cuentas mítica.
De aquel largo capítulo en el extranjero, siempre ligado en forma directa o indirecta con sus raíces, es "Boda secreta" (1989), que se estrena, hoy a las 23 por Canal 7, en el ciclo "El cine que nos mira", presentado por Carlos Morelli, sin pasar por cines, videoclubes o la TV por cable.
Por múltiples factores, pero en especial narrativos y estéticos, la película dista de parecerse a la obra del mismo director que, ya a mediados de los 90, de nuevo en la Argentina, sorprendió positivamente (más allá de la imposibilidad de tener como referencia su obra anterior) con "Buenos Aires, viceversa", "La cruz", "El viento se llevó lo que" y, finalmente, con la más superficial, comercial y taquillera: "Valentín". En el contexto de su filmografía completa, "Boda secreta" es seguramente más valiosa que algunos de los ejemplos de esta última etapa.
Como ocurrió con "El acto en cuestión" (estrenada por Volver en 2001, y para muchos la mejor película de Agresti), "Boda secreta" acredita un sinfín de tropiezos de todo tipo que impidieron su distribución en cines de la Argentina.
Encarada como una coproducción entre Holanda (la misma que respaldó a "Zoo: una zeta y dos ceros", de Greenaway) y Canadá, con el mismo cineasta, cuenta la historia de Fermín, interpretado por Tito Hass, un hombre que de golpe aparece desnudo en medio de la ciudad y que al ser detenido por la policía descubre que es "desaparecido", activo militante de los años 70, que fue blanco de la dictadura militar.
Sin recuerdo alguno de su ausencia de diez años, viaja hasta el pueblo en el que vivía para encontrarse con Tota, su novia del pasado, la mujer que convirtió la espera en una obsesión (interpretada magistralmente por Mirta Busnelli), que no lo reconoce (o que niega) como el que fue. Fermín rebusca en el pasado, insiste con una monótona melodía de Eric Satie en el piano del bar y planea seducir a la mujer como si fuese un desconocido. Sin embargo, en el pueblo revolotean diversas "aves de rapiña" y un pastor algo corrupto, que conjura en su contra.
Así, como en una comedia a caballo del drama, o viceversa, el director de la inminente "Un mundo menos peor" describe a sus criaturas con un sentido del humor anárquico, furioso, finalmente surrealista, bello, pero contradictoriamente trágico. Estas cualidades del joven cineasta argentino que fueron valoradas y aplaudidas en su paso por el Festival de Berlín en 1987, fueron ratificadas en el de 1990 con "Boda secreta", pasaporte que le permitió concretar una filmografía que sin pausa ofrecería nuevas muestras de talento. Así ocurrió con la extensa "City Life", "Luba" , "Modern Crimes", "The Lonely Race" (en la Argentina, sólo vistas en ciclos) y fundamentalmente con la mencionada "El acto en cuestión".
"Boda secreta" incluye trabajos de Floria Bloise como doña Patricia, Elio Marchi como Leandro, Sergio Poves Campos como Pipi, y Carlos Roffé como Merello, actores fetiche del cineasta, y Nathán Pinzón, en una de sus últimas apariciones.
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