Bob Wilson: "El mundo es una biblioteca llena de buenas ideas"
Antes del estreno de esta noche, el director de Letter to a Man habla de Baryshnikov, la trastienda de sus creaciones y critica a Trump
En los recovecos psíquicos y espirituales de Vaslav Nijinsky, Robert Wilson encontró los andamios de un espectáculo perturbador. Son voces más que personajes, almas desoladas por el sentimiento del absurdo. Una disección del eximio bailarín se produce en escena: el espectador asiste al desfile de demonios tallados sobre papel y convertidos por el director de escena en el libreto de Letter to a Man.
Para esto, Wilson convocó a un viejo conocido: Mikhail Baryshnikov. Solo en escena, acompañado por un magnético diseño de iluminación, el bailarín compone este enjambre de alucinaciones y sueños.
Wilson se apresta a un nuevo ensayo. Lleva ya varios capítulos recorridos, en varios continentes, como es larga también la experiencia de la dupla creativa que construyó con Baryshnikov, y con quien presentó en 2014, en Buenos Aires, The Old Woman. "Es un hombre de una enorme disciplina, que acepta bien las indicaciones del director. Siempre podés dialogar y compartir ideas. Todo mi trabajo está basado en la danza, así que contar con un bailarín de su talento es un desafío. Es una persona maravillosa. Tenemos un entendimiento común por el teatro", dice sobre Baryshnikov, a quien, en lugar de preguntarle si quiere volver a trabajar con él, le consultó cuándo es el próximo proyecto.
"Los diarios de Nijinsky no tienen una dirección clara. Tenés, como artista, una inmensa libertad para tomar decisiones al montar una obra. Es a veces muy lúcido y coherente. Por otro lado es irracional. Estás lidiando con dos mundos muy diferentes a la vez", admite Wilson. En ruso, inglés y francés, el grito de este hombre que lucha contra la esquizofrenia crea una partitura con preguntas que se repiten como leitmotiv de la obra.
Susan Sontag dijo una vez que el trabajo de Wilson, régisseur además de actor, "lleva la firma de una creación artística suprema". Se trata, ni más ni menos, que de uno de los máximos exponentes del "teatro de imágenes" y un enfant terrible de la ópera ortodoxa.
Wilson cuenta la anécdota con una sonrisa. Su ópera Einstein on the Beach se reponía, luego de algunos años, en el Brooklyn Academy Music de Nueva York. La pieza, tan original como provocadora, compleja y extensa -dura casi cinco horas- había recorrido el mundo y lo había convertido en una leyenda de bajo perfil. El director asistió a su propia función y decidió compartir la experiencia desde la sala, como si fuese un espectador más entre el público. Se ubicó en una butaca libre y reconoció a Arthur Miller, que resoplaba en el asiento de al lado. El autor de Muerte de un viajante ignoraba que conversaba con el director de la puesta.
-¿Qué pensás de esto? -preguntó el premio Nobel.
-No lo sé, ¿y vos?
-No lo entiendo.
-La verdad es que yo tampoco -contestó Wilson.
Miller se levantó media hora después de este breve diálogo, rendido ante la incertidumbre.
Wilson ha liderado equipos cosmopolitas, prestigiosos y populares en proyectos que suelen escapar a todo rótulo o clasificación. Con Philip Glass creó Einstein... en 1976 y también convocó a David Byrne, el fundador de Talking Heads, para dar a luz The Civil Wars, de 1984. A su vez, con quien fue su gran amigo Heiner Müller realizó una versión de Máquina Hamlet, en 1987. Uno de sus espectáculos más impactantes fue The Life and Death of Marina Abramovic, interpretado por la artista serbia referente de la performance.
Nada es minimalista en su obra. Todo es expresión, luz y ampulosidad. En The Life and Times of Joseph Stalin creó una representación de doce horas. KA MOUNTain and GUARDenia Terrace se montó en la cima de un monte en Irán y duró siete días. Wilson es un eterno creador de propuestas vanguardistas. Hace algunos años recorrió el mundo con Woom Portraits, una colección de videorretratos, en tamaño natural, donde figuras de fama internacional jugaron la partida que él les propuso: Brad Pitt permaneció estoico bajo la lluvia y Lady Gaga emuló el lienzo La muerte de Marat, de Jacques-Louis David.
-¿Va a seguir trabajando con Baryshnikov?
-Ojalá él quisiera. Yo así lo deseo. Hace unas semanas le pregunté: "¿Qué vamos a hacer la próxima vez?". Y me respondió que iba a pensar en algo.
-A menudo usted menciona que el arte puede unir a las personas, ¿de qué modo?
-Si escuchás música, no importa cuál es tu creencia política ni tu religión. La música te afecta espiritual y emocionalmente. Lo mismo ocurre con la danza en el modo en el que la utilizo, es decir, la danza abstracta. Podés ser musulmán, judío o cristiano y te va a afectar. Eso es lo especial del arte. Desde hace cinco mil años seguimos hablando del concepto de artefacto.
-¿Qué proceso sigue para construir un espectáculo? ¿Tiene un mapa o las ideas van surgiendo durante los ensayos?
-Una muy buena idea puede aparecer en cualquier minuto. Mirando por la ventana, soñando despierto, cuando leés algo en una revista. El mundo es una biblioteca.
-¿Cuán importante es la luz y la iluminación en sus puestas?
-¡La luz lo es todo! Es el elemento más importante del teatro. La luz crea el espacio. Einstein decía que la luz es la medida de todas las cosas
-Sus obras están abiertas a múltiples interpretaciones, ¿cómo se lleva con las críticas? ¿Las lee?
-Lo importante para mí es que el espectador se mantenga abierto. Prefiero que se pregunte: "¿Qué es esto?" y no que diga: "Esto es tal cosa". Siempre me pregunto qué estoy diciendo, qué estoy haciendo. Y me mantengo abierto.
-¿Cómo son las atmósferas de trabajo que crea? ¿Qué le resulta imprescindible?
-Puedo trabajar en cualquier lado: en condiciones de lujo, con estudiantes, con profesionales, con gente de la calle. Eso es lo interesante, porque la gente es interesante en sí misma, incluso los que no son conocidos.
-Usted es un gran crítico del presidente Donald Trump, ¿de qué modo afecta su arte el clima que se vive en los Estados Unidos?
-Es incómodo. Tenemos un hombre terrible como presidente de nuestro país. Los estudiantes extranjeros no pueden ingresar al país, por su religión o por su país de origen. Este presidente es un mentiroso, que combate a la prensa, es prejuicioso. Es una lástima que sea nuestro líder.
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