Bienvenida sinfónica para los refugiados en Alemania
Anteayer actuaron juntas las tres principales orquestas de Berlín, al mando de sus respectivos directores, Daniel Barenboim, Ivan Fischer y sir Simon Rattle, buscando tender puentes a través de la música
BERLÍN.- El revuelo en la Filarmónica de Berlín anuncia una noche diferente. En la entrada del mítico edificio que fue hogar de leyendas como Herbert von Karajan se ven mujeres con velo, muchos chicos y cámaras de televisión. Proliferan las selfies y el programa del concierto presenta las obras no sólo en alemán e inglés, sino también en árabe.
Las tres principales orquestas de Berlín y sus respectivos directores, Daniel Barenboim, Ivan Fischer y sir Simon Rattle, se unieron anteanoche en un "concierto de bienvenida" para refugiados y de agradecimiento para los voluntarios que trabajan en su acogida: un gesto de enorme potencia simbólica -Alemania abriendo a los recién llegados las puertas de uno de los grandes templos de su cultura- en medio del drama humano que escala día tras día en Europa.
Shabir tiene claro cómo se siente con la idea de una bienvenida. "Very happy" (muy feliz), dice el afgano de 14 años con una sonrisa. Cuando se le pregunta cómo llegó a Europa, mueve las manos en el aire imitando olas: el mar. ¿Y luego? Shabir camina en el lugar con gesto cansado: la larga travesía por varios países hasta Alemania.
El concierto entusiasma también a Raoua, una cooperante alemana que llegó acompañada por una madre iraquí y sus cinco hijos. "Es algo totalmente diferente para los refugiados -dice a LA NACION. Están en hogares de acogida y conocen las partes feas de Berlín. Es importante que puedan salir y ver que Alemania también es linda."
Pero sobre todo adentro, en la sala, va generándose un ambiente cómplice. Muchos cooperantes acudieron también con sus hijos y las familias se presentan entre sí. En las butacas se mezclan alemanes, sirios, afganos e iraquíes.
Cuando los 2200 invitados llenan la sala, tres presentadores leen un mensaje en alemán, árabe y farsi. "Hay más de veinte nacionalidades hoy entre nosotros. Tal vez no todos entiendan la lengua del otro, pero tenemos un idioma que entendemos todos: el de la música."
Las luces se apagan y el aire de la Filarmónica, famoso por su acústica perfecta, sólo transmite silencio. Alguien susurra: "Ahí viene el maestro". Y Barenboim entra en medio de una ovación. Muchos no escucharon nunca su nombre, pero el director argentino israelí seduce de entrada a los homenajeados leyendo un breve discurso en árabe. "¿Qué dijo?", pregunta una alemana a su vecino de butaca. "Nos dijo que esto es para nosotros y que lo disfrutemos".
El concierto toca de cerca a Barenboim, cuya trayectoria vital y profesional se inspira en la idea de la música como vehículo de paz y entendimiento entre los pueblos. "Es importante asistir bien a los refugiados, pero también mostrarles que vienen a un país en el que la cultura es central", dice el fundador de la orquesta West-Eastern Divan, formada por israelíes y palestinos, en una entrevista emitida en las pausas del evento. "El mensaje de esta noche es que la música y la cultura no figuran en último lugar, sino que importan desde el principio".
Acompañado por su Staatskapelle, la orquesta de la Ópera Estatal de Berlín, Barenboim abre la noche como solista y director del Concierto para piano N° 20 de Mozart. Le sigue la Sinfonía N° 1 de Serguei Prokofiev interpretada por la orquesta del Konzerthaus al mando del húngaro Ivan Fischer. El británico Rattle y la Filarmónica de Berlín cierran el programa con dos movimientos de la Séptima Sinfonía de Beethoven.
El público admira las filigranas de Mozart ejecutadas por Barenboim sin partitura, mueve instintivamente la cabeza con el aire juguetón y danzarín que Fischer resalta en Prokofiev, se encoge ante los estruendos trágicos de la marcha fúnebre de Beethoven. Olvida finalmente el protoloco del concierto clásico aplaudiendo con fervor entre movimientos y celebra cada pieza poniéndose de pie con una ovación de palmas y chiflidos que sorprenden a los músicos. La Filarmónica es una fiesta.
Desde un lateral de la sala, sentado en su silla de ruedas, sigue cada escena el poderoso ministro de Finanzas alemán, Wolfgang Schäuble. La canciller Angela Merkel, muy popular entre los refugiados por su política de puertas abiertas, evitó acudir a la cita pese a que la patrocina personalmente.
Un refugiado reconoce a Schäuble y, tras pedir permiso a los guardaespaldas, se acerca al ministro y le estrecha la mano en la penumbra haciendo gestos de agradecimiento con la cabeza. De haber sido captada por una cámara, la escena valdría como símbolo de un momento histórico para Alemania y Europa.
Después de casi una hora y media, el público abandona la sala y comparte un cóctel en el hall de entrada de la Filarmónica. Cooperantes, refugiados y algunos músicos comentan la noche entre "Brezel" típicos, bebidas y canapés.
"La música une a la gente", dice la voluntaria alemana Petra. Entre los sirios que la acompañan está Marie, una chica de Damasco que lleva diez años estudiando un instrumento de cuerda típico de Cercano Oriente llamado qanun y que sueña con seguir su carrera musical en Alemania. "He estado en muchos conciertos, pero no tenemos una sala como ésta", cuenta.
También los músicos salen con sensación de "primera vez". No sólo por la unión excepcional de tres orquestas de fama mundial (el único precedente en Berlín se dio hace 15 años por los atentados del 11 de septiembre de 2001 en Estados Unidos), sino también por la entrega agradecida del público.
"Cuando tocas obras tan conocidas ante un auditorio experto, están pendientes de los detalles, de cómo un instrumento determinado resuelve un pasaje en concreto", explica Stefan Schweigert, fagot de la Filarmónica. "Un público bien predispuesto como el de hoy te permite volver a lo básico, expresar lo esencial".
Volver a lo básico es, a fin de cuentas, el objetivo íntimo de la noche. Lo revelan el lema del concierto, "Bienvenidos entre nosotros", y su fuente de inspiración, el pasaje bíblico en el que Moisés ordena a su pueblo no expulsar al extranjero que llega en busca de protección: "Se quedará contigo, entre los tuyos".
Otras noticias de Música clásica
Más leídas de Espectáculos
Del encuentro de Julia Roberts con Daniel Craig a la felicidad de Jude Law por ser parte del mundo de Star Wars
Fin de las dudas. Evangelina Anderson volvió a dar indicios de cómo está su corazón hoy
"Privilegiados y excluidos". Festival de Mar del Plata: críticas a las antiguas prácticas del Instituto del Cine, mea culpa y un encuentro frustrado
Llantos y festejos. Así celebraron los famosos el triunfo de Racing tras consagrarse campeón de la Sudamericana