Barrio Chino

Radiografías piratas

Ahora que el disco de vinilo volvió a fabricarse y dejó de ser una antigüedad para coleccionistas, y que incluso se hacen copias fieles con impresoras 3D, los vinilófilos que se sientan invadidos en su pasión pueden empezar a mirar hacia los discos rusos piratas hechos en radiografías.

Se trata de copias ilegales hechas en los años 50, con borde cortado a tijera, orificio quemado con un cigarrillo y surcos marcados con máquinas improvisadas a partir de fonógrafos. Era la única forma de importar jazz, rock y blues a latitudes soviéticas. "La calidad era horrible –previene el musicólogo ruso–, pero el precio era bajo: un rublo o un rublo y medio."

El brujo interior vive en una taza de café armenio

No se parece a las señoras que leen la borra de café en los restaurantes armenios y árabes de Buenos Aires: Laura Keoroglian (borradelcafe.com) es uruguaya, tiene el peinado irregular, corto y decolorado de alguna estrella pop de los años 80, para la lectura usa una lupa y el platito del pocillo tiene forma de corazón. Además, mientras revela lo que ve, traza paralelos con óperas, canciones de Alicia Keys y recomienda libros como Mujeres que corren con los lobos. Puede que los que frecuentan Punta del Este en verano la hayan visto leyendo cafés en La Barra. En Montevideo, además, participa desde hace años en el programa de televisión Buen día Uruguay, al que todos los jueves invita a un personaje conocido para leer la borra de su café.

Dominó rebelde

Estos días pasó por Buenos Aires, atendió a consultantes porteños y habló de su libro Corazón de café. Desde que, en el siglo XVII, el florentino Tomás Tamponelli armó el primer manual de cafeomancia, son escasos los libros sobre el tema. Es que los herederos de la tradición de leer las manchas que deja la borra del café, al estilo pinturas rupestres, prefieren transmitirla oralmente, de generación en generación.

Pero Keoroglian abre el juego y, así, el lector podrá conocer desde los elementos necesarios para hacer el café hasta el significado de los símbolos, pasando por menciones a Carl Jung, a brujos interiores, a la física cuántica, y diez lecturas memorables de Keoroglian, con fotos y todo.

Las lecciones de vida pueden esperar hasta en el mostrador de una panadería-confitería del barrio de Saavedra. A veces ganar significa perder, y perder puede derivar en todo lo contrario, es la enseñanza que deja este dominó con piezas de chocolate que se consigue en la panadería 9 de Julio, en Ricardo Balbín 3837. En este caso el chocolate invierte las reglas del juego: el jugador que se queda sin piezas, más que ganar, se lamentará.

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