Bandalos Chinos, la banda que sigue la mejor receta del rock nacional
"Vámonos de viaje", propone el primer track de BACH, el nuevo disco de Bandalos Chinos . Y la amable invitación parece en sintonía con el presente de esta banda nacida en Beccar, en la Zona Norte del Gran Buenos Aires, lleno de planes y movimientos. La noticia más trascendente de este año fue sin dudas el desembarco en México: en noviembre, inmediatamente después de terminar con un gira nacional que incluyó conciertos en Rosario, Santa Fe, Córdoba, San Juan y Mendoza, Bándalos Chinos agotó entradas en Monterrey y el DF. Con ese impulso, el grupo se animó a viajar a Toluca, Querétaro, Morelia y Puebla. Es un paso muy importante, dado el volumen del mercado mexicano, el más grande de la región. Y para ponerle un moño a esta muy buena temporada habrá un show que seguramente tendrá clima de celebración: esta noche en Niceto Club, un lugar que Bándalos Chinos llenó dos veces en septiembre.
La chance de de viajar a México apareció luego de que el grupo grabara BACH en ese país, con Adán Jodorowsky (multifacético hijo nacido en Francia del extravagante cineasta y escritor chileno Alejandro Jodorowsky) como productor."Fue muy interesante trabajar con él -dice Goyo Degano (voz, teclados y por lo general la cara más visible de la banda)-. Siempre habíamos producido solos nuestros discos, así que sumar a alguien generó primero ciertas dudas a nivel grupal. Pero también necesitábamos que alguien nos empujara un poco al abismo, que nos sacara de esa zona de confort en la que entrás una vez que encontrás una manera de hacer las cosas que te conforma. Un músico amigo, Juan Ingaramo, nos sugirió contactar a Adán. Por suerte, él aceptó y supo meterse en nuestra dinámica. Incluso empezó a copiar nuestra manera de hablar (risas)".
Cuando Goyo se refiere a la manera de hablar de los integrantes de Bandalos Chinos, alude a una jerga privada que de hecho quedó reflejada en el nombre del nuevo disco: "BACH no tiene nada que ver con Johann Sebastian, como pueden pensar muchos -aclara Degano-. Es una palabra que usábamos internamente, un derivado de 'guach', que viene de 'guacho'. Empezamos a usarlo en broma el año pasado, cuando estábamos en Córdoba componiendo las canciones de este disco en una casa que nos prestaron en las sierras. Después alguien nos preguntó en una historia de Instagram que subimos si usábamos BACH como una especie de abreviatura de Bándalos Chinos. Y ahí todo empezó a cobrar más sentido... Lo gracioso es que Adán también se sumó: decía 'BACH' todo el tiempo durante esos días de laburo de grabación. Es una persona muy especial. Estuvo con su mujer y su hijo y creó un ambiente muy familiar, muy distendido, pero al mismo tiempo tuvo una enorme capacidad de concentración. Escuchaba veinte tachos distintos, veinte tambores distintos y seleccionaba con mucha precisión de acuerdo al sonido de batería que estaba buscando".
Más extenso que los dos anteriores -once canciones contra las seis de Nunca estuve acá (2014) y las cinco de En el aire (2016)-, BACH también tuvo un proceso de producción más breve y ordenado (apenas veinte días), orientado a buscar un sonido que represente cabalmente la actualidad de la banda. "Cuando empezamos no teníamos tan claro cómo queríamos sonar. Desde las canciones fuimos encontrando un estilo -señala Goyo-. Mi abuelo, que era pianista, siempre me decía que lo importante era lograr una voz propia, personal. Ser lo más sincero y auténtico que puedas. Esa es nuestra búsqueda".
En la primera etapa de Bandalos Chinos, un referente clave era Luis Alberto Spinetta: "Estábamos fanatizados con toda su obra -confirma Degano-. Durazno sangrando, de Invisible, fue el primer tema que ensayamos. Después vino una etapa en la que empezamos a escuchar juntos música más actual. Aparecieron Tame Impala y todas esas bandas de productores que irrumpieron en la escena internacional hace unos años, y eso nos cambió un poco la bocha a nosotros". De la escena local contemporánea, Goyo elige a lo mendocinos Usted Señálemelo, "por la energía que tienen y por cómo llevan adelante cada show".
A los pocos días del lanzamiento de BACH, la banda protagonizó una polémica en las redes sociales disparada por una crítica que publicó la edición argentina de la revista Rolling Stone. "Salió una reseña que calificó al disco con dos estrellas y media y nuestro community manager se calentó y publicó en Instagram "Gracias Rolling Stone por la nota más baja del año", arrobando a la periodista que escribió la crítica. Ella se enojó con razón y dijo que si no nos bancábamos una crítica no íbamos a llegar muy lejos. Y creo que algo de razón tenía. La idea no era escracharla, como creyó ella cuando algunos fans de la banda empezaron a bardearla. Se armó una discusión que involucró al feminismo, todo un rollo medio largo y ajeno a la banda. Dejamos que pasen unos días y la llamamos para aclararle que respetábamos su trabajo y nuestro community manager pidió disculpas. Fin. Fue un gran malentendido. Rollling Stone ya nos había puesto dos estrellas y media en otra oportunidad. No va a ser la primera ni la última vez que ocurra, calculo. No hay nada más valioso que un periodista que se arriesga y que no es condescendiente. Por otro lado, si uno está seguro de lo que hace, son balas que pasan por el costado".
Queda claro que el destino de una banda no lo determina la prensa. Mucho menos el éxito, que suele depender de muchos factores, algunos azarosos. "Para nosotros, el éxito es un tema secundario -recalca Goyo-. Salimos a tocar con la misma predisposición para una persona o para mil. El foco está puesto en el aspecto artístico. Que nos venga a ver mucha gente quizás permita que yo pueda renunciar a mi laburo de cadete y dedicarle más horas a ensayar, a producir, a componer canciones. Pero no nos tortura el enigma de si vamos a ser famosos o no".
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