‘Tenemos algo interiorizado en la banda que es sacar música cada dos años. Lo hacemos desde 2012, con otra formación, y no queríamos que ningún tipo de pandemia nos parara con ese fetiche", dice Goyo Degano de Bandalos Chinos, que con su banda trabaja en los detalles finales del sucesor de Bach [2018], el disco que los terminó de poner en otra categoría dentro del indie nacional. Pero el parate global para evitar la propagación del Covid-19 sí estuvo a punto de modificar su costumbre: la mezcla del disco, a cargo de Jack Lahana en París, quedó en suspenso por un tiempo cuando empezó la cuarentena allá, ya que el ingeniero de sonido estuvo algunas semanas sin poder ir hasta su estudio. "Al final, consiguió un permiso y estamos avanzando. Está terminando de mezclar todo el disco. Lo primero que nos entregó fueron los tracks del primer single".
Ese primer single, que se lanzó a fines de mayo, presentó "Mi manera de ser" y "AYNMG", dos canciones muy diferentes entre sí, que, según el cantante, muestran los extremos del álbum que grabaron en enero pasado en Sonic Ranch, Texas. "Obviamente se mantiene una identidad que encontramos con Bach, pero el disco es ecléctico y jugamos con distintos géneros y tesituras", explica Goyo.
"Mi manera de ser" parece el reflejo del crecimiento de convocatoria que tuvo Bandalos Chinos en el último tiempo y su proyección, con un público imaginario acompañando la arenga inicial. "El comienzo tiene esa cosa grandilocuente de estadios, y dijimos ‘si vamos a hacer un tema así, hagámoslo completo, con los gritos del principio, que parezca que está la gente, que tenga esa sensación de vivo’", dice Goyo. Otra pieza que termina de darle el tono de estadio es el piano Yamaha CP80, clave en la identidad del rock nacional, que suena al comienzo del tema. "Lo fuimos a buscar a un estudio que estaba al lado. No lo pudimos cargar entre ocho y lo tuvimos que desarmar para llevarlo", dice Goyo. Están felices con el resultado: "Se dio una mixtura de una especie de rock de estadios argento y nos pareció re interesante explorar ese camino".
"AYNMG" está completamente del otro lado del mapa. Abre con una guitarra acústica, de tono intimista, casi de fogón, y con frases como "Lágrimas inundando la ciudad/ duelen más que tus balas de metal" o "Si tu idea de paz tiene palos y gas/ tengo que cantar", la letra toma un tono combativo desconocido para ellos. "Cuando empezamos a componerla, coincidió con que empezamos a viajar por el país y por México, Uruguay y otros lugares de Latinoamérica, y empezamos a ver situaciones de mucha injusticia, como las que veíamos en la esquina de nuestra casa", dice el cantante. "Nosotros no somos combativos ni nada, pero queríamos hablar de lo que ya no nos gusta, lo que quizás antes se aceptaba y no queremos aceptar más".
El disco, que ya tiene título pero que la banda prefiere no revelar, va a estar publicado "entre fines de septiembre y comienzos de octubre", asegura el cantante. Para no hacer tan larga la espera, este mes habrá un nuevo adelanto: "Sin señal".
El tecladista Salvador "Chapi" Colombo fue el líder del proceso de composición de los nuevos temas, con juntadas en las que participaron su hermano, el guitarrista Iñaki Colombo, el otro guitarrista Tomás Verduga y Goyo. "Por ahí, había una canción escrita por Chapi, pero era sobre una emoción que involucraba a otras personas de la banda, y eso nos llevó a un diálogo y a profundizar emocionalmente entre nosotros para estar en tema, componer a nivel colectivo y hacer este experimento de cadáver exquisito que es extraño, pero nos funciona", dice Goyo.
Como en Bach, Adán Jodorowsky es el productor de este disco. Las sesiones de Sonic Ranch arrancaban con la banda recién despierta tocando los temas crudos en la sala, mientras él y el ingeniero de sonido Jerry Ordoñez buscaban referencias. "Quería un sonido particular de un instrumento más que la de idea de sonar a la totalidad de lo que escuchábamos", explica Goyo. Esa playlist de estudio estuvo formada por Roy Orbison, Prince, Michael Jackson y también con rarezas de música francesa de los 70 que traía el productor a la mesa.
Con una década de trayectoria y el empuje de Bach, el grupo no solo ha crecido en convocatoria sino también en organización. Una reunión semanal, todos los lunes a las 4:20, completa el enfoque profesional de esta etapa. "Hacemos un poco de puesta al día en general, de cómo anda la vida de cada uno, y después charlamos de la planificación, de los lanzamientos, el arte de tapa y otras cuestiones como la gira que teníamos por México y se postergó. También hablamos de cómo mantener la estructura. Habíamos empezado a trabajar con gente a la que le pagamos un sueldo y estamos intentando hacer malabares para sostener esa estructura. Esta es la realidad. Hablamos mucho de dónde sacamos la guita para sostener ese parate porque dependemos mucho de los shows en vivo", dice Goyo. "Es como cualquier call de laburo, pero muy buena onda. A mí, si me pinta, me armo uno y hablo con los chicos fumando un churrito".