Avenida Brasil se despidió a pura fiesta
La popular novela brasileña cerró su ciclo con una fiesta en el Luna Park, en la que participaron varios de sus protagonistas
Histeria. No hay otra palabra que defina mejor el sentimiento que expresaron las –y los- fans de Avenida Brasil a lo largo de toda la velada en la que se emitió el último capítulo de la novela. En una gala en el Luna Park conducida por Marley, Débora Falabella (Nina), Caua Reymond (Jorgito), Marcos Caruso (Leleco), Alexandre Borges (Carlitos) y Vera Holtz (Lucinda), se encontraron con el público argentino en la que resultó ser una emotiva gala. Aquí, les dejamos algunos de los momentos clave de la fiesta con la que cerró esta gran historia brasileña.
Un final memorable
Aunque para algunos tuvo un sabor algo tibio, para muchos el final de Avenida Brasil estuvo totalmente a la altura de las circunstancias. Resuelto el conflicto del secuestro de Nina y Tifón a manos de Santiago, la novela llegó al final de ciclo. Si bien hubo algunos casilleros trillados (el embarazo de la protagonista, por ejemplo), también hubo lugar para varias sorpresas, como la escena en que se reconcilian Nina y Carmina, que fue sin lugar a dudas el momento más emotivo del episodio. Luego de toda la historia pasada, luego del daño que ambas se infringieron, las mujeres se pidieron disculpas mutuamente y se perdonaron por todo el dolor causado. Se trató de una escena sencilla, que no necesitó de golpes bajos para transmitir un momento de profunda emoción. La novela, terminó como debía terminar: la expectativa de un futuro próspero, un Jorgito que triunfará en el fútbol y la promesa de una vida feliz para una familia que transitó todo tipo de dificultades.
El furor del público
Al igual que le sucede a muchos músicos internacionales cuando llegan al país, los actores y actrices de Avenida Brasil no salían de su asombro al ver la calidez del público argentino. Desde el momento en que cada uno de ellos se bajaba del auto para poner un pie en la alfombra roja, los fans estallaban de emoción y parecían querer saltar las vallas para saludar a sus ídolos de la novela. Mención aparte merece, en este aspecto, la pasión que generó Caua Reymond cuando le tocó sentarse con Marley sobre el escenario del Luna Park. En una charla que duró varios minutos, Reymond habló de lo contento que lo ponía el amor del público, uno que festejó a viva voz cada palabra del carismático galán. Marley, aturdido, pero sonriendo ante el griterío de la platea, intentó remar como pudo una entrevista que terminó por perderse entre las gigantes sonrisas (cada una seguida de su correspondiente ovación) del querido Jorgito.
Rating y twitter
Un evento televisivo de esta magnitud, como era de esperar, repercutió enormemente en las redes sociales. Con el hashtag #AvenidaBrasil, la emisión registró en su cierre un pico de casi 450 mil menciones, un récord impresionante para una ficción. Durante la transmisión del último episodio, hubo también otros hashtags vinculados a la novela, como por ejemplo #Chupetito, #JorgeTifón, #CauaReymond, ¡e incluso Virginia Lago! (quien desde Historias del Corazón, fue la anfitriona de la novela en el comienzo de su transmisión). En el rating, los números también acompañaron a Avenida Brasil, que en su cierre logró picos de 28 puntos, una marca altísima, que superó por varios cuerpos a los canales competidores.
Comida y bebida
Avenida Brasil se despidió para siempre, y en su cierre, como sucedió en muchos de sus episodios, hubo una escena... de cena. Cuando Carmina y Nina hicieron las paces estaban comiendo un risotto con pollo, un plato que apareció muchísimas veces a lo largo de la novela. En Avenida Brasil, los momentos en que personajes se sentaron a comer o beber, eran parte natural de la trama. En la conferencia de ayer por la mañana, el actor que interpretó a Leleco destacó que uno de los méritos de esa ficción era la naturalidad de los diálogos entre los personajes y las situaciones..
Y esa naturalidad se veía siempre reflejada en conflictos que parecían resolverse entre comidas y bebidas. Ese fue uno de los aspectos clave que hizo de Avenida Brasil una novela tan auténtica, cuyo ingrediente para el éxito, en gran medida, fue justamente la presencia de las comidas.