Aun sin Bocca, brilló el ballet del Colón
Espectáculo coreográfico. Director de la Orquesta Filarmónica: Javier Logioia Orbe. Director del Ballet Estable: Ricardo Bustamante. Teatro Colón. Hoy a las 20.30 y mañana a las 17, últimas funciones.
Programa: "Serenade", música de Piotr Tchaikovsky, coreografía de George Balanchine en reposición de Patricia Neary; "Juego de cartas", música de Igor Stravinsky, coreografía de John Cranko en reposición de Jane Bourne, y "Suite en blanc", música de Edouard Lalo, coreografía de Serge Lifar en reposición de Esmeralda Agoglia. Con Silvina Perillo, Adriana Alventosa, Karina Olmedo, Gabriela Alberti, Lila Flores, José María Varela, Alejandro Parente, Jorge Amarante, solistas y cuerpo de baile del Ballet Estable.
En la segunda presentación de la temporada, el Ballet del Colón mostró un variado espectro de líneas que dieron prueba de la ductilidad de esta compañía. Mucho tiene que ver con quienes realizaron la reposición de las obras que compusieron este programa mixto.
Aun en estilos muy diferentes, las obras se ensamblaron perfectamente para concretar una función brillante. Ninguna de las piezas tiene argumento; sí climas, sensaciones y temperamento, según lo dicta la música o lo que salió de la imaginación del coreógrafo.
Por eso, comenzar con "Serenade", una obra de Balanchine de suaves farseos, con la musicalidad inherente a este gran creador, fue la entrada perfecta al mundo de la danza neoclásica. En los peculiares movimientos de Balanchine se rescata la sensibilidad sin mostrar pirotécnica, pasos que alían a la bella partitura de Tchaikovsky como si compositor y coreógrafo hubieran imaginado sus obras al unísono.
Desde "Eugenio Onegin", el Teatro Colón no volvió a montar una obra de John Cranko, otro grande de la coreografía. "Juego de cartas" es una partitura para ballet de Stravinsky. Aquí el célebre compositor pone todo su sarcasmo y humor en una obra donde los personajes son las figuras vivientes de los naipes.
Una coreografía plena de vigor, con incontables trampas y bromas que suelen suceder en una mesa de póquer. Como el azar es el que tiene el mando, las cartas-bailarines pueden ufanarse de componer un buen juego hasta que aparece la figura que las desconcierta: el Joker (o comodín), que reemplaza a cualquiera de los naipes.
Este alegre personaje tiene algo de duende y hace de las suyas con humor de juglar. Bufonesco, siempre listo para las travesuras, el constante efecto sorpresa deja a todos atónitos. Uno de los mejores cuadros es su actuación junto al grupo de naipes corazones, todos varones, que exaltan con pasos bromistas y de gran brillo las dotes masculinas.
Sobresaliente José María Varela, como el Joker, y el conjunto de muchachos con Hernán Piquín, Alejandro Parente, Jorge Amarante, Vagran Ambartsoumian y Edgardo Trabalón, simpáticos y con excelente técnica. En la atracción de este ballet tuvo mucho que ver la mano de Jane Bourne, la respositora, fiel al estilo de Cranko, y la escenografía y el vestuario, según los originales de Dorothee Zippel.
En blanco y negro
El programa cerró con una obra que merece haber sido rescatada para el repertorio del Colón. Hacía ocho años que "Suite en blanc" no se veía en ese escenario. Esta coreografía, de Serge Lifar, fue montada por nuestra compañía en 1964 por la propia ex estrella de Les Ballets Russes de Diaghilev.
Es el tipo de obra que no pierde vigencia y de las que da oportunidad al lucimiento de primeras figuras, solistas y cuerpo de baile. Lifar entremezcla el academismo y ciertamente variaciones y secuencias muy riesgosas con la poesía y visión plástica que lo caracterizaban.
El "Adage" fue muy bien comprendido por Jorge Amarante y Adriana Alventosa, bailarina que asimismo dio mucho de su personalidad refinada y segura técnica en el solo de "La cigarette".
Descollante, Silvina Perillo pasó con brillo y gran individualidad los obstáculos de "La flûte", una variación digna de primeras bailarinas.
En "Serenade", Lila Flores cumplió segura las exigencias técnicas, aunque debiera dar más emotividad a su interpretación. En el "Pas de cinq", Leonardo Reale, Maximiliano Cuadra, Edgardo Trabalón y Roberto Zarza no tienen respiro con sus saltos y batería, en tanto Analía Sosa Guerrero es la única mujer que, alternativamente, tiene a todos como partenaires.
También fue excelente el "Pas de trois", que interpretaron Karina Olmedo, Hernán Piquín y Vagran Ambartsoumian. En otras partes, y para dar firmeza al todo, el cuerpo de baile demostró la homogeneidad digna de esta obra. Entre los reparos figuran los cierres dudosos después de saltos, piruetas y batería de los varones.
Sin embargo, la obra se vio deslumbrante y seguramente ciertos desajustes serán solucionados, porque en este elenco, que tan bien preparó Esmeralda Agoglia para la reposición de la obra, hay mucho y bueno para desarrollar.