Ástor Piazzolla dixit: reflexiones, declaraciones polémicas y humoradas, en sus propias palabras
A 100 años del nacimiento de Piazzolla: un repaso por distintos testimonios hablados que ha dejado el gran bandoneonista y compositor, desde sus comentarios irónicos a su pensamiento innovador
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A Charly (Gardel). Parte de la carta que le escribió a Gardel en 1978 como una manera de contarle su vida, aunque el cantor había muerto en 1935: “… Jamás olvidaré la noche que ofreciste un asado al terminar la filmación de El día que me quieras. Fue un honor de los argentinos y uruguayos que vivían en Nueva York. Recuerdo que Alberto Castellano debía tocar el piano y yo el bandoneón, por supuesto para acompañarte a vos cantando. Tuve la loca suerte de que el piano era tan malo que tuve que tocar yo solo y vos cantaste los temas del filme. ¡Qué noche, Charlie! Allí fue mi bautismo con el tango. Primer tango de mi vida y ¡acompañando a Gardel! Jamás lo olvidaré. Al poco tiempo te fuiste con Lepera y tus guitarristas a Hollywood. ¿Te acordás que me mandaste dos telegramas para que me uniera a ustedes con mi bandoneón? Era la primavera del 35 y yo cumplía 14 años. Los viejos no me dieron permiso y el sindicato tampoco. Charlie, ¡me salvé! En vez de tocar el bandoneón estaría tocando el arpa. (...) Empieza una nueva época en mi vida. Volvemos a Mar del Plata en el 36. Me agarra el flechazo de la música y estudio locamente el fuelle. Mi bandoneón y yo nos vamos a Buenos Aires y debuto con Aníbal Troilo. ¿Sabés quién era Troilo? Él era vos tocando el bandoneón. Es como decir: tu continuador. (...) Me voy a trabajar, o sea, como se dice hoy, “tengo un recital”. Voy a pensar en el pibe Piazzolla cuando vos le dijiste: ‘Ahora poné la música de Arrabal amargo y dale con todo’. Era la primavera del 35 y había nacido el dúo Gardel-Piazzolla. Soy un tipo de suerte. Algún día nos encontraremos en el último piso. Esperame, pero… no te mueras nunca.”
Piazzolla según Gardel. “Fui a un asado de Gardel y toqué unos cuantos tangos –explica el bandoneonista en un tramo de la película de Daniel Rosenfeld, Piazzolla, los años del tiburón –. Cuando terminé me dijo: ‘Pibe, el fuelle lo tocás fenómeno, pero con los tangos parecés un gallego’.”
El Octeto Buenos Aires. “Por supuesto, allí estaba todo lo que había aprendido en mis clases, sobre todo Stranvinsky, Bartok, Maurice Ravel y Prokofief; pero también estaba la veta más canyengue, más agresiva y cortada del tango y la milonga de un Pugliese, el refinamiento de un Troilo y de un Alfredo Gobbi que, hacia fines de los 40 era, para mi, el tanguero más interesante.”
Nadia Boulanger. “Ella me enseñó a creer en Ástor Piazzolla, en que mi música no era tan mala como yo creía. Yo pensaba que era una basura porque tocaba tangos en un cabaré, y resulta que yo tenía una cosa que se llama estilo”.
El bandoneón y su estudio. “De niño prodigio no tenía nada. Empecé a estudiar, tocaba Bach, tocaba mal pero estudiaba. Tocaba Schubert, lo tocaba mal pero estudiaba, después lo fui tocando bien, tocaba, estudiaba, fui tocando bien, mejor”.
Nonino. “No se qué hubiera sido de mi sin mi papá”.
“Adiós Nonino” y Nueva York. “Tengo a Nueva York metida en la sangre y las entrañas. Todos los grandes compositores que conozco son de Manhattan, y el 50 por ciento de mi música tiene que ver con mi vida en esa ciudad. [”Adiós Nonino] es un tema con el que tengo una relación de amor odio. Lo compuse pensando en mi viejo, a quien quise muchísimo, pero también me recuerda todo el tiempo que tuve que irme de Nueva York, donde soñaba con quedarme.”
La música. “Me enamoré de la música por primera vez en la vida a los 16 años”.
María de Buenos Aires. “Linda experiencia artística, pero un fracaso económico. Horacio Ferrer y yo, perdimos todo”.
Los músicos. “Si tocás bien, es un placer, es un juego. Si alguno toca mal, le parto el bandoneón en la cabeza”.
Su música. “Tengo un ilusión: que mi obra se escuche en 2020. Y en el 3000 también”.
El destino de su obra. “La música es para gente que piensa. Yo quiero que me vengan a escuchar y que piensen, no que se diviertan o hagan la digestión”.
Provocación. “Hago un tango nuevo, tanto desde el punto de vista armónico como del rítmico. Voy a contramano del ‘chin pun’ de todos.”
Balada para un loco. “Buenos Aires ya tiene una canción nueva, y es ´'Balada para un loco’”.
Su llegada al Teatro Colón, en 1983. “Vos me combatiste, acá estoy”.
El decálogo. Lo escribió cuando fundó el Octeto Buenos Aires: “1- Agruparse, preferentemente, con fines artísticos dejando en segundo plano la faz comercial. 2- Abandonar gradualmente las participaciones en otras orquestas, para rendir en este conjunto la máxima eficacia”. 3- Hacer el tango tal como se siente, eliminando toda clase de influencias extrañas que puedan incidir sobre los propósitos fijos. 4- Tratándose de un conjunto integrado por solistas, cada uno de los cuales tiene una participación musical destacada, no hay director. Se reconoce sólo una conducción musical: Ástor Piazzolla. 5- El repertorio estará formado por obras de actualidad, de la Guardia Vieja y las nuevas creaciones que se vayan produciendo. 6- Para aprovechar en todas sus posibilidades los recursos musicales del tango, no se ejecutarán obras cantadas, salvo contadas excepciones. 7-Considerando que el conjunto debe ser únicamente escuchado por el público, no se actuará en bailes. Por consiguiente, las actuaciones se limitarán a radio, televisión, grabaciones y espectáculos. 8- La utilización de instrumentos nunca incorporados a orquestas de tango (guitarra eléctrica) y otros efectos (percusión) así como la total estructuración de las obras con su giro moderno, serán explicadas previamente a toda interpretación, a fin de facilitar de esta manera su inmediata comprensión y alcance. 9- Considerando que nada es fruto de la improvisación, las partituras estarán escritas dentro del mayor perfeccionamiento musical posible que pueda lograrse en este género, lo que facultará a que sean consideradas por los expertos más exigentes. 10- a) Elevar la calidad del tango. b) Convencer a los que se han alejado del tango, y a sus detractores, de los valores incuestionables de nuestra música. c) Atraer a los amantes exclusivistas de músicas foráneas. d) Conquistar al gran público, tarea descontada como ardua, pero segura, tan pronto pueda escuchar los temas reiteradas veces. e) Llevar al extranjero, como embajada artística, esta expresión musical del país donde el tango tuvo su origen, para mostrar su evolución y justificar aún más el aprecio con que lo reconocen.
Producción y textos: Mauro Apicella
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