Así está hoy Sharpay, la “mala” de High School Musical: la selección, a 15 años del estreno del reality
Se convirtió en una de las favoritas del programa en la versión argentina y logró cumplir su sueño; en diálogo con LA NACION recordó su experiencia con Disney, las exigencias de las giras y el día que conoció a Zac Efron
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Corría el 2006 cuando Disney estrenó High School Musical. Rápidamente, se convirtió en un hit que causó sensación a nivel mundial y la Argentina quiso ser parte del boom. Para hacer su propia película, lanzó un reality donde solo se iban a elegir a los artistas que cubrirían los roles protagónicos de Troy y Gabriella (los personajes que interpretaban Zac Efron y Vanessa Hudgens). Sin embargo, las reglas del juego cambiaron cuando una de las 20 participantes comenzó a decir públicamente: “Yo quiero ser Sharpay”.
En 2007, eltrece estrenó High School Musical, la selección, el reality que conducía Matías Martín y que buscaba a la pareja protagónica para la versión local del film. Al casting se presentó Delfina Peña, una joven de por entonces 21 años. Fue sin ver la película y cuando llegó se encontró con cientos de personas que luchaban por un lugar en el programa. La primera prueba que enfrentó fue de danza, aunque ella se encargó de reconocer sinceramente que ese no era su fuerte.
Sin embargo, estaba completamente convencida de que iba a quedar, y fue ahí entre la duda y la certeza, donde hizo la diferencia. “Cuando nos empezaron a filmar comencé a hacer una zapada de la canción, es decir, a gritar rulos arriba. Todos frenaron y me miraron como ‘che, ¿qué haces?’. Uno de los coreógrafos me dijo, ‘seguramente no quedes, pero anda y rómpele la cabeza a Afo Verde, el presidente de Sony, que te toma la próxima audición’”, contó Delfina en una charla con LA NACION.
Su carrera había comenzado y la recuerda como si hubiera sido ayer, aunque pasaron ya 15 años. Aún siente el frío que hacía en el estadio de Argentinos Juniors y en su cabeza aún se escucha la versión de “I Will Survive” que improvisó durante la espera, porque sabía que el canto era su fuerte. Entró a la sala y simuló estar enamorada de Fernando López Ross, el director musical. Era un chiste, pero lo sostuvo durante todas las etapas, lo que le permitió a los productores no olvidar su nombre ni su cara y avanzar en las etapas.
“Hicimos un programa piloto con Adrián Suar y Marcelo Tinelli. Elegían a diez y yo no estaba en ese grupo. Fue durísimo estar delante de una cámara y no ser una de las seleccionadas”, manifestó. Pero, era un chiste. Entre cientos de miles de aspirantes, Delfina fue elegida como una de las 20 participantes de High School Musical, la selección.
“La gente hizo que yo sea Sharpay”
A la etapa del programa la definió como “un viaje de egresados”. Rápidamente, hizo grupo con Fernando Dente, Agustina Vera y Walter Bruno, con quien hasta el día de hoy tiene una excelente relación. Por esas cosas de la vida, los cuatro resultaron ganadores. Dente como Troy Bolton, Vera como Gabriella Montez, Bruno como Ryan Evans y ella como Sharpay Evans.
Sin embargo, lo que se vivió tras bambalinas era diferente a lo que captaban las cámaras. El primer problema fue que en el reality solo iban a elegir a Troy y a Gabriella y desde la primera audición, Delfina dijo segura y convencida: “Yo quiero ser Sharpay”.
“En un momento vino el director y me dijo que le servía que yo estuviera en el programa por lo vocal, pero que por favor dejara decir que quería hacer Sharpay, que me bajara de ese lugar”, precisó. Pero, el público seguidor del ciclo quería otra cosa ya que sin dudar tenían una premisa clara: Delfi es Sharpay. No obstante, en ese momento ella tenía muchas dudas. Las palabras de ese hombre calaron hondo, aunque siempre mantuvo la convicción de que si no le daban el papel, por lo menos la llamaran para trabajar en Sony. Y luchó con uñas y dientes para cumplir su objetivo.
Peña explicó que en esa época se decía que los roles de Sharpay y Ryan iban a ser para Luisana y Darío Lopilato. Sin embargo, el fanatismo por ella fue tan grande que logró cambiar las reglas del juego. “La gente hizo que yo termine siendo Sharpay”, aseguró. Fue así como se quedó con el rol corpotagónito que tanto deseó en aquella primera audición.
El lado oscuro de reality y la película
Filmar la película fue algo completamente distinto a estar en un reality. Para empezar, no usaron los nombres de los personajes de la versión original, sino los suyos: Delfi, Agus, Wally y Delfi. Si bien sostuvo que fue una “linda experiencia”, también reconoció que tuvo aspectos no tan positivos.“Yo no bailo y ese fue un tema. Los coreógrafos inventaban cómo podíamos disimularlo, por ende, vivía revoleada en el aire por bailarines. Ponía todo de mí, pero no siempre satisfacía a las expectativas. Sentía todo el tiempo que estaba en falta en ese aspecto y me lo hacían notar un montón”, reveló.
Antes del ensayo general para todos los directivos de Disney y a punto de salir a escena, un director le dijo algo que le provocó un mar de lágrimas: “Si no te hubiera elegido la gente, yo jamás lo hubiese hecho”. Pero, cuando terminó la gira, las cosas cambiaron: “Ese mismo hombre me reconoció públicamente que fui la única que le salvó las papas en escena, pero fue durísimo”.
Además de los desacuerdos con el director, había otro tema: su imagen: “Entré con 21 años y siento que mi cara de hoy con 36 es la misma que tenía en ese momento y por eso en el programa me vestían y arreglaban para que pareciera mucho más chica”.
Si bien reconoce que se sentía segura de sí misma e intentaba dejar pasar los comentarios negativos, sí que los escuchaba. “A mí no me pasás por arriba muy fácil. Me banqué un montón de cosas, pero me enseñaron y me educaron para plantarme y eso, a veces, no cae tan bien”.
La vida después de High School Musical
Si bien el reality fue todo un éxito y miles de personas los escuchaban cantar gala tras gala, Peña aseguró que no tomaban dimensión de lo que sucedía, porque, entre otras cosas, no había tanto furor de las redes sociales como ahora. Con el lanzamiento de los discos, las giras y particularmente con el estreno de la película, comenzaron a comprenderlo un poco más.
En cuanto a su carrera artística, en ese momento la probaron para la conducción, pero no quedó. Tras rescindir su contrato con Disney, le ofrecieron un personaje importante en la novela Sueña conmigo (Nickelodeon) pero lo rechazó porque prefería continuar su trabajo como coach vocal y su prioridad no era actuar.
Sin embargo, le insistieron y así fue como aceptó un papel más chico: Samantha, la “mala” de los grandes. Allí compartió elenco con Eiza González, de quien no tiene el mejor de los recuerdos: “Hacía llorar a los otros actores”.
El día que conoció a Zac Efron y Vanessa Hudgens
Mientras trabajaba en Disney, Delfina tuvo la oportunidad de viajar mucho. Esto se debió, principalmente, a dos motivos: tenía 21 y hablaba inglés. Le tocó ir a México y cubrir, para Zapping Zone, la avant premier de High School Musical 3, donde estaban nada más y nada menos que Zac Efron y Vanessa Hudgens.
“Nos fuimos a comer a un lugar que estaba todo decorado de básquet y les hicieron una presentación de High School Musical. Al lado de ellos estaba el departamento de Disney que se fija lo que consumís y la imagen que das para cuidar a los niños”, explicó.
“Yo estaba al lado de ellos y les pregunté si querían salir a fumar un cigarrillo, porque sabía que fumaban. Los del departamento, se enojaron y dijeron ‘no’. Así que me levanté y salí sola. Ahí está por qué no trabajo más en Disney”, comentó entre risas.
Las cosas sobre la balanza
Pasaron 15 años desde que eltrece estrenó el programa que buscaba a los protagonistas de la versión argentina de High School Musical. Desde el primer instante, Peña se corrió del objetivo común y buscó el suyo propio. Fue fiel a sus convicciones y a sus sueños y peleó por un papel que no existía. El esfuerzo dio sus frutos, y el ‘Delfi es Sharpay’ que comenzó en las tribunas, terminó en la pantalla grande.
Pero, así como sabe reconocer sus logros, también tiene la capacidad de hacer autocrítica, por ejemplo, no querer tomar clases de baile a sabiendas de que le servían para el trabajo. ”Soy cantante, nací para abrir la boca”, remarcó. Ahora le gustaría trabajar como coach en La Voz Argentina.
Hoy su vida es distinta a la que tenía a los 21. Está casada y tiene dos hijas de cinco y siete años. Todos los días tiene la oportunidad de hacer lo que más le gusta: cantar y dar clases. En su cuenta de Instagram comparte tips vocales y también trabaja en el Instituto Argentino de Musicales (IAM), la escuela de Ricky Pashkus y Fernando Dente.
La Delfina de hoy agradece todo lo que sucedió en los últimos años, incluidos los grises: “Me gusta mucho ser quién soy en todos los aspectos, madre, esposa, amiga, coach. Creo que High School Musical me dio una seguridad que no tenía antes, que me paró de una forma distinta y me generó mucho trabajo. Hoy estoy feliz en el lugar que estoy y disfruto cada momento”.
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