Arrasó en Miss Universo y vivió una pesadilla de dos años sin saber dónde estaba su marido
Marena Bencomo supo ser perseguida por los flashes; luego de su éxito en las pasarelas, su historia de amor ideal se transformó en una pesadilla: “No puedo borrarlo”
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“El secuestro del padre de mis hijos es algo que me marcó, que está presente y que va a seguir siempre rondando en mi cabeza”, destacaba Marena Bencomo -Miss Venezuela 1996, consagrada también primera finalista para Miss Universo 1997 en Miami Beach-, en la última entrevista que dio y reproduce el sitio curadas.com.
De adolescente, en su Valencia natal –ciudad industrial rodeada de colinas-, jamás había añorado ser famosa ni tampoco le importaba. Menos aún por un hecho tan traumático como el rapto de quien fuera su esposo, el empresario Richard Boulton, a quien conoció a causa de haberse coronado reina de la belleza de su país. Concurso del que aceptó ser parte por la insistencia que ejerció Osmel Sousa, empresario, diseñador, actor de teatro, exmodelo y Missólogo cubano-venezolano, reconocido como “El Zar de la Belleza”.
Primero fue conductora del programa TV Time, pero por poco tiempo, ya que enseguida la convocaron para hacerse cargo de la gerencia de Relaciones Públicas y Publicidad de la aerolínea Avensa. Allí conoció y se enamoró de Richard Boulton Winckelman -hijo de Henry, multimillonario y principal accionista de la compañía-, con quien se terminó casando en diciembre de 1998.
Noticia de un secuestro
Un año y medio más tarde la pareja viviría uno de los momentos más difíciles de su vida cuando Boulton fue secuestrado. Sucedió el 15 de julio de 2000 mientras descansaba y disfrutaba de la compañía de Marena en su fastuosa finca del estado de Carabobo. De la nada apareció una masa de uniformados con indumentaria de tipo militar, lo tomaron de ambos brazos y lo forzaron a subirse a un avión que lo terminó depositando en tierras colombianas.
Había quedado en manos nada menos que del grupo comando paramilitar denominado Autodefensas Unidas de Colombia, organización contrainsurgente, narcotraficante y de extrema derecha que participó en el conflicto armado interno en Colombia entre 1997 hasta su desmovilización en 2006, para combatir a las guerrillas como FARC-EP (Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia–Ejército del Pueblo), ELN (Ejército de Liberación Nacional) y disidencias del EPL (Ejército Popular de Liberación), que en su momento recibió el apoyo de políticos, militares, ganaderos, empresarios y representantes de la sociedad.
Por entonces, los diarios y mayoría de medios de comunicación dedicaban sus titulares a criticar las políticas del presidente Hugo Chávez, en especial las relacionadas con seguridad. Pero el secuestro de Boulton le robó las portadas, fue tema de conmoción para la prensa y la sociedad venezolana y se convirtió en el rapto más extenso en el tiempo ocurrido en el país.
El empresario recién fue dejado en libertad dos años después en una población del departamento central del Meta, en Colombia, cuando el jefe de los paramilitares, Carlos Castaño –alias el Comandante-, se comprometió a entregarlo al Comité Internacional de la Cruz Roja, y reveló detalles sorprendentes como que el secuestro pudo ser realizado con éxito porque contó con la colaboración de exmilitares venezolanos y expolicías colombianos.
La familia dio a conocer que meses antes había dado a un oficial de alto rango de la Dirección de Inteligencia Militar (DIM) una importante cantidad de dinero que prefirió no especificar, aunque los medios venezolanos informaron que rondó los 10 millones de dólares, que sirvieron para lograr la liberación.
Su compromiso con el autismo
Marena Bencomo se separó de Richard Boulton. Además de sus tareas profesionales, es madre de John Henry de 20 años, y de Federico, de 17. Había estudiado Odontología, pero terminó recibiéndose de abogada aunque no ejerce. Hoy, a los 49 años, está plenamente dedicada al mundo de la publicidad, pero también muy comprometida con el tema del autismo desde que supo que su hijo menor tenía esa condición. A través de su fundación Autismo y Vida, que fundó en 2014, se dedicó a colaborar con otras fundaciones realizando eventos a beneficio de personas con síndrome de down y autismo. También se encuentra en desarrollo su proyecto llamado Ciudad Azul en Margarita, frente al mar, pensado para personas con autismo que se queden sin familia que los contenga. Además, su anhelo es finalizar la carrera de diplomado en dicho tema que dicta la Universidad de Monte Ávila.
“No creo en el destino”, aseguró siempre, y se divierte cuando recuerda que de niña su tía bromeaba con que algún día se iba a consagrar Miss Venezuela “porque era alta y llamaba la atención, pero no nací queriendo serlo”.
-¿Qué consecuencias le dejó el secuestro de su esposo?, le consultaron durante un reportaje.
-Que siempre está en mi mente, que no puedo borrarlo. Gracias a Dios y la Virgen terminó de la mejor manera que se pudo, pero aparece en forma constante. En aquel momento tuve que irme a vivir con mis padres, me refugié en ellos y cuidé mi físico y mi cabeza. Empecé haciendo spinning y tenis, me ayudaba mucho a quitarme la tensión que vivía, le terminó confiando al sitio curada.com en una charla realizada en la más absoluta intimidad.
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