Araceli González promueve el teatro para sordos
La actriz amadrinó un proyecto de la Asociación de artes y señas (ADAS) junto con el teatro El Cubo, que tiene como eje desarrollar obras para personas con problemas auditivos por medio de performers-señantes teatrales
Gabriela Bianco -hija de padres sordos, actriz e intérprete- tenía la idea en su cabeza desde hace mucho tiempo. Jorge Vidoletti -director teatral y escritor- la ayudó a concretarla. Araceli González, que estudió seis meses con Bianco para su papel de Camila en la novela Nano (1994), se unió a la difusión y lo amadrinó. Y acá está el proyecto. Con ustedes, un teatro para sordos.
No fue una cadena de favores, sino una de trabajo en conjunto. Vidoletti que es el desarrollador cultural de El Cubo , llamó a Bianco, que es la directora de la Asociación de Artes y Señas (ADAS) para iniciar el proyecto "Dicho y hecho, señantes teatrales". Esta iniciativa tiene como idea eje poner sobre las tablas obras de teatro que puedan ser entendidas también por personas sordas, gracias a lo que se llaman performers-señantes teatrales (intérpretes-actores de lengua de señas). Pero también es algo más grande. Tiene que ver con formar gente para llevar adelante esta iniciativa a través del programa "LenguaHares artes & señas en escena".
Y González, después de conocer a Bianco e involucrarse con el lenguaje de señas, nunca dejó de apoyar cualquier iniciativa de ADAS.
En la presentación del proyecto -que se realizó en el teatro El Cubo-, lanacion.com habló con todos ellos.
Para González, el de Camila "fue el mejor personaje que tuvo en su carrera".
"A veces uno tiene la posibilidad en esta profesión de hacer papeles donde hay que investigar más allá de la personalidad del personaje. En este caso yo tenía que aprender una lengua nueva", contó la actriz.
No fue un trabajo fácil, fue todo un desafío para ella, pero lo logró.
"El lenguaje de señas es intenso, es maravilloso, ver hablar con las manos transmite mucha intensidad", expresó.
El personaje de Nano fue para González, "una maravilla", y le encantaría volver a hacer algo como eso: "Me gustaría mucho hacer un personaje como ese porque son personajes que perduran, que tiene magia."
Cómo se inició. Bianco, que aprendió desde chica el lenguaje para personas sordas, luego comenzó a enseñar y simultáneamente se formó como actriz y comenzó a viajar. Allí, vio que en el resto del mundo había una movida de teatro para las personas sordas y que en la Argentina esa posibilidad cultural estaba ausente. Eso fue el puntapié para que ella misma comenzara a hacer algunos unipersonales.
Y como las casualidades existen, fue en ese momento, que Viodetti se enteró sus ganas de hacer algo con este tema, y levantó el teléfono.
"Coincidimos en muchos deseos y lo empezamos a armar", contó Bianco.
La idea de Viodetti nació de algo así como una iniciativa de cuadra, de barrio. El conocía el Teatro Ciego y de allí sus ganas de iniciar algo más: un teatro para sordos.
"Es un proyecto amplio que tiene que ver con incorporar a las personas sordas al quehacer teatral, sea como espectador o como hacedor. Empezar a generar un espacio donde el teatro se abra a las personas sordas. ¿Cómo? Haciendo obras con señantes teatrales, es decir, personas formadas como actores y como señanates", explicó Bianco.
"El cuerpo del otro que habla el lenguaje de señas cobra una importancia dentro de la escena que lo hace algo novedoso", explicó Viodetti.
Hasta el momento se presentaron dos obras: Mondonga y verdelinda -espectáculo infantil de narración oral- y Semillas de memoria - para adultos, protagonizado por Ana Woolf.
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