Apuesta por el rock and roll,Apuesta por el rock and roll
El jueves llega Ricki &the Flash, con Meryl Streep como una rockera dispuesta a todo por lograr su sueño; Diablo Cody, la reconocida guionista, cuenta la génesis de la histoira
"No hay caso, sólo puedo hacer varones", dice Diablo (sobrenombre inspirado en la canción homónima de la banda Arcadia) antes de lanzar una de sus risitas cortas y contagiosas. La frase, claro, hace referencia a sus dos hijos y al tercero por venir, todos ellos junto a su marido desde 2009, el actor y productor Dan Maurio. Ex stripper, bloggera y guionista full time desde que Juno, película con la que ganó el Oscar, la puso en el centro de la escena, Diablo tiene una marcada predilección por las historias en clave femenina. Y feminista.
Una adolescente y su embarazo no deseado (la recordada Ellen Page de Juno), una estudiante sexy "poseída" por el Demonio (Megan Fox en Diabólica tentación), una madre con trastorno de personalidad múltiple (Toni Colette en la serie United States of Tara) y la súper incorrecta escritora de literatura juvenil que encarnó Charlize Theron en Adultos jóvenes, todas ellas son producto de su intensa y febril imaginación. También lo fueron la fanática religiosa de Paradise (su debut ¿y despedida? como directora) y la inminente Ricki, la rockera que interpreta -¿hace falta aclarar magistralmente?- Meryl Streep en la nueva película de Jonathan Demme, Ricki and The Flash: entre la fama y la familia.
"No hay caso, sólo puedo hacer varones", dice Diablo (sobrenombre inspirado en la canción homónima de la banda Arcadia) antes de lanzar una de sus risitas cortas y contagiosas. La frase, claro, hace referencia a sus dos hijos y al tercero por venir, todos ellos junto a su marido desde 2009, el actor y productor Dan Maurio. Ex stripper, bloggera y guionista full time desde que La joven vida de Juno, película con la que ganó el Oscar, la puso en el centro de la escena, Diablo tiene una marcada predilección por las historias en clave femenina. Y feminista.
Una adolescente y su embarazo no deseado (la recordada Ellen Page de Juno), una estudiante sexy "poseída" por el Demonio (Megan Fox en Diabólica tentación), una madre con trastorno de personalidad múltiple (Toni Colette en la serie United States of Tara) y la súper incorrecta escritora de literatura juvenil que encarnó Charlize Theron en Adultos jóvenes, todas ellas son producto de su intensa y febril imaginación. También lo fueron la fanática religiosa de Paradise (su debut ¿y despedida? como directora) y la inminente Ricki, la rockera que interpreta -¿hace falta aclarar magistralmente?- Meryl Streep en la nueva película de Jonathan Demme, Ricki and The Flash: entre la fama y la familia.
Con muchos guiños a la música de los 80, su década preferida, por lejos, la historia parte de un antagonismo un tanto provocador: vocación vs. familia. Ya desde el comienzo queda claro que Ricki hizo todo para trascender con la música: se cambió el nombre, se mudó, guitarra al hombro, a California (tierra de sueños) y, en su más polémica decisión, cortó contacto con sus tres hijos, los cuales fueron criados en la conservadora Indiana por su ex marido (Kevin Kline) y su nueva pareja.
Sin embargo, las cosas no salieron como lo esperaba y a su más de 60 años, Ricki se reparte entre su trabajo como cajera de supermercado y su banda The Flash con la que interpreta covers en un bar de mala muerte en Tarzana, en las afueras de Los Ángeles. Un inesperado llamado desde Indiana y la noticia de que su hija (interpretada por Mamie Gummer, hija en la vida real de Meryl) está hiperdeprimida tras su fracaso matrimonial, revolverán toda su historia y porvenir. "¿Y si lograba tener todo el éxito del mundo?, ¿y si era Mick Jagger?, ¿también iba a ser cuestionada por sus decisiones o a los padres nadie les reclama nada?", se preguntará una iracunda Ricki en quizá uno de los momentos más emotivos del film.
Desde Los Angeles, donde vive y transita su último mes de embarazo, Cody responde sin prisa y sin pausa, entusiasmada por el estreno del film que en principio ya le permitió cumplir uno de sus más antiguos sueños: trabajar junto a Meryl Streep. "Es algo que deseaba desde que empecé a escribir. Creo que a todos los guionistas nos sucede lo mismo. Fue una bendición que haya aceptado este rol y encima con ese nivel de compromiso. Sin su entrega total no hubiese sido posible esta película", sentencia.
—¿Y cuánto de su personaje, Ricki, hay en vos?
—Mucho. Gran parte de mis ansiedades están contenidas en ella. Como madre, muchas veces me pregunto si voy a poder cumplir mis propios sueños y en seguida me cuestiono si no estoy siendo egoísta al pensar eso, en ser tan apasionada con mi escritura y profesión. Ese aspecto se refleja un poco en Ricki, pero ella es mucho más valiente que yo... (ríe).
—Valiente, un término osado...
—(Interrumpe) Ella comete un error, de eso no hay dudas. Y un error que yo creo que no cometería jamás, pero no la juzgo por ello. Respeto mucho a la gente que se compromete con su arte. Me identifico mucho más con ellos que con los que abandonan sus pasiones. Te repito, hoy mis hijos son realmente lo que más me importa en este mundo pero no juzgo a las que no viven la maternidad así.
—Tus historias siempre giran alrededor de la familia...
—Sí, me interesan las relaciones personales por sobre cualquier cosa y de todas ellas, las que atañen a las familias y sus dinámicas me resultan las más interesantes de todas. Por más que intente lo contrario, siento que siempre vuelvo sobre estos temas. No podría jamás escribir sobre robots o aliens.
—¿Te cambió mucho el hecho de formar tu propia familia?
—Sí, creo que sí. Mucha gente me ha dicho que mi escritura se volvió más optimista, más sensible, más...
—¿Tierna?
—¡Sí! No es algo consciente, claro, pero supongo que ser madre conlleva eso, querer que el mundo sea un lugar mejor.
—Últimamente hubo varias controversias alrededor del machismo en Hollywood. Russell Crowe alegó que no existía tal cosa y citó como ejemplo a Meryl Streep. ¿Coincidís con él o creés que ella es más bien la excepción a la regla?
—Meryl es definitivamente una excepción. Hay muchísimas actrices que pasan las barrera de los 50 años y ya no las ves más. No hay papeles para ellas, tan simple como eso. Es una industria machista, sin duda. Me encantaría saber por qué, sobre todo si pensás que otras industrias han cambiado mucho en ese aspecto. Pero Hollywood no, se mantiene igual de sexista que siempre.
—¿En el mundo de la comedia también?
—Sí, todavía hoy es común escuchar que las mujeres no pueden ser graciosas. No les importa que haya mujeres como Amy Schumer encabezando shows increíbles. Supongo que llevará mucho tiempo más y mucho trabajo convencer a esa gente de lo contrario.
—¿Estás trabajando con Louis CK en una serie para Amazon?
—¡Sí! Louie es un comediante increíble, soy su fan desde hace tiempo. No lo conocía personalmente y estoy disfrutando muchísimo de esta increíble oportunidad. Estamos escribiendo el show junto a (la comediante) Tig Notaro, a quien tampoco conocía. Ella será la protagonista y empezaremos a grabar en un par de semanas.
—¿Y qué hay de la idea de adaptar en cine los libros ?y la serie de los 90? Sweet Valley High? ¿Sigue en pie?
—Uff, hace años que trabajo en ese proyecto y me encantaría que algún día se convierta en realidad. Pero lamentablemente hay demasiadas variables que no dependen de mí. De todos modos, el hecho de que vos, desde la Argentina, me preguntes por esa película explica precisamente mi punto ante los estudios: ¡Sweet Valley High es famosa en todo el mundo! Deberíamos hacerla, realmente.
—Hace poco te fuiste de Twitter e Instagram, ¿por qué?
—Instagram todavía me gusta, de hecho quiero volver, aunque sea con un usuario anónimo, pero Twitter me decepcionó profundamente. De vez en cuando entro como voyeur, pero más que nada para ver en qué anda mi marido, que todavía tiene una cuenta ahí... (risas).
—Vos siempre te mostraste interesada en la cultura pop y Twitter se alimenta mucho de ello...
—Sigo interesada en esos temas pero no creo que haga falta estar todo el día chequeando Twitter para saber qué está pasando. Es demasiada información junta, y no siempre buena. Además, te obliga a estar todo el día conectada, leyendo mensajitos. Hoy prefiero leer otras cosas.
—Tenés 37 años, dos hijos y otro en camino, un Oscar, tu propia película... ¿No sentís que hiciste mucho en poco tiempo?
—Sí, puede ser... Supongo que la explicación está en que siempre voy hacia delante. Trabajé en muchos proyectos y no todos fueron exitosos pero no me detuve demasiado en eso. No soy de las que se pasan cinco semanas deprimida en su casa si las cosas no salen como las deseaba. Al contrario, necesito salir y encarar algo nuevo.
—¿Se vendrá en algún momento tu segunda película?
—No. Ya acepté que lo mío es escribir y me quiero focalizar sólo en eso. Dirigir no es para mí.
—¿Por qué?
—Es un trabajo muy desgastante tener que decirle a otras personas lo que debe hacer... No tengo ese tipo de personalidad. Mejor dicho, sólo puedo tenerlo en casa. Ahí si puedo dirigir y mandar a mis anchas.
lanacionar
Más leídas de Espectáculos
"Tengo una nueva reunión". Massaccesi define su futuro, tras la salida de Lapegüe de TN, y Nelson Castro le pone un punto final a los rumores
"Pacto de sangre". Airbag: la banda que sobrevivió a estafas, sigue “al costado” de las modas y llena estadios
Dolor. Así reaccionaron los famosos ante la muerte de Roberto Giordano