Antonio Tarragó Ros: "Se transformaba en el mago más poético, profundo y corajudo"
Si bien era tímido y le daba vergüenza llorar y emocionarse frente a los periodistas, se guardaba lo mejor para sacarlo en el escenario donde se transformaba en un mago, en el más poético, profundo y corajudo. Decía: "En el escenario siempre soy yo". Es difícil pensar cómo sigue la vida sin Horacio, porque él fue como los hombres deberían ser: con compromiso por la patria, por la libertad, se la jugó fortísimo por la democracia, con esquirlas en las patas? Compartimos un mes de gira por Moscú en el ochenta y pico, y lo recuerdo recitando "El remate", de Yamandú Rodríguez. "Ojos azules de cardos/ curiosean desde lo lejos/ y asoman por las goteras/ ojos azules de cielo?" Recitaba y rompía en llanto. Una sensibilidad extraordinaria que te sacaba de este mundo con sólo cantar. Extrañaremos su sensibilidad y su garganta, que iba del llanto a la alegría con sus cuerdas vocales y era capaz de transformar los sentimientos en algo fácil de llegar al corazón. Autodidacta, de gran inteligencia intuitiva, gran lector. Quedará en la memoria como una figura de la talla de Mercedes Sosa, de una época deslumbrante de la poesía argentina.