Andy y Bárbara Muschietti: el director y la productora de Flash siguen su ascenso en Hollywood, pero no pierden “la tanada”
Los hermanos visitaron la Argentina, su país natal, para presentar el film, que se estrena el jueves 15, en la que incursionan en el género de los superhéroes: “nos dejaron hacer nuestra película en paz”
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“¿Cómo lo hicieron?” La pregunta resulta inevitable al analizar la filmografía conjunta que Andy Muschietti, director, y su hermana Bárbara, productora, construyeron en poco más de una década. De un corto que llamó la atención de Guillermo del Toro a una expansión de esa misma historia en un largometraje, Mamá, producido por el director mexicano.
El film, protagonizado por Jessica Chastain, tenía todo para anunciar a un equipo creativo que estaba listo y deseoso de hacer películas más grandes. Entonces llegó It (Eso), un verdadero sueño para el director y la productora fanáticos de Stephen King, que se convirtió en un suceso con una merecida segunda parte, también muy exitosa. El próximo paso lógico en Hollywood era hacer una producción aún más ambiciosa, enorme, con presupuesto acorde; lo cual, en estos días, significa una sola cosa: una película de superhéroes.
Así fue como el dúo creativo argentino se hizo cargo de Flash, el nuevo film del universo cinematográfico de la legendaria editora de cómics DC. La película, que Warner estrenará el jueves 15 en la Argentina, tiene como protagonista a Barry, interpretado por Ezra Miller, un joven que tras un extraño accidente en el que lo golpea un rayo, se convierte en The Flash, un superhéroe con el poder de la velocidad extrema.
Es la primera película que tiene al personaje, que ya estuvo en otros films de DC, en el rol central. En su búsqueda por cambiar el pasado y su incursión en otros universos paralelos, Barry se cruza y colabora con dos Batman, interpretados por Ben Affleck y Michael Keaton, en un regreso triunfal al rol que lo hizo famoso en 1989; Supergirl /Kara, interpretada por Sasha Calle; además de otros personajes de DC. Aunque su principal aliado es otra encarnación de sí mismo.
Durante su visita a Buenos Aires para ser anfitriones de la avant premiere local de Flash y participar de un panel en Argentina Comic Con ayer, los Muschietti mantuvieron una charla con LA NACION en la que hablaron sobre cómo hicieron una de las películas más esperadas del año; lo que implica trabajar en un proyecto de estas características y cómo construyeron una carrera conjunta que los llevó a lo más alto de Hollywood.
“Tiene menos estrategia de lo que se piensa -dice Bárbara, entre risas, sobre la forma en la que fueron eligiendo sus proyectos-. La carrera de cineastas, incluso cineastas que son totalmente autores, depende mucho de los tiempos, de quién está en cada estudio. Porque al final no estamos monetizando estos proyectos. Nosotros venimos como talento, usamos el dinero de una compañía, les pedimos ese dinero, armamos nuestra compañía, que es una película, y nos lanzamos a hacerla. Lo que sí creo que los dos hicimos conscientemente fue ir progresivamente en cuestión de escala. Más que específicamente cuál es el proyecto: sí pudimos pensar estratégicamente la escala del proyecto. Empezamos con una película que, en realidad era grande para ser nuestra primera película, pero ya veníamos con mucha carrera de publicidad. Andy tenía mucha experiencia en sets relativamente grandes. Entonces fue una película que, aunque ahora se vea chica, era grande para empezar, pero logramos abordarla”
El director señala que hay un hilo común en lo temático entre los proyectos que encaran. Ya sea en películas de terror, como Mamá o las dos entregas de It (Eso), o en una aventura de superhéroes a través del multiverso, siempre hay un centro emocional. “Sean películas que nosotros queremos hacer o proyectos con los que nos encontramos, todos tienen un tronco emocional que resuena mucho con nosotros -explica Andy-. Está el tema de la madre, que lo ves en todas nuestras películas, que no es casualidad. Una dedicación al tema de la familia, el amor familiar y la pérdida. En la industria hay dos caminos: está el camino de parar la pelota y decir ‘¿qué película quiero hacer?’, me voy a pasar dos años escribiendo y esa va a ser la película que quiero hacer. Y está el otro, que es encontrarte con proyectos en el camino. Son decisiones. Por suerte, nosotros tuvimos la posibilidad de ir en las dos direcciones. Mamá es una película nuestra 100 por ciento, aunque fue nuestra primera película; It (Eso) tenía mucho que ver con nuestra nuestra ilusión, porque es un libro que conocíamos muy bien y adoramos a Stephen King, así que lo sentimos muy nuestro. Flash vino un poco como una oferta de algo más grande, pero que fue excitante en ese sentido. Es hacer una película con todos los recursos. Las películas de superhéroes en los Estados Unidos son las más caras y a las que va más público. Entonces fue una gran oportunidad para hacer una película donde iba a poder contar con los recursos apropiados para hacer lo que quería”.
El beneficio de contar con todos los recursos viene con una gran responsabilidad, para parafrasear a una línea de diálogo de otra historia de superhéroes. En una maquinaria como lo es DC, dentro de uno de los estudios más grandes de Hollywood, parecería que el director y la productora tendrían que amoldarse a esas estructuras.
“A veces la fama de estas situaciones es más trascendente que las situaciones en sí -aclara la productora-. Nosotros, realmente y esto es pura sinceridad, no tuvimos esa experiencia, o sea, tuvimos una experiencia muy buena. Pudimos hacer la película que queríamos, pudimos contar la historia que Andy quería contar, tuvimos una guionista, Christina Hodson, que apoyó mucho ese camino y esa línea de emoción. Al mismo tiempo, tuvimos un estudio que nos entendía y nos apoyaba, no hubo batallas”. “No hubo interferencia, que es algo que es muy normal, sobre todo con franquicias -agrega el director-. Pero lo que tenía DC en el momento en que hicimos la película es que propiciaba las visiones de los directores y lo va por seguir haciendo, aunque hubo un cambio de management. Eso es lo que yo rescato de nuestro trabajo con DC, que nos dejaron hacer nuestra película en paz”.
El éxito de las dos partes de It (Eso), también producidas por Warner, les permitió ganarse la confianza del estudio. Pero también, subraya la productora, estaban respaldados por un gran equipo, que incluye al diseñador de producción Paul D. Austerberry, ganador del Oscar por La forma del agua; y el director de fotografía Henry Braham, con experiencia en películas del género, como las dos últimas entregas de Guardianes de la Galaxia y El escuadrón suicida, todas dirigidas por James Gunn, el flamante jefe de DC Studios (junto con Peter Safran).
“Creo que en este tipo de películas el gran beneficio es que te da acceso a gente que sabe muy bien lo que hace -dice Bárbara, quien estudió en la UCLA y trabajó varios años en publicidad en España junto con su hermano-. Entonces, si tenés un muy buen capitán como es Andy, que sabe exactamente lo que quiere en todo momento, es un camino relativamente fácil”.
La palabra clave es “relativamente”. Basta con ver la primera escena de Flash, que tiene una clásica apertura con una secuencia de acción de alto impacto, como lo hacen desde los films de James Bond hasta los de Indiana Jones y Misión imposible, para darse cuenta de que no puede haber sido fácil. “Pero es gradual -dice el director, con una sonrisa-. Todo eso que ves en la película es un trabajo que uno hace en tres años y medio. Empezás por el guion y en ese momento no pensás demasiado en los problemas técnicos. Y cuando llega el momento de ver cómo lo vamos a hacer, ahí empieza otra historia, que no deja de ser fascinante y estimulante, porque, a veces, te encontrás con cosas que nadie hizo antes. Decís, ‘pucha, ¿cómo lo vamos a hacer?’ Ahí empieza la búsqueda de la tecnología apropiada”.
Uno de los mayores desafíos técnicos con los que se encontraron en Flash fue cómo hacer para que el actor Ezra Miller compartiera el mismo plano consigo mismo, interpretando a las dos versiones de Barry. Si bien existen muchas películas que incluyen este tipo de escenas, Muschietti tuvo que buscar una nueva tecnología para conseguir la estética que quería lograr.
“Irónicamente, varios de los actores de esta película han hecho películas donde se encontraban consigo mismo: Michael Keaton (Mis otros yo), Jeremy Irons (Pacto de amor). Todas estas películas se hicieron con una tecnología más obsoleta de doble fotografía, que es el plano fijo con pantalla partida. Filmas la primera actuación y lo mandas al tipo al tráiler a que cambie de ropa y de maquillaje, y una hora más tarde lo tenés en el set. La evolución de eso es el motion control, que es una máquina para que se mueva la cámara, que recuerda el movimiento. Fue revolucionaria en su momento, pero ahora es obsoleta por una cantidad de cosas. Además es un dolor de huevos”, dice el director, demostrando que los años vividos en España y los Estados Unidos no le hicieron perder los argentinismos.
“Quería hacer algo más liberado, donde la cámara a veces hace movimientos de 360 grados, alrededor de los personajes, casi cámara en mano -continúa el director-. Poder mostrar el contacto entre los personajes, también. Entonces recurrimos a esta cosa que se llama captura de volumen. Esta es la primera película en la que se usa esa tecnología”.
Claro que los aspectos técnicos están ligados a la narrativa, en la que muchos otros elementos entran en juego. Empezando por el trabajo con los actores, en este caso con un elenco fuerte, que incluye a Maribel Verdú, aportando su carisma al personaje de la madre de Barry; Ron Livingston, como el padre, y Michael Shannon, uno de los mejores actores que están trabajando actualmente en Hollywood, en el papel del villano, el General Zod.
El humor presente en Flash es una constante en las películas de Andy Muschietti, quien parece puntuar muchas de las escenas con un remate humorístico, pensado desde la puesta en escena y la interpretación. “Para mí es algo muy instintivo y también racional, en el sentido de que considero que el humor te ayuda a identificarte más rápido con los personajes -explica el director-. Sobre todo si es un humor que sale de las fallas humanas. Eso hace a un personaje más vulnerable siempre. Lo podes hacer con humor o con seriedad. Elijo el humor porque me parece que es una vía directa al interior del personaje”.
La productora indica, con algo de orgullo fraternal y profesional, que estas inflexiones de comedia surgen más que nada del trabajo que el director hace sobre el guion: “Andy las va descubriendo y las va metiendo, a veces, con un par de semanas de anticipación, a veces, sin ninguna anticipación…”
Para el director es importante trabajar en el momento con el actor, en especial con uno como Miller, a quien describe como un genio y “un actor superlativo, además de un comediante excepcional”. Muschietti solo tiene elogios para el intérprete, que se vio envuelto en una serie de escándalos y problemas judiciales que pusieron en jaque su carrera. Tras pasar un tiempo en rehabilitación por problemas de salud mental, el actor pidió disculpas públicamente, en 2022.
“En esta película, Ezra está en el centro y la persona realmente florece y brilla -dice Andy, sobre el intérprete, que se define como no binario- . Lo que ves en la película es Ezra. Cuando trabajas con un actor así tenés que improvisar, tenés que encontrarle cosas nuevas a la escena, a pesar de que estás filmando no cronológicamente. Lo bueno es que mi trabajo con Ezra fue desde el principio sentarnos a analizar todas las líneas emocionales de la película para saber en qué momento estábamos en cada escena. Fuimos muy precisos con eso y así le dimos rienda suelta a la improvisación. Y claro, la película duraba cuatro horas, porque cuando empezás a hacer esas cosas después tenés que cortar, pero, por lo menos, te da la oportunidad de hacer cosas inesperadas, que pueden ser mejores de lo que está en la página. Después, en la sala de edición, podes elegir porque tenés las dos versiones”.
Bárbara dice que en el estudio ya a esta altura están muy acostumbrados al estilo de trabajo de su hermano. “De repente, aparecen muchas cosas que no estaban en el guion y ahora lo aplauden. Antes era un poquito más…”, concluye la productora imitando un quejido que ilustra la situación.
“Los estudios son campeones en el arte de darte notas, pero en este caso no lo hicieron -dice Andy, sobre la costumbre de los ejecutivos de Hollywood de enviar ‘sugerencias’ a sus equipos creativos- . Tal vez fue por nuestro historial. Me dejaron y no interfirieron en ese proceso de trabajo, sabiendo que al final iba a funcionar y creo que funcionó”.
El trabajo del director con el humor se puede rastrear hasta sus comienzos, con el corto Nostalgia en la mesa ocho, que fue parte de la segunda entrega de Historias breves, antología de la que participaron directores que fueron claves en la renovación del cine argentino. En aquel cortometraje, realizado cuando el realizador todavía estudiaba en la Universidad del Cine, ya estaban esos remates cómicos visuales, que también se pueden apreciar en las dos partes de It (Eso) y ahora en Flash. “Eso es la tanada, en realidad”, dice Bárbara. Su hermano asiente, comentando que le gusta mucho el cine italiano, en especial las comedias de los 60.
“Me parecen fascinantes y en el cine de Hollywood no encuentro tanto ese desparpajo en el humor -dice Andy-. Y también me gusta mucho el humor físico, por eso lo ves a Barry muchas veces haciendo cosas ridículas. Esa es otra cosa que te informa de la vulnerabilidad de los personajes: un tipo que es un superhéroe y cuando no tiene sus poderes lo ves corriendo y es como un ganso total”. Detrás de todo ese trabajo que describen con tanto entusiasmo, hay también muchos obstáculos. Y para poder entender esa pregunta inicial sobre cómo construyeron esta carrera, para Bárbara hay un elemento que no se puede obviar: “Una cosa más que quería decir con respecto a esta carrera es que hemos tenido mucha suerte. Los dos conocemos un montón de gente talentosa que no ha tenido la suerte que tuvimos, todavía. No paramos de trabajar, eso es verdad, nos rompemos el… -completa la frase bajito, mientras se ríe-. Pero acompañada de esa rotura diaria está la suerte”.
Esa suerte que la productora asegura que los acompañó durante la pandemia del Covid, cuando la película se siguió rodando, con protocolos estrictos y muchos problemas que pudieron solucionarse para terminarla. “No se nos cayó la película en ningún momento -dice Bárbara-. Fue la única película de ese tamaño, con unas mil personas en el equipo y no tuvimos que parar. Se cayeron departamentos aquí y allá; un día de repente se nos caían los dobles de riesgo, se nos iban cayendo, pero seguíamos”.
Además de haber esquivado todos esos obstáculos impuestos por la pandemia, la película se va a estrenar en salas, lo cual era importantísimo para el director y la productora, que defienden la experiencia colectiva de ver una película en el cine. “Nosotros somos cinéfilos -dice Bárbara-. En inglés la palabra es moviegoers, somos gente que va al cine, ¿no? Entonces es un sacrilegio pensar que tu película va a ir directo al streaming. Lo respeto, pero me duele en el alma pensar que la gente va a pararla para ir al baño”.
Para el realizador, hay una cuestión generacional que hace que para ellos ver películas en el cine sea fundamental. “Hay una nueva generación con otra impronta. La nuestra fue exclusivamente el cine. Bueno, (se ríe) también la tele en blanco y negro de 12 pulgadas, donde vimos la primera serie de Batman. Pero lo nuestro era ir al cine y eso está muy grabado en nosotros y queremos repetir esa experiencia. Es un poco triste que ahora ves a los pibes y no pueden mantener la concentración. Bueno, no todos, pero cuando vas a ver una película con mucha gente, ves que muchos sacan el móvil en el medio. Hay una falta de atención que es por culpa del exceso de estímulo. Por eso le dimos todo el estímulo posible a esta película así la gente puede concentrarse”, dice el director.
“Dejá el móvil, nene”, agrega la productora y ambos se ríen como si fueran ellos mismos unos chicos que aman ir al cine. Solo que ahora también son ellos los que hacen las películas.
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