Andy Bell, de Erasure: "No tengo vida virtual, y la verdad, no me interesa"
Consolidados como una de los artefactos pop más exitosos de las últimas tres décadas, el dúo británico Erasure logró reinventarse y evolucionar bajo coordenadas claras: un envoltorio synthpop colorido y fascinante que atraviesa modas y géneros y que contiene en su interior elementos como la música de cabaret, e inclusive, aventuras dance como "Abba-esque", un tema en el que homenajean sin prejuicios a sus ídolos de Abba.
El maridaje entre el preciso registro vocal de Andy Bell y las estructuras melódicas de Vince Clarke, con su experiencia como miembro fundador de Depeche Mode (proyecto que abandonaría tras el primer disco Speak and Spell de 1981) y, posteriormente, en el dúo Yazoo (con la cantante Alison Moyet, con el cual llegaría a editar dos discos en 1982 y 1983) derivó en un cocktail con marca registrada que ya lleva 35 años, con más de 28 millones de discos vendidos a nivel mundial.
Resulta difícil encontrar en la historia del pop contemporáneo un proyecto que lograra surfear tantos años sobre las cambiantes olas de la industria musical sin traicionarse. Simplemente subsistir puede analizarse como una proeza, más allá de cualquier valoración artística del dúo. No puede soslayarse, por cierto, que son los autores de "Oh L’ Amour", "A Little Respect", "Stop", "Sometimes", "Gimme Gimme Gimme", "Who Needs Love Like That", "Circus", "Ship of Fools" y "When I Need You". ¿Qué otro proyecto pop logró semejante batería de hits mundiales? No muchos.
Bueno, como fuera, resulta que Erasure presenta hoy un nuevo disco, luego de varios años sin canciones por estrenar. Tras la edición del álbum World Beyond, una versión remozada y orquestal de World Be Gone, de 2017, finalmente llega The Neon, su disco número 18 con el que, en cierta forma, decidieron regresar al sonido clásico de la banda. La fórmula del brebaje sónico es la imbatible combinación bailable con una voz emocional, épica, aunque incorporan algunos matices que no desdibujan su personalidad. Sucede que Erasure es Erasure y no hay injertos hip hop o lo que fuera para aggiornarse al pop 2020.
En diálogo con la nacion, desde un hotel en la ciudad de New York, Andy Bell, hace un repaso sobre la idea original de este nuevo disco: "Había ciertas ideas dando vueltas por ahí, pero pensamos que tenían que madurar. Llegamos a un punto en el que decidimos que era el momento perfecto para encarar esas maquetas y empezamos a trabajar sobre ellas. En cierta forma nos dimos cuenta que estábamos como en el medio de ser algo totalmente fuera de moda, pero que ya no necesitaba anclarse en un tiempo definido: un día en la Radio BBC4 escuché un reportaje a Chrissie Hynde, de The Pretenders, en el que decía que uno tenía que hacer lo que debía hacer. Me pareció que ella estaba diciendo lo correcto, así que hacia ahí decidimos ir, sin que nos importara la temporalidad de nuestra música".
Según Bell, de 56 años, esos esbozos iniciales comenzaron a marcar un espíritu que empezó a apoderarse de The Neon. "Nos encontramos con que queríamos recrear la excitación y la fascinación de la juventud, quizás de los 14 o 16 años, cuando uno iba a alguna disquería y encontraba algo que le llamaba realmente la atención. Por eso el título también hace referencia a todo eso", explicó. Obviamente, durante todo el disco parece pintado con una pátina vintage que, sin embargo, no desentona tanto con ciertas aspiraciones de algunos artistas pop más jovenes actuales y en la cima de los charts.
En esa elaboración, relató Bell, se pusieron a escuchar muchos de sus discos favoritos que ejercieron cierta influencia en esa etapa juvenil de sus vidas. "Básicamente volvimos a escuchar música que nos gustó desde siempre, pero con un mayor peso femenino, música de divas: Shirley Bassey, algo de B-52´s y la cantante italiana Mina", dijo. La influencia de Mina es fácilmente reconocible en toda la carrera de Erasure y, cuando se le comentó a Bell que en la Argentina fue muy conocida en los 60 y 70, quedó sorprendido, dado que no creía que fuera demasiado difundida por estas tierras.
A esta altura de su carrera, el proceso de grabación de Erasure tiene sus peculiaridades. Bell contó que las partes vocales decidieron hacerse en un estudio de Atlanta, Estados Unidos, "en un ambiente emocionante e inspirador". El resto de las grabaciones fueron diseñadas básicamente en el estudio de Vince Clarke en su casa de Brooklyn, New York, donde se mudó con su familia hace un par de años. O sea que el disco se grabó totalmente por separado. Y en casi tres meses ya estaba listo. The Neon espera su salida desde antes del fin del año pasado.
Con su trayectoria, por momentos algo sinuosa, es imposible no preguntarle a Bell sobre la actualidad del pop global. Y, al parecer, no le gusta demasiado. "Todo ha cambiado muchísimo, es un desastre. Hoy, la música, quedó separada de los artistas. Hoy las decisiones no sólo organizacionales sino artísticas pasan por personas que no son los músicos, esto afecta la singularidad del arte".
Además de Erasure, Bell se embarcó en una carrera solista con discos como Electric Blue (2005) y Non-Stop (2010). Y al margen de la música, su vida personal siempre resultó un foco de atracción. Abiertamente gay, Bell se convirtió en un verdadero ícono dentro de la comunidad LGBT. En 2004 anunció públicamente que es HIV positivo. Estuvo durante casi 20 años en pareja con Paul Hickey, que falleció, y en 2013 se casó con Stephen Moss.
En un negocio donde el papel de las redes sociales como factor de promoción y acercamiento al público tiene cada vez más peso e incidencia, la consulta a Bell de cómo hacía Erasure para adaptarse a esos niveles de exposición se planteó sola. Y, en fin, la respuesta llegó rápido: "No tengo vida virtual, me supera y, la verdad, no me interesa".
Erasure, al parecer, seguirá navegando en los bravíos mares del pop a su manera. ¿Quién podría reprochárselos?
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