Dos propuestas con su nombre: en la calle Corrientes hace Pundonor y, en otra obra, dirigida a Violeta Urtizberea
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De la renovación sustancial del teatro en los años 90 pocos nombres femeninos asomaron con tanta fuerza y talento como el de Andrea Garrote. Actriz, dramaturga, directora, docente, su aparición es fundamental. “Me interesa trabajar la idea de que de ninguna manera el teatro se riñe con los conceptos filosóficos, con las teorías, con el conocimiento. El teatro y determinados saberes tienen una conjunción interesante. Necesitamos esos cruces con la ciencia, con otros campos, desempolvar el prejuicio de que no te podés divertir si te vienen con temas complejos. Es mentira”, advierte de entrada Garrote que tiene en escena su unipersonal Pundonor, escrita e interpretada por ella y codirigida junto a Rafael Spregelburd, una dupla creativa que viene trabajando desde los años 90. Su obra se convierte en un gran ejemplo de esta convivencia, porque “la gente se ríe de Foucault que si lo pensamos es una depresión. Se ríen muchísimo al principio y después los empiezo a llevar por otras zonas”.
Claudia Pérez Espinosa es el personaje que encarna no sólo con maestría sino con un desparpajo tan excepcional que se vuelve proeza. Estrenado ya hace unos cuantos años, agotó todas las localidades que hizo, viajó por el mundo, se topó con la pandemia haciendo funciones en Chile, tuvo que suspender giras por España que hará en los próximos meses, viajará a Madrid y se estrenará en San Pablo y Roma, se tradujo al inglés y al portugués, y por todo eso, por esa emoción y efervescencia que genera se mudó del off a la calle Corrientes, a una sala grande como el Metropolitan Sura para que todo aquel que quiera ver Pundonor pueda hacerlo.
“Lo primero que me pasó, como a todos, fue algo más bien shockeante, como el inicio de un trauma. Creo que la pandemia se constituye como un trauma social, por sus características globales, por el cierre de fronteras, por la pérdida de tantas cosas, por la pérdida de derechos laborales, ni hablar de las clases, del teatro como rito comunitario. El teatro afianza los lazos sociales, lo veo mucho en Pundonor porque atraviesa con humor muchos temas que nos están afectando a todos. Y hay mucha reflexión y al reír toda esa gente junta exorciza y nos hace sentir unidos en nuestro ridículo, en nuestras desgracias, en nuestras ambiciones. Eso es muy importante, como decía el filósofo francés Alain Badiou ya en los años 90: el teatro tenía que ser un foro filosófico, de pensamiento. Y eso se acentuó muchísimo porque la arena pública está muy reactiva a cualquier pensamiento crítico. Entonces el teatro al tener la presencialidad, al no ser algo mediado, está fuera de ese mecanismo de control. Y además está el personaje que puede expresar cosas, ser criticado, juzgado, entendido, uno puede empatizar pero siempre hay una distancia que le da más desfachatez. Eso es muy necesario en este momento”.
Pundonor convierte a la platea de espectadores en un auditorio de alumnos. La profesora universitaria, doctora en Sociología, la famosa “Pérez Espinosa” está de vuelta, a prueba, vuelve al aula después de tomarse unos meses de licencia. La clase que está pronta a dar, una introducción a la obra de Michel Foucault, se interrumpe reiteradas veces, ella está incómoda, y el final es apoteótico. “Cuando retomamos las funciones, tuve la sensación de que todo lo que decía era nuevo. Foucault se pregunta qué es el saber y responde que es lo que un grupo de gente comparte y afirma que es la verdad. Y es a través de esa verdad que el poder controla nuestros pensamientos aplicando un proceso de normalización. Y esta profesora habla de que durante el cuatrimestre va a explicar cómo lo normal define lo anormal, y cómo esa línea cambia con el paso del tiempo, con la geografía, con una guerra, con una peste. Todo lo que aparecía teórico, ajeno, se encarnó tan rápido en todos que fue impresionante y me daba la sensación de estar diciendo que lo acabamos de vivir en carne propia. La teoría, de golpe, se volvió muy comprensible”, cuenta Garrote que con esta obra se ganó el premio Konex 2021 al mejor unipersonal de la década.
Y sí, todo se resignifica. Cuando Pérez Espinosa dice: “me entregué a la depresión como quien dice me merezco estas vacaciones”... ¿a quién no le resuena abrumadoramente actual?
“Cuando escribí la obra me preguntaba qué pensaría Foucault de las redes sociales que son un mecanismo enorme de orden y control. Y ahora también me pregunto qué pensaría de la pandemia. Hay tantas dimensiones perdidas en este momento mediatizadas por las pantallas. Somos una tribu dionisíaca, necesitamos la fiesta, el erotismo, la desfachatez en el uso del cuerpo. Ahora con la pandemia es feroz, estamos treinta casilleros atrás”.
La escritura para Garrote fue un refugio indispensable. Venía ya trabajando con la obra completa de Sor Juana Inés de la Cruz y se metió de lleno en esa tarea y terminó una obra gigante con 18 personajes, que necesita un gran teatro y una enorme producción que la cobije. “La obra sobre Sor Juana es una comedia que transcurre en España en ese medioevo tardío. Se va a montar en México, yo la voy a dirigir pero mi deseo profundo es que se estrene acá de todos modos así que ojalá encontremos eco”.
Además de este unipersonal tremendo, apabullante, se la puede ver en Días de gallos, la serie sobre las batallas de freestyle disponible en HBO Max. En la tira televisiva interpreta a la mamá de León (Ecko), el protagonista rapero que sin ser actor se destaca con frescura.
También Garrote dirige actualmente Una casa llena de agua, el unipersonal con Violeta Urtizberea que se trata de la primera obra de Tamara Tenenbaum. “Se trata de la escritura de su primera obra de teatro y buscó una directora, junto a la compañía Teatro Futuro, que son los productores. Me propusieron dirigir a Violeta, es una persona y artista extraordinaria, y en este trabajo está genial. La obra tiene mucho humor y también tiene partes emotivas. Es un texto que transcurre en los años 90, se trata de una niñera que estudia biología y que se mete en la casa de unos nuevos ricos y vemos lo que le pasa en ese estadio. También habla de los primeros trabajos de los jóvenes y a lo que están expuestos”.
Más allá de los muchos trabajos y proyectos en los que participa Garrote, entre los cuales hay varios en el Teatro Nacional Cervantes, dice que es el momento de hacer su comedia con muchos personajes. “Como es sobre Sor Juana Inés y su lucha por estudiar, por sobrevivir, es súper feminista. No me gusta el teatro que baja línea sino el que se hace preguntas, y en esta obra está todo puesto en cuestión”.
Para agendar:
Pundonor, sábados, a las 19.30, en el teatro Metropolitan Sura, Corrientes 1343.
Una casa llena de agua, de Tamara Tenenbaum. Viernes y sábados, a las 21; y domingos, a las 19, en el Cultural San Martín, Sarmiento 1551.
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