Amor con humor inglés
"Un lugar llamado Notting Hill" ("Notting Hill", Gran Bretaña-Estados Unidos/1999). Presentada por UIP. Fotografía: Michael Coulter. Música: Trevor Jones. Intérpretes: Julia Roberts, Hugh Grant, Hugh Bonneville, Emma Chambers, Rhys Ifans, James Dreyfus, Tim McInnery, Gina McKee y Alec Baldwin. Guión: Richard Curtis. Dirección: Roger Mitchell. Duración: 124 minutos. Para mayores de 13 años. Nuestra opinión: muy buena.
El amor, dicen, puede estar a la vuelta de la esquina. O detrás de una estantería, como lo descubre William, el librero de Portobello Road al que la vida no le ha deparado hasta ahora demasiados éxitos.
Pero el azar suele reservar este tipo de sorpresas. Un buen día el muchacho, un poco tristón desde que su mujer lo dejó por un amigo más atlético, distingue debajo de los anteojos oscuros y el vestuario sencillo a Anna Scott, la estrella de cine más famosa del mundo. Ha entrado en su librería y anda curioseando entre los anaqueles.
Discreto como buen inglés, William no se atolondra como hubiera hecho cualquier fan y hasta le sugiere algunos títulos mientras vigila por el circuito cerrado de TV las maniobras sospechosas de uno de esos rateros que nunca faltan en una librería.
Pero el azar está dispuesto a regalarle un cuento de hadas, de modo que las cosas no quedan ahí. Hay un tropiezo, un percance, una visita fugaz al caótico domicilio del soltero y un beso intempestivo de la impulsiva señorita cautivada por la naturalidad del galán. Lo que produce, claro, un alboroto en el corazón del librero, que de buenas a primeras se encuentra llegando a la íntima fiesta de cumpleaños de su hermanita del brazo de la chica más codiciada de la Tierra.
No es más que el principio de esta comedia marcada por el sutil ingenio de Richard Curtis, que se manifiesta más en el armado de las situaciones que en el alarde de diálogos chistosos, y prefiere la sonrisa a la carcajada y el encanto romántico al vértigo de la comedia disparatada.
El otro lado de la fama
El libreto de Curtis y la hábil dirección de Roger Mitchell no pierden la oportunidad de divertirse -vía Julia Roberts y Hugh Grant, dos que saben bastante del tema-, a costa de rutinas y desventajas de la celebridad internacional.
Es cierto que en algún momento ceden a la tentación de referirse con todas las letras al carácter ilusorio de la fama y al ciego amor que no hace diferencias entre el corazón de una chica cualquiera y el de una estrella de Hollywood, pero esas concesiones no disminuyen la eficacia de la comedia. En la que hay (lo mismo que en "Cuatro bodas y un funeral", anterior producto del equipo Curtis-Grant) definidos y pintorescos personajes secundarios, ambientes descriptos con breves y certeros trazos y unas cuantas escenas un poco absurdas que resultan más graciosas porque se las reconoce verosímiles.
Las entrevistas a que es sometida la estrella -incluida una que William debe improvisar disfrazándose de redactor de la revista Caballos y Sabuesos; la llegada inesperada del novio oficial (jocosa intervención de Alec Baldwin) y su secuela de equívocos son algunos de los momentos más divertidos de la película. Además, obviamente, de la situación que dio origen a la comedia: la reunión de amigos con imprevista visita estelar.
Y en ésta hay de todo, desde la hermanita que no cabe en sí de asombro cholulo y que a los tres minutos de conocer a la actriz ya supone que puede haber una buena amistad entre las dos, hasta el desdichado yuppie que, sin reconocerla, saca apresuradas conclusiones sobre lo mal que se les paga a los actores, justamente delante de una que gana 15 millones de dólares por película.
Curtis y Mitchell logran un eficaz balance entre el costado francamente risueño y la comedia romántica. Para el primero cuentan con la estrafalaria figura de Rhys Ifans, el desaliñado y aturdido galés con el que el protagonista comparte vivienda. Para todo lo demás están Hugh Grant y Julia Roberts, más que cómodos en papeles que les fueron confeccionados a medida y de los que ellos saben sacar jugoso provecho.
Y no debe desconsiderarse el aporte que hacen los encargados de animar a la simpática pandilla de amigos del protagonista: Gina McKee, Hugh Bonneville, Tim McInnery y la muy graciosa Emma Chambers.
Notting Hill y su comunidad heterogénea en democrática convivencia parece, por lo demás, el lugar inmejorable para que la gente común se codee con los ricos y famosos y para que la tradición británica reconozca los lazos que la siguen uniendo a sus emancipados hijos del nuevo continente.
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