Amira Yoma rompe el silencio: "Hace 10 años que no veo a Zulema"
Personajes.tv compartió una tarde con la ex funcionaria menemista en su modesto local de Belgrano y habló sobre cómo es su vida hoy y cuál es la relación con su familia
El local es pequeño y no da a la calle, pero no pasa inadvertido. El mobiliario blanco con detalles en verde, la cocina a la vista, las exquisiteces bien presentadas y sobre todo esa mujer de ojos penetrantes detrás del mostrador, parecen atraer tanto a fanáticos de la comida de medio oriente como a curiosos y cholulos.
Cada cinco minutos algún potencial cliente se acerca a preguntarle algo. La tratan por su nombre, aunque no la hayan visto nunca. Ella responde. Cuenta cómo están hechas aquellas empanadas, cuál es la diferencia entre tal y cual postre. Ellos agradecen, compran y se van. Otros vuelven. "¿Se acuerda de mí? Yo vine a tomar el té hace una semana con unas amigas", la sorprende una señora que intenta darse corte ante otra que la acompaña.
Amira Yoma no se acuerda y se lo dice, directamente y sin culpas. "¿Qué van a tomar?", les pregunta, para dejar en claro que ella está ahí para atenderlas, pero que la confianza, en su universo, es un valor que hay que ganarse. "La primera vez, la gente viene a verme a mí. La segunda, porque la comida es muy buena", asegura a Personajes.tv , mientras nos muestra el local de comida árabe que ella misma atiende en el Mercado de Belgrano. Hace un año y medio que la ex secretaria de Audiencias de la Presidencia se encarga junto con su marido, el periodista César "Chacho" Marchetti, de este modesto emprendimiento.
-¿Se imaginaba, hace un tiempo, que sus días iban a transcurrir detrás del mostrador de un restaurante?
- No. Mi meta era otra, aunque estudié gastronomía. Junto a mi marido tuvimos un intento fallido en España y me prometí no dedicarme más a esto. Pero "Chacho" insistió, surgió esta posibilidad y acá estamos.
- ¿Y cómo es un día en su vida, hoy?
- Estamos desde la mañana a la noche en el local. No podemos cortar el horario, porque cuando los otros locales cierran es cuando la gente come.
-¿Está enterada de lo que pasa en el país?
- Aunque parezca mentira, no veo las noticias, me acuesto muy temprano. Y el tiempo que tengo libre, lo dedico a ver telenovelas... La primera que me enganchó fue Malparida . A partir de ahí vi todas las que siguieron. Después, me desmayo. Antes no era así, yo era muy trasnochadora; me quedaba con la computadora jugando al bridge. Ahora, llego tan cansada que lo único que quiero es dormir. Por eso, me levanto muy temprano, a las seis. Y los lunes me voy a las dos de la mañana al Mercado Central a comprar las frutas y las verduras.
-¿Y cómo es esa experiencia?
- La primera vez, la gente me miraba; no sabía si era yo o no. Después, se acostumbraron y ahora soy una clienta más.
- Si uno repasa su vida podría decir que hubo muchas Amiras …
-No hubo muchas Amiras. Las inventaron. La lengua es un pedazo de carne que cada uno la mueve como quiere. A usted lo pueden poner arriba en un segundo, lo pueden bajar... La gente habla porque es gratis. Siempre fui la misma, nunca cambié.
-¿Quiénes cree que inventaron esas otras "Amiras"?
- En ciertos lugares en los que se mueven muchos intereses, cuando una persona es seria, decente y hace su trabajo bien, molesta.
-Hoy se la ve retirada de los medios, pero algunas personas de su familia siguen generando escándalos. ¿Cómo ve esta situación desde afuera?
- Siempre estuve apartada de los medios. Siempre me persiguieron y siempre los esquivé, porque muchos me hicieron daño gratuitamente. Eso en cuanto a mí; no sé a qué otras personas de mi familia se refiere.
- Usted dice que no está al tanto de las noticias, pero algo le debe llegar sobre lo que Zulema y Zulemita dicen en los medios sobre usted o Emir, por ejemplo.
- Sí, pero yo de la familia no hablo porque para mí es sagrada. El que habla, allá él. A Zulema una vez le preguntaron en una entrevista sobre mí y dijo que había que esperar a ver lo que decía la Justicia . Bueno, la Justicia ya dictaminó.
-¿No le duele la lejanía?
-La sangre no se vuelve agua. No sé qué decirle.
- ¿Y qué siente cuando escucha a Zulemita hablar sobre usted?
-No siento nada. Lo único que le diría a Zulemita es que ruegue a Dios que le dé muchos años de vida a sus padres.
-¿Y cuando se entera de sus escándalos amorosos?
-No me meto en su vida. Hace diez años que no la veo. Yo tengo a mi marido, a mi hijo, vivimos en familia, de nuestros trabajos, estamos bien. Y si tenemos problemas, los resolvemos dentro de nuestra casa. Eso es lo que me importa.
- Hace un tiempo Zulemita acusó a Emir de quedarse con la plata del seguro del accidente de su hermano. ¿Qué piensa sobre eso?
- Emir es un ejemplo de vida. Si el día de mañana yo me muero en un accidente de auto, ¿quién cobra el seguro de mi auto? Mi marido. Entonces, ¿por qué en este caso lo cobró el tío? Porque era el dueño del helicóptero. Si no, díganme dónde es y voy ya mismo a hacer la cola porque el seguro está pagando cualquier cosa. Era una sociedad anónima y Emir cobró porque tenía que cobrar. Punto. No pienso hablar más sobre el tema. Si alguien tiene algo que decir, que vaya a la Justicia. A mí me importan las cosas serias y reales. Acá me ve, mi vida es ésta: estoy cocinando, vendiendo empanadas y atendiendo a la gente en el local de un mercado municipal. Esta es mi vida. Para mí lo único que vale es mi familia, mi marido, mi hijo y mis hermanos, que son lo más honesto que conocí en la vida, sobre todo los varones, mi hermana Leyla y mi hermana Delia.
-No está dejando a muchos afuera...
-¿Lo dice por Zulema? Ella es mi hermana, lleva mi misma sangre y lamentablemente hace diez años que no la veo. Son circunstancias de la vida. No tengo mucho más para decir.
- ¿Le hubiese gustado seguir en la función pública ?
- ¡¿Después de lo que me pasó?! Yo era muy idealista y entré en política para estar a disposición del pueblo. Lo que ocurre es que la mayoría de los funcionarios piensa que el pueblo tiene que rendirle pleitesía. Hoy la gente no llega a hablar ni siquiera con la secretaria de la secretaria de algún funcionario.
- Recién unas clientas le preguntaban sobre la borra del café y usted les recomendó que no creyeran en esas cosas. ¿En qué creés?
-En Dios. Soy muy creyente.
-¿Extraña algo de aquellas épocas pasadas?
-No. Lo único que extraño es a mis padres. Daría mi vida por tenerlos de nuevo.
- ¿Y cómo es usted como mamá?
- Yo hago de mala y "Chacho" de bueno. Fui criada con mucha rigidez, no soy nada moderna; por eso no entiendo muchas cosas. ¡Mi hijo de 17 años en este momento se está tiñendo el pelo! Para mí es algo impensado. Imagínese que uno de mis hermanos, cuando yo ya era grande, no quiso salir conmigo porque usaba un jean ajustado... Tiempo después lo veo junto a su esposa, que llevaba un pantalón mucho más ajustado, le recuerdo aquel hecho y me responde: "Pero es distinto, por tus venas corre mi sangre, por las de ella no".
-Es muy fuerte el lazo con su familia.
- Sí, pero no crea que todos los árabes son iguales, ni que sólo ocurre en nuestra colectividad. Nuestros padres siempre nos inculcaron que para que nunca haya problemas, no hay que meterse en los matrimonios de los hermanos.
¿Nunca pensó en escribir sus memorias?
- Si, por supuesto que las voy a escribir.
-¿Y qué está esperando para hacerlo?
- Ojalá que me muera antes porque no le deseo la muerte a nadie, pero mi idea es escribir mi libro después de que se muera Carlos Menem; porque tengo principios y considero que donde se come no se escupe. Por eso le debo lealtad al ex presidente hasta el día de su muerte.
Fui muy investigada y no han encontrado nada extraño. Lamentablemente la vida nos jugó una mala pasada
- Al momento de este negocio, ¿tuvo miedo de cómo iba a reaccionar la gente?
- Fue un desafío. Yo soy una persona de mucho carácter, pero en los momentos más difíciles de mi vida Dios me da más templanza. A veces viene gente a provocarme y les hablo de tal manera que me terminan pidiendo disculpas.
-Y en aquel momento, ¿cómo hizo para soportar la sospecha de corrupción que había sobre usted ?
-No lo soporté. Me pasé años llorando, encerrada en mi casa. Lo que puedo decirle es que siempre he andado en la luz. Fui muy investigada, al igual que toda mi familia, y no han encontrado nada extraño. Lamentablemente la vida nos jugó una mala pasada.
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