American Pie: la pesadilla que vivió el protagonista en pleno rodaje
El actor que interpretó a Jim Levenstein contó cómo fue que debió ser reemplazado en una escena de la comedia
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La carrera de Jason Biggs no fue la misma luego de protagonizar American Pie. Su papel como Jim Levenstein en la popular comedia estadounidense consolidó su carrera y lo convirtió en una pieza clave de la cultura popular. Pero aunque el film cambió su historia personal y profesional, el actor ahora reveló que, durante el rodaje, vivió un terrible momento que aún recuerda con espanto.
Biggs comenzó a actuar cuando era apenas un niño. Debutó en televisión a los cinco años y, tiempo después, llegó a los escenarios de Broadway. Formado en actuación en la Universidad de Nueva York, su carrera tomó un giro inesperado cuando en 2012 se estrenó American Pie, una película que se convirtió en una comedia de culto y que, por su éxito arrollador, tuvo en total nueve entregas.
A pesar del suceso que significó la película, hubo un momento en la vida de Biggs en la que, de alguna forma, renegó del lugar hacia el que lo llevó el papel de Jim Levenstein. Luego, comprendió que él era parte de eso que llaman “cultura pop” y se amigó con el protagónico que le abrió miles de puertas en la industria del cine y la televisión.
Hoy, de todos modos, todavía tiene algunos recuerdos oscuros sobre la filmación de American Pie. Biggs, que integró el elenco cuando tenía apenas 20 años, llegó a la grabación de la película con nula experiencia en el estudio. “En ese momento vivía en el oeste de Los Ángeles y se suponía que debía tener un día libre completo”, le dijo el actor a Chicago Tribune. “Me sentía agotado, así que tenía que tener un día libre. Luego me llamaron y me dijeron que había un problema de horarios, así que cambiaron las escenas y necesitaban que entrara. Y yo, bueno, acepté: ‘Está bien, por supuesto’, respondí'”.
Para contrarrestar el cansancio, Biggs le pidió a su compañera de cuarto unos suplementos de zinc. “Recuerdo que dijo que esto era algo bueno para tomar si te sientes agotado. Así que tomé un poco, nunca antes había tomado zinc, y pensé que era como vitamina C, cuanto más, mejor. Realmente me sentía agotado y desanimado y necesitaba un impulso. Así que tomé algunos de ellos, no sé cuántos”, añadió.
“Empecé a manejar por la autopista 405 hasta Long Beach que, por cierto, no es un viaje corto. Y de repente comencé a sentirme increíblemente nauseabundo y pensé, ‘guau, ¿hay algo más que me pueda pasar hoy?’”, contó al medio estadounidense. “Estoy en el tráfico y las náuseas son tan intensas que, literalmente, tuve que frenar el auto en la autopista, y me asomé por la puerta para vomitar. La gente siguió manejando o tocando bocina. Nadie frenaba para ver si estaba bien”.
Las náuseas continuaron y, cada cierta distancia, Jason debía volver a frenar el auto para vomitar, calmar las náuseas y continuar. “Terminé haciendo esto tres veces en la 405 antes de finalmente llegar a mi salida. Y estaba temblando. No quiero ser demasiado asqueroso, pero esta fue mi primera experiencia con la bilis del estómago. Ya no vomitaba comida porque no había comido nada, así que era esta baba verde fluorescente la que básicamente forma parte de tu estómago. Estás vomitando tu estómago. Me dan ganas de vomitar con solo recordarlo”.
Por ese entonces, no existían los GPS, por lo cual Biggs se guiaba por una guía de papel que tenía en el auto. Desconcertado por la descompostura, tomó varios desvíos y tardó mas de lo esperado en llegar al estudio. “Finalmente llego al set, estaciono mi auto y me tropiezo con mi remolque”, contó. “Y un asistente me vio y me dijo: ‘¿Qué está pasando?’. Y yo dije: ‘No puedo, no me siento bien’, y entré en el trailer y comencé a vomitar más y más”.
En ese momento, la producción pidió la asistencia de una médica que se acercó al lugar. “La doctora vino y le dije: ‘Me estuve sintiendo mal y ni siquiera puedo ponerme de pie’. Así que cambiaron el horario y filmaron una escena en la que no me necesitaban. Pasaron un par de horas y todavía estaba muy enfermo. La médica empezó a tratar de averiguar qué estaba pasando y me dijo: ‘¿Tomaste algo?’ Y yo le respondí: ‘Sí, tomé un poco de zinc’. Y ella dijo: ‘¿Cuántos?’. Y yo dije: ‘No sé , ¿unos pocos? Quería sentirme mejor’. Y ella se horrorizó. En ese momento, la profesional médica llamó al control de intoxicaciones. “Se quedaron conmigo toda la tarde, mientras yo transitaba esa desintoxicación”, contó Biggs al Chicago Tribune.
Según relató el actor, la producción se portó muy bien con él y lo cuidaron durante toda la tarde. “Fueron muy dulces, pero tuvieron que seguir adelante sin mí, ¡le dieron mis líneas a los otros dos actores que estaban en la escena!”, relató. Finalmente Jason comenzó a sentirse mejor y, quince horas después, cuando llegó a casa esa noche, no entendía nada de lo que había ocurrido. “Así que ahora hay una escena en American Pie, es como al comienzo de la película, donde Finch y Kevin están afuera jugando al mini golf frente a la escuela, y se suponía que yo debía estar en esa escena. Con un montón de diálogo. Pero terminé siendo eliminado porque estaba en mi remolque vomitando bilis en mi estómago“.
Tal cual le explicó la médica luego, Biggs se había envenenado. “Y este no fue mi peor momento solo porque estaba enfermo. Fue porque esta era mi primera gran película. Sabía que esta era una gran oportunidad para mí y me tomo el trabajo muy en serio. Obviamente, todos nos lo pasamos genial haciendo esa película y nos divertimos, pero yo sabía lo que estaba en juego aquí”, manifestó. El actor explicó que por esa razón se sintió muy angustiado al descubrir que debían filmar sin él. “Así que además de sentirme físicamente horrible, estaba realmente avergonzado. Incluso al día siguiente pensé, ¿realmente filmaron esa escena sin mí? Fue como, espera un minuto, ¿soy totalmente prescindible aquí? ¡Pensé que era parte integral de esta película! ¿Y si hubiera sido el día en que quisieran filmar la escena de la torta, hubieran hecho que alguien más se tirara el pastel?”, bromeó Biggs.
Tras transitar la desagradable experiencia, el protagonista de American Pie aprendió dos cosas. La primera, evitar la automedicación y, en particular, el zinc. “No volví a tomar zinc en mi vida. Me lo ofrecieron, no quiero ni acercarme, quedé traumatizado”. La segunda, fue una lección que aprendió sobre su trabajo como actor en la industria audiovisual. “Creo que la conclusión es que cuando estás filmando una película o un programa de televisión, hay presupuestos y limitaciones de tiempo y se harán ciertas cosas para hacer avanzar la producción. Hay una solución para todo y eso podría significar que filman la escena sin ti y no puedes tomártelo como algo personal“, cerró.
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