Desde que la revolución del mp3 y el streaming terminó de romper definitivamente el lazo material de los oyentes con la música , la manera de relacionarse con los artistas y sus canciones se volvió pura y exclusivamente digital. Datos, bytes, o simples ceros y unos, todos amontonados en una nube intangible de acceso más o menos arancelado.
El cambio, como todo lo que lleva algo de internet en su fórmula, fue rápido y voraz. Ya no recordamos cómo hacíamos para escuchar nuestra canción favorita antes de que exista YouTube. Ni siquiera cuánto tiempo demorábamos en encontrarla en nuestra memoria para poder reproducirla. Sin embargo, mientras la digitalización comenzó a avanzar a paso firme, un submundo resistió y sobrevivió a la vorágine a fuerza de pasión y alta fidelidad: los coleccionistas de vinilos.
Hoy ya no nos parece extraño que convivan en el mismo planeta el pequeño círculo verde de Spotify y el enorme círculo negro de los discos de vinilo. Con las ventas de CD en decadencia constante, el streaming y el vinilo representan la única ganancia de la industria. Y los más optimistas auguran que la tendencia seguirá en alza durante los próximos años. Pero a los coleccionistas les importa muy poco el auge o el declive, es que su búsqueda va por otro carril. Y aunque se trate de un hobby caro y complejo, cada vez más fanáticos de la música se vuelven adeptos al culto del vinilo.
Primeros pasos
Antes del disco hay que ir por el soporte. De nada vale tener la edición original de un clásico si no se cuenta con un buen equipo para reproducirla. Es decir: una bandeja, un amplificador y un par de parlantes. Es cierto que hay otras opciones en el mercado, como esas valijas muy simpáticas y estéticas (marca Crosley o Vinyl Styl) que cosechan cientos de likes en Instagram pero que, en su gran mayoría, arruinan las mejores piezas de colección. Aunque puede ser una alternativa económica para empezar (rondan entre 3000 y 4000 pesos en disquerías o casas de electrodómesticos), los expertos recomiendan apuntar a las casas de compra-venta, mercados de pulgas o internet para desempolvar las viejas bandejas de la abuela (como las Winco, a las que se les puede poner una púa nueva), o aquellas que venían arriba de los equipos de audio de los 80 (Sony) que también incluían radio y casetera.
Una vez que el equipo está completo se puede ir por la materia prima: la música. Entonces, ¿cuánto hay que gastar? Paco Gallardo, el dueño de Exiles Records (Honduras 5270, Palermo), explica que establecer un precio promedio de un disco "es tan difícil como ponerle un precio a un auto: hay variedad de estilos, estados y otros muchos factores. Tenés desde 5 pesos hasta 5000. Y mucho más también", asegura.
En el local de Paco, un disco nuevo editado en Argentina o en el exterior cuesta alrededor de 1000 o 1500 pesos. Un precio similar a los que se pueden encontrar, por ejemplo, en el puesto 36 del Parque Centenario, comandado por Leonel Lydon, ubicado en uno de los rincones claves de la ciudad para encontrar nuevos y usados. Claro que también se pueden comprar discos a través de internet, como ocurre en la fanpage de Facebook Joey Records, que dirige Juan de manera prácticamente full time. O en algunas de las tantas ferias de compra y venta vinilo que pululan por la ciudad y sus alrededores, como la que organiza mensualmente el músico y DJ Martín Garrido en San Telmo.
Para empezar a adentrarse en el fascinante mundo de los vinilos hay una puerta ineludible: estos personajes apasionados para escucharlos, hacerles preguntas, pedirles recomendaciones, confiar en sus criterios y consejos, e invertir horas y horas en hablar de música. Solo de esa manera aparecen los tesoros que, tarde o temprano, van a terminar ocupando un lugar de privilegio en tu colección.
Coleccionismo
El crítico inglés de música Simon Reynolds le dedica unas cuantas páginas al coleccionismo en su libro Retromanía (Caja Negra), y lo hace en términos que asustan un poco. "Anhelo constante", le llama a esa sed por coleccionar de manera compulsiva, y cita al filósofo alemán Walter Benjamin para hablar de una segunda fase "obsesiva" –la primera se da en la infancia– del coleccionismo, que ocurre principalmente en "los varones en su cuarta década de vida".
Más allá de las edades y las intensidades de cada uno, los vendedores de discos de vinilo tienen ese doble rol de comerciantes y coleccionistas obsesivos que muchas veces termina en un gris indefinido. "Al coleccionista siempre le va a doler vender", asegura Leonel del otro lado del mostrador en su puesto de discos. Él se asume como coleccionista y –"lo que es peor aún", dice– acaparador. "Es cuando ya ni abrís los discos y los seguís amontonando. Cuando tenés tres o cuatro copias del mismo pero en diferentes ediciones. Ya se pierde el momento de poner un disco, los terminás apilando", confiesa.
Para Leonel, "el coleccionista es el que ya tiene 20 años de coleccionar. Ese que busca la pieza justa para completar su colección, esa edición que venía con el flexidisc o aquella que tenía el poster". Él se especializa en el género pospunk y recibe a un público heterogéneo en el Parque Centenario. Está el que no tiene idea lo que es un disco y solo se acerca para curiosear, y está el verdadero apasionado en la materia. "El coleccionista va a venir, va a mirar todo, va a abrir el disco, va a revisar el número de matriz que aparece grabado en el centro del disco. Y el que no es coleccionista por ahí se va a llevar cualquiera, el que más le guste, porque solo quiere escuchar la música", sintetiza.
Juan, de Joey Records, reconoce que "cuesta desprenderse" de algunos discos. "Todo coleccionista tiene el afán de tener, no hay un día que no tenga la necesidad de incorporar algo nuevo –explica–. Muchas veces tengo esa abstinencia y por ahí voy a lo que estoy vendiendo, me agarro uno y me lo guardo. Solo para sentir que tengo algo nuevo".
¿Y el límite? Juan sabe que hay discos de su colección que nunca va a vender "por nada en el mundo". "Mis colecciones de los Ramones, de Pink Floyd, de Queen, son intocables. Tengo la necesidad de saber que están en mi casa. Los discos que dejo ir son los que no me marcaron tanto, esos que no fueron parte de la banda de sonido de mi vida".
Para los que recién empiezan en esto, Paco Gallardo tiene un consejo: no hay que volverse loco. "Tengo un umbral que es el que recomiendo a todos y es disfrutar siempre. Cuando el coleccionismo te trae amargura, cuando te volvés loco, ya pierde el sentido. Tiene que estar la satisfacción del tiempo y dinero dedicado".
Fidelidad sonora
Martín Garrido empezó a coleccionar vinilos de casualidad. En el 2000, cuando todavía iba a la escuela, se compró en una galería de la avenida Santa Fe Machine Head, de Deep Purple, con la plata que le habían dado para el almuerzo. "Me salió 3 o 4 pesos nomás, todavía no estaba la fiebre por el vinilo", recuerda. Hoy es DJ y pasa música en bares (es residente en Berlina de San Telmo) y recitales, exclusivamente en ese formato.
"El fetiche existe y soy cultor del vinilo. Me gusta el tamaño de las tapas, relacionarme físicamente con la música. Todavía me impresiona esa tecnología que hoy puede parecer hasta burda, porque es una aguja pasando por surcos. Es increíble, lo miro y no lo entiendo todavía. A nivel fidelidad sonora hay un poco de mito y otro mucho de realidad. Hay ediciones que realmente suenan increíble, es un audio que no encuentro en ningún otro formato. Los discos de los 60, por ejemplo, son impresionantes porque se invertía mucho en tecnología y se lograban cosas únicas", explica.
Entonces, la pregunta del millón: ¿se escucha mejor? Leonel Lydon tiene una respuesta: "Vos ponés un CD y sabés que tiene mucha compresión de audio. Ni hablemos del mp3, obvio. Cada vez va a ser más comprimido el sonido y vas a terminar escuchando todo redondo. En cambio, te ponés un vinilo, algo de los 70 si querés, tipo CAN, Kraftwerk, ¡y escuchás cosas por todos lados! El artista quiso que salga así: que la guitarra suene así, que el bajo suene así. Es el concepto artístico que tuvo el músico para hacerlo".
Para Paco, de Exiles, la diferencia está en lo que busca cada persona: "Hay gente que se basa solo en lo que tienen que escuchar, solo en disfrutar de la grabación. Y hay gente que se fija más en la parte más mística, en que no haya ceros y unos entre vos y la música. Hoy en día es muy difícil que no haya una etapa digital en un disco nuevo, aunque sea de los artistas más grosos. Depende del oído de cada uno y de los equipos que tenés para escuchar. Lo que siempre digo es que no vas a comprar el jamón crudo de 20 mil dólares y ponerle pan duro. Si tenés un equipazo, empezá a volverte loco. Hay diferentes tipos de personas que se meten en esto: el que quiere ir a fondo, que quiere entrenar su oído y gastar mucho dinero, y está el que quiere una experiencia estándar".
Cuando era chico mis papás no podían darme todos los gustos así que lo mío era el casete, solo de vez en cuando algún vinilo
Nostalgia
Juan armó la fanpage Joey Récords en Facebook con la simple excusa de ampliar su colección de discos. "Cuando era chico mis papás no podían darme todos los gustos así que lo mío era el casete, solo de vez en cuando algún vinilo", recuerda. Todo cambió cuando, hace cinco o seis años, un amigo lo llamó para ofrecerle la colección de discos del padre "porque le ocupaban mucho espacio en la casa".
"Cuando fui a buscarlos, me di cuenta de que había muchos discos que yo no quería para mí. Entonces los publiqué en Facebook, en la página Club oficial de coleccionistas de vinilos de Argentina y se empezaron a vender. De alguna manera tuve que decidir qué hacer para empezar a comprar vinilos y que no salga de mi presupuesto mensual, porque la verdad que es un objeto caro. Me puse a canjear y a vender discos usados con el único propósito de comprarme mis discos. De volver a tener los que tuve en algún momento y vendí, o los que nunca pude tener", relata Juan.
Su página se llama Joey Records por el cantante de los Ramones, Joey Ramone, reconocido por su afición a coleccionar discos. "La pasión que tenía por la música era tan importante que le dio su vida", asegura Juan, que ahora también organiza la feria "Locos por el vinilo" en Olivos.
"La página pasó de ser un proyecto de un par de horas al día a convertirse en algo muy importante para mí. Siento mucha pasión por rescatar esos objetos que se perdieron en el tiempo y volverlos a poner en uso. Y que las nuevas generaciones las escuchen. También me escriben las personas que ven esos discos que tenían de pibes y es impagable el entusiasmo que les genera reencontrarse con esos objetos. Tener ese disco en la mano los lleva 30 años atrás, es un viaje en el tiempo que va más allá de apretar un botón y escuchar cómo suena", explica.
Algo similar cuenta Paco Gallardo, que le puso Exiles Records a su disquería por el álbum clásico de los Rolling Stones, Exile on Main St. "Es un gran momento de la música en vinilo. Somos los especialistas de la ciudad en materia de hip hop y neo-soul, y eso trae un público totalmente nuevo –explica Paco–. Compramos y elegimos todos los discos que sirven para samplear, los clasificamos y recomendamos. El productor joven que quiere hacer música con discos ya sabe que tiene una parte solucionada. Por otro lado, yo personalmente soy fanático de los 70 y de la base de todo eso. El blues, el jazz, el soul, toda la música cósmica que conquistó el planeta. Me encargo personalmente de todo lo clásico que no puede faltar en el local. Me ocupo de los locos que no quieren el disco nuevo, que buscan la misma copia que tenían a los 20 años y en el mejor estado posible. O que quieren comprar eso que de chicos nunca pudieron tener", explica.
Recomendado por expertos
Paco Gallardo de Exiles Records tiene sus tips a la hora de qué: "No te agarres de una edición cara esperando un sonido porque depende del origen, de la fábrica, del tipo de prensado. Te podés llevar decepciones, sobre todo en los nuevos. Tené en cuenta la púa y la cápsula, ahí está el 90% de la magia. Si tenés discos excelentes pero estás mal de púa o la tenés gastada, vas a arruinar tus piezas de colección. Si escuchás discos de 1000 pesos en una bandeja Crosley de púa de cerámica lo vas a destruir en uno o dos años".
Martín Garrido, DJ y músico, también tiene un consejo a mano: "Hay que sacarse de encima ese halo audiófilo de ‘soy un millonario y tengo el mejor equipo del mundo’. Bueno, yo no, pero puedo disfrutar como cualquiera de un disco. Para encontrar buenos discos recomiendo bajarse del nombre de la banda. Los clásicos siempre van a ser caros, en cambio si vas por los desconocidos y te dejás llevar por la tapa, o por el nombre del productor que sabés que es bueno, o porque hay un músico sesionista que conocés, es interesante investigar por ese lado. Lo bueno es llegar a tu casa, ponerlo y que te sorprenda".
Leonel Lydon, del Parque Centenario, suelta su versión: "Es complicado empezar a coleccionar vinilos porque es un hobby cada vez más caro. No es lo mismo alguien con cierto poder adquisitivo que un pibe de 16 años que quiere el disco para sacarse una foto para las redes sociales. Primero hay que tener un buen equipo, eso es clave. Y después, nadie va a gastar 800 o 1000 pesos en un disco que nunca escuchó. Tenés que conocer el disco y saber que te gusta para hacer la inversión. Saber lo que te estás comprando".
Juan de Joey Records no coincide con la idea instalada de que "el disco bueno es el disco caro. No creo que sea tan así. Para mí también son gemas los discos de música western que valen dos mangos pero que me sacan una lágrima cada vez que los pongo, porque me hacen acordar a los Sábados de Super Acción, a esas tardes que pasaba con mi viejo viendo películas de pistoleros".
Disquerías
Abraxas. Galería 5ta Avenida, Santa Fe 1270, Recoleta.
Exiles Records. Honduras 5270, Palermo
Jarana Records, Soria 5125, Palermo
Cactus Discos, Uruguay 290, microcentro
Miles Discos, Honduras 4969, Palermo
Ferias de vinilos
Feria del Parque Centenario. Sábados, domingos y feriados (entrada por Av. Lillo y Leopoldo Marechal)
Locos por el Vinilo. Sábado 8 de diciembre en Cao Bar (avenida Maipú 3122, Olivos)
Feria de vinilos en Berlina Buker. Sábado 15 de diciembre (Estados Unidos 352, San Telmo)
Feria Musicono Discos. Domingo 16 de diciembre en La Birrería (Honduras 5616, Palermo)
Temas
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